El Litoral
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El año pasado el Hospital de Niños atendió a 263 niños por escorpionismo, la mayoría en primavera y verano.
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La llegada de las altas temperaturas implican también la reaparición en los hogares de alacranes o escorpiones. Las estadísticas del hospital de niños Dr. Orlando Alassia indican que las picaduras de alacrán se incrementan entre septiembre y abril, con picos en el mes de enero.
A partir de estos datos la Dra. Mariela Allassia, directora asociada del Hospital de Niños, definió la relación de los santafesinos con el alacrán en términos de “convivencia”. “Una de las cuestiones más difíciles de aceptar para la población es que nosotros compartimos el hábitat del escorpión, convivimos. Por eso lo más efectivo es combatir los lugares que él busca y fumigar para no tener cucarachas porque son su alimento”.
Si bien no hay una población de riesgo definida, el bajo índice de alacranismo o escorpionismo en adultos indica que las principales víctimas son los niños. El año pasado, el hospital recibió a 263 niños con escorpionismo, la manifestación que ocurre en el organismo por la picadura del alacrán o escorpión, y cuyo cuadro clínico puede ser leve, moderado o grave.
Las dos horas siguientes a la picadura son vitales para que el cuadro no evolucione. “Por eso lo más importante es concurrir a la consulta porque cuando el niño es picado no se sabe si va a desarrollar una forma leve o moderada del cuadro”, explicó.
En los últimos años, la provincia de Santa Fe implementó una red de distribución de sueros en efectores públicos que permiten su aplicación en la primera hora de detección de la picadura. “Esto bajó el porcentaje de niños graves y de muertes”, indicó la Dra. Allassia.
Las cifras del hospital indican que hoy la gran mayoría de los casos son leves; un 2 % son graves y pueden derivar en la muerte. El año pasado, el fallecimiento de un niño rompió un período de tres años sin muertes por escorpionismo en el Alassia.
Cómo combatirlos
Los alacranes son insectos de un metabolismo bajo, capaces de sobrevivir durante mucho tiempo con muy poca comida. Su principal alimento es la cucaracha y otros insectos, por eso es importante fumigar. “La fumigación los espanta pero no los mata, los venenos que se pueden aplicar en un hogar no son los que matan al escorpión, por eso es tan difícil de combatir”, explicó la Dra. Allassia.
Si bien hay creencias populares que indican que el perfume de la planta de lavanda los ahuyenta, no hay estudios científicos que lo comprueben. “Debemos tomar conciencia de que convivimos con los alacranes, como con las ratas en la ciudad y las vívoras en la costa, y tomar los recaudos necesarios”, agregó la directora del hospital.
El cuidado más importante es limpiar periódicamente los lugares donde se esconde este insecto: zona de escombros, con arena o restos de leña, desagües y hasta zapatos. “En Santa Fe los padres y abuelos tienen que enseñar a los chicos a sacudir la zapatilla antes de ponérsela, revisar la cuna antes de acostarlo y estar atentos porque sabemos que puede estar en la casa aunque no esté a la vista”, destacó Allassia.
El mayor desafío es leer los síntomas con claridad. La picadura de escorpión provoca dolor local, ardor o quemazón, puede causar vómitos, sudoración, salivación excesiva y aumento de frecuencia cardíaca y respiratoria. “Los niños pequeños no saben decirnos qué les arde y la picadura no se ve, es más pequeña que la del mosquito, por eso hay que estar atentos”, concluyó.
Tityus trivittatus Es la especie de escorpión con mayor presencia en Santa Fe. Se encuentra preferentemente en ámbitos urbanos y en estrecho contacto con el hombre dado que comparten su hábitat. Los tests de letalidad en ensayos fisiológicos indican que su péptido es probablemente el más importante componente tóxico de las especies de escorpión.