Miércoles 20.4.2022
/Última actualización 1:19
Los tradicionales bailes del club Villa Dora provocan descontrol en el barrio y distintos hechos de inseguridad, que cada vez son más graves. La semana pasada una balacera ocurrida en los alrededores del club ubicado en Ruperto Godoy al 1200 -casi Güemes- dejó a tres heridos. Ese fue el detonante para que los vecinos reclamen ahora una respuesta a las autoridades. Y enumeran una serie de conflictos que impiden la normal convivencia en el barrio.
Un domingo por la noche en Villa Dora hay baile. Lo mismo sucede las noches previas a un feriado. Las calles de barrio Sargento Cabral, de avenida General Paz hacia el Este, se llenan de autos. Muchos estacionan en cualquier parte. Literal. Los dejan sobre los canteros, frente a las cocheras particulares, a donde encuentran un lugar libre. Los "trapitos" que llegan al barrio cada domingo en busca de su changa exigen la paga para el cuidado y generan tensión. "Si no les das, te lo rompen", dice Ricardo, un frentista de calle Ruperto Godoy. Esa tensión se da no sólo entre los asistentes. También con los vecinos del barrio -que es residencial-. Todos ven su vida alterada por el baile. La música resuena.
La última balacera ocurrió durante la madrugada del pasado 15 de abril. Dos mujeres y un hombre fueron heridos y terminaron internados en el hospital José M. Cullen. Un orificio de bala terminó en el portón de una vivienda particular. "El vecino de la esquina tuvo que meter a los chicos debajo de la cama", cuenta Gladis, una vecina. "Cuando hay baile en Villa Dora, el barrio tiembla de miedo".
"Esto ya es cualquier cosa", agrega Guillermo, otro vecino que vive con su familia a metros del club. "A mi me exigen plata para estacionar frente a mi casa. A veces me estacionan en el acceso a la cochera. Hasta me llegaron a amenazar con un arma blanca. Están sacados".
Adentro de cada vivienda hay familias que no pueden dormir. El lunes hay que trabajar o ir a la escuela. "Y no faltan los que te mean la puerta de tu casa", se queja una vecina, mientras barre la vereda, con las primeras luces del sol de este martes por la mañana. Y apunta: "Lo de la semana pasada no es la primera vez que sucede. Ya hubo otros tiroteos".
Guillermo Di Salvatore Alarma comunitaria. Eso dice el cartel con el logo municipal, ubicado en la esquina del club.Alarma comunitaria. Eso dice el cartel con el logo municipal, ubicado en la esquina del club.Foto: Guillermo Di Salvatore
Ahora es de día y el contraste es grande. No parece que allí suceda todo lo antedicho. El club recibe a diario a cientos de niños, niñas y adolescentes que llegan a practicar deportes. Cumple una función social muy grande en la zona. El primer equipo de voley femenino compite a nivel nacional y es el orgullo de la ciudad. Fue campeón argentino y representó al país en tres campeonatos sudamericanos. La institución cuenta con vestuarios de primer nivel, un departamento para alojar a las jugadoras de voley y una gran infraestructura en crecimiento. Pero todo esto parece empañarse por la tensión que genera hoy el baile.
Estos bailes son una tradición. Durante gran parte de la segunda mitad del siglo pasado eran con orquestas típicas, iba la familia y el dicho popular era que a "Vildoré" -como le decían- las madres entraban gratis. Esa romántica nostalgia se empañó con los últimos sucesos policiales.
"El lunes nos recibieron las autoridades del club", cuenta Guillermo. "Nos prometieron que van a pagar ocho policías adicionales para brindar seguridad cada vez que haya baile", dice. "Va a haber dos por cuadra", detalla. "Pero nosotros queremos que no haya más bailes, que los trasladen al predio que tienen en Monte Vera, porque no se puede más". El predio es un club de campo que tiene la institución.
Pareciera ser que los recursos económicos que ofrece la realización de los bailes son importantes para la institución que no quiere dejar de organizar este tipo de eventos sociales. "Sin los bailes el club es insostenible", dice Alcides Ambroggio, su vicepresidente. "Con estos recursos hacemos frente a todo, le pagamos los sueldos a los 38 entrenadores, costeamos los viajes de los diferentes equipos en cada categoría, son 900 chicos, y mantenemos la infraestructura. Con una cuota societaria de $ 200 sería imposible afrontar estos gastos".
-¿Cómo piensan contener la situación planteada por los vecinos?
-Vamos a agregar ocho policías adicionales en las calles que rodean el club, a los que se les suman otros 12 policías que custodian adentro del club y 10 empleados de seguridad privada -detalló Ambroggio-. Lo que sucedió la semana pasada fue un hecho puntual y nos vamos a ocupar de que no vuelva a suceder. Era gente que no viene habitualmente al baile -dijo.
-Los vecinos pretenden que los bailes se realicen en el predio de Monte Vera, ¿es factible?
-No, es imposible. Imaginate que acá trabajan ad honorem unas 20 personas que sostienen la institución. Este baile es patrimonio de la ciudad declarado por el Concejo Municipal. ¿Cómo hacemos para trasladar todo allá?
Tras reunirse con las autoridades del club, los vecinos le pidieron otra reunión a la Municipalidad. Este martes los recibió en la sede del ex Prado Español la Coordinadora del distrito Este, Florencia Pinatti. "Nos dijo que va a elevar el reclamo al área de Control", según dijeron los vecinos. "No más que ello".