Por la crisis, cayó 40 % el consumo en los bares de Santa Fe: evalúan reducir horarios
Los incrementos en las tarifas de gas, luz y agua más la inflación, inciden fuertemente en el rubro.
Cada vez menos asistentes se ven en los bares de la ciudad. Incluso en la zona de barrios Candioti Norte y Sur, se puede notar que varios de estos locales han cerrado sus puertas. Crédito: Manuel Fabatía
La devaluación del peso, la inflación y la retracción de la gente respecto de sus finanzas domésticas -tras los drásticos cambios económicos a nivel nacional- están repercutiendo severamente en un rubro que tuvo su “época dorada”, y que se agigantó con un título que supo defender durante décadas en Santa Fe: el boom gastronómico. Hoy, los bares de esta capital sufren una caída en el consumo del 40 % promedio.
Este panorama crítico no pasa únicamente aquí. Según el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del Indec, el nivel de actividad en bares -también se computan restaurantes- viene registrando desde enero una significativa caída en el nivel de concurrentes, que oscila entre el 20 y el 50 % promedio a nivel nacional.
Algunos arriesgan un panorama aún peor. La caída del consumo en estos locales es tan serio que puede establecerse cierto parangón con la época pandémica. “Para nosotros, enero y febrero estuvieron, en la provincia de Buenos Aires, menos mal de lo esperado. Pero marzo y abril fueron los más difíciles”, había declarado a un diario porteño Daniel Prieto, de la Asociación de Restaurantes, Confiterías y Cafés.
De la euforia a la retracción
Cabe recordar que cuando se levantaron totalmente las restricciones por el Covid-19, empezó a verse una suerte de euforia colectiva en la ciudad: gentes de todas las edades volvieron a copar las cafeterías, las heladerías, los bares, pubs y restós (incluso los drugstores). Esa etapa fue volver a ver la luz al final del túnel para el rubro, por largos meses sin poder abrir sus puertas debido al coronavirus.
Los tarifazos y las cargas tributarias, otros factores de incidencia de la caída en los clientes. Crédito: Manuel Fabatía
Pero ahora, aquel repunte se empantanó. Esa caída del 40 % del consumo puntualmente en los bares de esta capital, hay que sumarle que en algunos casos llega al 60 %. Impactan en el funcionamiento de los locales gastronómicos los incrementos de las tarifas de luz, gas y agua; los alquileres; los costos sociales (empleados), las subas de los productos de elaboración, más las cargas impositivas.
Diagnóstico
“La situación es realmente crítica. Según los datos que tenemos al mes pasado, estamos en un 40 % de caída del consumo. En algunos locales, ya se está llegando al 60 % de menos asistentes o comensales, que son aquellos a los que más les está impactando la suba de la electricidad”, le explicó a El Litoral Maximiliano Chiarelli, presidente de la Cámara de Bares de Santa Fe.
Como se dijo, la situación de estos locales se complica por los importantes incrementos en electricidad, agua y gas, además de los alquileres. Pero hay otro elemento de incidencia: el 50 % de la actividad de un bar se va a los proveedores.
Eso explica, a la par de la caída en el consumo, por qué la rentabilidad está cayendo tanto en el rubro bares. “Hoy, muchos bares están saliendo derechos, con suerte”, añadió.
El referente dio un ejemplo gráfico: aquellos bares de escasa o mediana escala, es decir, que no tienen mucho volumen de venta, tienen entre gas, electricidad y alquiler, más del 25 % de su facturación. Hay un 25 % de cargos laborales (empleados) y un 50 % de pagos a proveedores. Ahí hay un 100%.
Así se veían los bares y cafeterías del país en plena pandemia. Hay quienes comparan la actual situación del rubro con lo que ocurría en 2020. Crédito: Archivo El Litoral
Pero aquí quedan afuera impuestos provinciales y municipales (como Drei), IVA, agua, etcétera, arreglos eventuales o mantenimientos del local.
¿Y el personal?
-Ante esta situación, ¿ya hay suspensión o despido de personal, como mozos, camareras, cocineros, etcétera?, consultó El Litoral.
-Vamos a hacer todo lo posible para no suspender ni echar personal. Sí estamos analizando implementar una reducción horaria. Cerrar más temprano, a las 23 horas por ejemplo. Eso impacta en los bolsillos no sólo de los empleados, sino también de los empresarios. Pero de momento, sería una medida transitoria para evitar despidos.
Sería bueno contar con un poco de acompañamiento externo para atender esta situación crítica. Por ejemplo, si al dueño de un bar le llegan 1,5 millones de pesos sólo de luz, ¿cómo hace para seguir? Quizás una tarifa diferencial al menos por un tiempo sería una ayuda importante.
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