Florencia Arri
El proyecto se trató dos veces en la Legislatura pero perdió estado parlamentario. Los profesionales consideran que es urgente.
Florencia Arri
Twitter: @florarri
Unos setenta profesionales de toda la provincia, nucleados en la Asociación Santafesina de Biotecnología (ASB), piden que se vuelva a tratar el proyecto de ley para la creación del Colegio de Biotecnólogos de la provincia de Santa Fe.
Son más de 400 profesionales egresados de las licenciaturas de las universidades nacionales del Litoral (UNL) y de Rosario, muchos de ellos en ejercicio. Bregan por una ley que regule el ejercicio profesional de una actividad que exige título universitario y que se aplica “en la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades, en la elaboración de productos alimenticios, en el mejoramiento de los cultivos y del medio ambiente” y dispone la creación del colegio respectivo con sede en Santa Fe y una delegación en la ciudad de Rosario.
“El problema es que, al no contar con un Colegio, la provincia no reconoce la profesión y no podemos firmar ni avalar los procesos en los que intervenimos, algo que cualquier otra profesión puede hacer, pero nosotros estamos inhibidos”, explicó Nora Uberti Manassero, licenciada en Biotecnología y Dra. en Ciencias Biológicas, quien preside la ASB.
“Actualmente, al trabajo que realizamos los termina firmando un bioquímico, un farmacéutico o un agrónomos”, explicó el licenciado en Biotecnología Cristian Paillet. Es quien integra el Consejo de la Facultad de Bioquímica como representante del claustro de graduados, y trabaja en laboratorio de cultivos celulares en una empresa de biofármacos de la ciudad. “En las empresas hay profesionales de otras áreas que trabajan de firmar lo que hacen los biotecnólogos porque nosotros no tenemos el aval de una matrícula”, observó.
Campo profesional
Los biotecnólogos trabajan con organismos vivos o derivados de ellos para generar algún tipo de bien o servicio. Por ejemplo, biofármacos. “Se trabaja con microorganismos o células animales o vegetales, y se genera un compuesto derivado que después se usa para farmacia; no se genera el fármaco sino el principio activo”, explicó Uberti Manassero.
Los biotecnólogos intervienen en diferentes procesos e industrias, desde probióticos y starters para la generación de salames y lácteos, hasta el desarrollo del biodiésel; el espectro es muy amplio y el campo de acción crece con la innovación conforme pasan los días. “Es tecnología aplicada a un ser vivo, un generar ese ente capaz de producir algo e incluso purificarlo”, agregó Paillet.
Uno de los procesos más conocidos es el gen desarrollado en el Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL- Conicet), que logra plantas modificadas genéticamente tolerantes a la sequía. “La mayoría de las plantas transgénicas que salieron al mercado son avaladas por agrónomos, cuando eso es trabajo de biotecnólogos”, ejemplificó Uberti Manassero.
Proyecto y ley
La iniciativa de estos profesionales santafesinos no es inédita: el 1° de diciembre pasado la Legislatura de Tucumán aprobó, en su última sesión, la creación de un Colegio para la carrera de Biotecnología. Es el segundo de América Latina, precedido por el de Chiapas, México.
El proyecto santafesino no tuvo la misma suerte: perdió estado parlamentario dos veces.
La Legislatura santafesina se pronunció en el 2012, pero hubo un veto parcial del Ejecutivo. El año pasado, Diputados retomó la discusión pero perdió estado parlamentario al no ser considerado por el Senado en todo el período de sesiones 2014.
En este marco, hoy la Asociación Santafesina de Biotecnología considera que el tratamiento de la Ley es urgente. “Santa Fe es la provincia más importante en lo que respecta a desarrollos biotecnológicos, sin embargo Tucumán fue la primera en aprobar la colegiatura”, opinó Paillet.
“La Argentina es referente para el desarrollo de biotecnología de cultivos agronómicos, con innumerables empresas trabajando en biotecnología, pero sin un colegio el área no está regulada y es un riesgo potencial para el desarrollo de la disciplina y la profesión”, concluyó Uberti Manassero.