De la Redacción de El Litoral
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Fue lo único que dijo la joven santafesina al llegar en colectivo a la ciudad. No quiso hacer declaraciones.
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La guardia periodística llegó ansiosa a la terminal de ómnibus varios minutos antes del colectivo con salida de Rosario que traía a Candelaria Chari (23), la joven santafesina que estuvo en el trágico recital del “Indio” Solari en la ciudad de Olavarría, y de la cual se desconoció su paradero hasta este mediodía.
Había dudas sobre el horario exacto de su arribo, y la ansiedad de los cronistas y movileros iba en aumento. Dos empresas de micros hacen viajes Rosario-Santa Fe y viceversa, y por eso la confusión no se disipaba. El trascendido era que llegaría a las 18: el último colectivo que salió de la ciudad del sur hasta la capital tenía horario de llegada a las 18.20. “Tiene que ser ése”, dijo uno de los camarógrafos, que movía su cámara buscando alguna toma que le sirviera.
Finalmente, llegó el colectivo. O mejor: llegaron dos a la misma hora. Más confusión. ¿En cuál de los dos estaba Candelaria? Hasta que la joven pudo ser identificada en una de las butacas de adelante del segundo micro que llegó. La esperaban unas amigas, su hermano y otra mujer mayor. La joven bajó del colectivo y se cubrió el rostro con un pañuelo: tenía gafas oscuras, un jean claro con manchas de barro a la altura de las pantorrillas y una remera de Patricio Rey, la banda mítica de Solari.
La escoltaron hasta la salida sus amigas y familiares. Dos periodistas la “corrieron” tratando de obtener de ella alguna declaración sobre su estado y la experiencia vivida en el trágico recital de Olavarría donde murieron dos personas. “Estoy bien”, dijo yéndose a paso acelerado por la entrada principal de la terminal. Y fue lo único que dijo.
Se subieron a una moto ella -aún ocultándose el rostro con el pañuelo y las gafas-, su hermano y la señora mayor. Su hermano, desde la moto, saludó a los periodistas que se quedaron con las preguntas en la boca.