Al menos tres hombres, uno de ellos con muletas, pernoctan desde hace dos meses en el hall de ingreso a la Basílica de Guadalupe. Reclaman asistencia social y una solución habitacional para sus vidas. La situación preocupa a los vecinos y autoridades eclesiales.
“Vinimos acá porque por problemas familiares nos echaron de donde vivíamos, así que no nos queda otra que quedarnos en la calle”, dice uno de los hombres que desde hace dos meses duerme a la intemperie, en uno de los barrios residenciales más caros de la ciudad. La postal es la misma que se puede ver en otras zonas de la ciudad, a donde hay otra gente que también vive en la calle. Es un drama social que esconde en cada historia una faceta distinta. Y duele.
El hombre de las muletas tiene un tobillo lastimado. “Hace cuatro años me pegaron un tiro cuando me quisieron robar la moto”, dice. “Me operaron varias veces pero quedé así”, dice, y se señala la pierna, que además está tatuada como gran parte de su cuerpo. “Acá viene gente a traernos comida o nos ayudan con plata, pero lo que nosotros queremos es que nos den a donde vivir, porque más bajo no podemos caer”, dice, y cuenta que “es la primera vez” en su vida que vive en la calle. “Si nos llevan a la cárcel de Las Flores o a Coronda, tenemos techo y comida”, ironiza. “Pero si nos lleva la policía a las seis horas salimos y yo vengo y me encadeno acá hasta que me den una solución”, amenaza. “Ya se lo dije al cura”.
Una respuesta
Desde la Basílica optaron por no brindar ningún tipo de declaraciones sobre la situación que están atravesando. Les abrieron las puertas de los sanitarios para que los puedan utilizar y aguardan que los organismos del Estado sean quienes se ocupen en dar respuesta a esta gente en situación de calle.
En el mientras tanto, la feligresía se divide entre quienes se solidarizan con los tres hombres y los asisten con alimentos, y quienes le advirtieron al párroco Olidio Panigo que no van a ir más a misa “hasta que esta gente se retire”, dicen, “por seguridad”. También se quejan porque por las noches “se siente el olor a plástico quemado, porque queman basura”, dicen en el barrio.
De la plaza a la Basílica van los hombres que piden ayuda. Flavio Raina.
La gente en situación de calle en la ciudad de Santa Fe vive un drama diario. Son personas que han perdido su hogar y sus medios de vida, y se ven obligadas a vivir en las calles, en condiciones de extrema vulnerabilidad. Están expuestas a enfermedades, violencia y discriminación; sin acceso a la vivienda, alimentación, salud y educación.
El drama de la gente en situación de calle es un reflejo de la desigualdad y la exclusión social que existe en Argentina. Es un problema que requiere de la atención y la acción de todos los sectores de la sociedad.
Uno de los rumores que rondan las calles de Guadalupe es que los tres hombres en cuestión podrían estar vinculados a algún tipo de conflicto social con otros. Incluso hay quienes se animan a decir que serían motivos narcos. Lo cierto es que hasta el momento los tres hombres siguen allí, durmiendo en la puerta de la Basílica de Guadalupe, como esperando el milagro.
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