En Irigoyen Freyre asoman los adoquines. Es un tramo de tres cuadras, entre San Martín y San Luis, en el microcentro santafesino. Tiene gran cantidad de baches y ondulaciones del asfalto.
Es un tramo de una de las principales calles que conectan de este a oeste. Asoman los adoquines. Y el suelo tiene ondulaciones peligrosas.
En Irigoyen Freyre asoman los adoquines. Es un tramo de tres cuadras, entre San Martín y San Luis, en el microcentro santafesino. Tiene gran cantidad de baches y ondulaciones del asfalto.
Los “manchones” por los que asoman los adoquines se llenan de agua de lluvia y esconden las imperfecciones del suelo a los conductores desprevenidos, que arruinan sus coches por sólo transitar en el pleno centro capitalino.
Con el paso del tiempo crecen y cada vez son más grandes, a punto tal que se dispersan en la zona de cordones, pero también en el centro de la calle, haciendo casi imposible esquivarlos.
Por ello hay que atravesarlos con precaución. No se trata únicamente de bajar la velocidad en un sector de la ciudad donde rige una máxima de 30 km/h, sino de poner el coche en punto muerto y arrancar de cero, con lo que ello acarrea al tránsito en términos de embotellamiento, sobre todo en horas pico.
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