Luciano Andreychuk
Llegó la primavera y, con el calorcito, la gente sale más a la calle. Sea para levantar la algo alicaída autoestima estética (léase, bajar los kilos ganados en invierno), sea para despejarse y descargar tensiones, sea para aprovechar los beneficios cardiovasculares que genera una actividad aeróbica regular, muchos caminantes y runners (corredores) vuelven a aparecer y a marcar territorio en uno de sus lugares preferidos: el tradicional bulevar Pellegrini-Gálvez hacia la Costanera.
En Bv. Gálvez —continuación de Pellegrini que arranca en la intersección con Rivadavia hacia el oeste— un sector de la senda central fue hecha a nueva hace unos años, desde ese punto hasta calle Alvear, con una carpeta de cemento, nuevas farolas y cestos para residuos. Lo mismo ocurrió desde calle Güemes hasta Vélez Sársfield: allí, hasta un busto en homenaje a don Otto Schneider (el creador de la cerveza que más se bebe por estos lares) luce impecable.
Pero los problemas en la senda central de bulevar aparecen en el tramo que va desde su intersección con calle Alvear (frente al Colegio Adoratrices) hasta Güemes, antes de pasar a Avellaneda. A lo largo de la cinta peatonal hay numerosos desprendimientos de baldosas o losetas. Lo más grave lo han generado las raíces de los árboles, que están levantando el piso y forman levantamientos y hundimientos. Todo esto puede ocasionar torsiones articulares, tropezones y hasta caídas para los cientos de caminantes, paseantes y corredores que por allí andan a diario.
Relevamiento
El Litoral relevó ese tramo. Desde bulevar y Alvear y hasta Marcial Candioti, el piso de la senda peatonal (que mide 2,42 m. de ancho) tiene baldosas grises y marrones. (A los costados, la zona verde de césped y arboledas.) Se observó que en muchos puntos hay losetas salidas, despegadas del piso. Hay muchas faltantes. El piso se vuelve muy irregular.
Lo que agrava la situación son las raíces de los árboles que están sobre el área de césped, muy próximos a la carpeta de cemento (a unos 40 cm.). Frente al Colegio Adoratrices, por ejemplo, hay un añoso y bello ejemplar de palo borracho cuyas raíces están haciendo estragos: generan peligrosos levantamientos y hundimientos en la superficie. Llegando a la esquina de Marcial Candioti hay también muchos mosaicos sueltos y faltantes, y roturas en el escalón de bajada de la senda.
Entre Marcial Candioti y Necochea, a la altura del 1840, hay otro palo borracho cuyas raíces están invadiendo subterráneamente toda la cinta de la senda, de un extremo a otro. Ya entre Necochea y Sarmiento —siempre sobre la senda de bulevar Gálvez—, un jacarandá está levantando todas las losetas a su alrededor, y generó un pozo que mide 1,10 m. de diámetro.
Pateando baldosas
Entre Sarmiento y Alberdi, al principio de la senda —siempre hacia el oeste— hay un sector donde faltan baldosas. Otro elemento peligroso: las losetas sueltas están desperdigadas sobre la senda, con lo cual los caminantes y corredores las van pateando involuntariamente. Bien a mitad de cuadra hay un profundo hundimiento sobre la zona de césped que ya afecta a la senda peatonal. Es como un pequeño socavón lleno de hojas muertas que dejó el otoño.
Entre Alberdi y Mitre, hay muchos puntos donde se observan faltantes de baldosas. Un viejo y enorme palo borracho ha generado un levantamiento de más de 10 cm. sobre el nivel de la carpeta. Se observa un hundimiento casi llegando a la esquina, que de tan profundo llama la atención. Y entre Mitre y Lavalle, hay un sector muy levantado por las raíces de árboles (a la altura del 1400). Ese sector crítico de rotura tiene un diámetro de 3,70 por 50 cm.
La zona más crítica
Bulevar entre Lavalle y Güemes es el tramo más afectado. Al inicio de la senda hay un pozo de 62 por 80 cm., y cuya profundidad es de al menos 11 cm. Cualquier distraído que pise ese pozo la puede pasar muy mal. En toda su extensión la cuadra es muy irregular, se observan muchas baldosas sueltas sobre la senda y levantamientos por raíces.
Pero llegando a calle Güemes, lo peor: allí, casi en la esquina, hay un enorme “cráter” de 3,20 por 2,42 cm.. Hay un hundimiento de al menos 15 cm. de profundidad. Las raíces de un gran palo borracho que está unos cuantos centímetros adentro de la senda avanzan impunes hacia arriba, y están haciendo un desastre.
Una señora con auriculares en sus oídos pasa caminando, mira con curiosidad y esquiva el área rota por el sector de césped. Desde Güemes hacia Avellaneda y hasta Vélez Sársfield, la carpeta de cemento fue hecha a nueva hace un tiempo. Farolas, bancos impecables, todo cuidado. Allí la postal cambia como en un súbito movimiento de caleidoscopio.