Cambio climático, acción humana y 1,5 °C como un tope para el planeta
Diego Frau, investigador del Instituto Nacional de Limnología repasa con El Litoral las conclusiones del último reporte del IPCC y los enormes efectos a escala global de una variación mínima de la temperatura. Sinergia, la palabra clave.
Los fenómenos extremos son manifestaciones del cambio climático que en ocasiones se potencia con la acción humana. Crédito: Archivo El Litoral
En marzo se presentó el último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés). Entre otras conclusiones, el reporte que es una síntesis de tres informes anteriores subraya que los impactos son más graves a temperaturas más bajas de lo que se sabía hasta ahora, por lo que es vital que los gobiernos persigan el objetivo de limitar a 1,5ºC el aumento de la temperatura media global con acciones más concretas y urgentes.
El Litoral dialogó con Diego Frau, Doctor en Ciencias Biológicas e investigador del CONICET, para interpretar algunos de los principales puntos del informe, que hace hincapié en la necesidad de poner en práctica estrategias para disminuir el impacto de un fenómeno que ya está entre nosotros.
- En los informes anteriores del IPCC quedó en claro que el cambio climático ya está aquí y tiene efectos en la salud humana, en la producción y en la salud de nuestros ecosistemas. Sin embargo, aún hay personas que creen que es un problema del que habrá que ocuparse a futuro.
- La realidad es que hay algunos efectos del cambio climático con posibilidad de seguridad media y otros con porcentajes de seguridad alto. Muchos de los eventos que se han producido en el planeta, como sequías, inundaciones, eventos climáticos extremos como olas de calor, o precipitaciones fuertes en cortos períodos de tiempo responden al cambio climático. Muchas veces con sinergias que se producen por otros eventos relacionados con la actividad antrópica, como contaminación, deforestación, aumento de la frontera agrícola. Son efectos que se combinan y dar estos resultados.
- A la vez, no todo es atribuible al cambio climático.
- Este tipo de estudios tratan de dirimir los efectos propios del cambio climático de los efectos sinérgicos. A veces es muy difícil diferenciarlos porque no tenemos toda la información disponible. Aunque estos estudios de IPCC se hacen a nivel global y se revisa bibliografía publicada y referida de todo el mundo, algunos aspectos todavía requieren mayor profundización. Además de estas sinergias hay fenómenos que se producen como efecto cascada: a partir de un cambio se generan otros que no tienen que ver exactamente con el cambio climático, pero tienen efectos que pueden actuar en detrimento de las poblaciones humanas. Tal es el caso de la expansión de enfermedades transmitidas por vectores. El aumento de la incidencia de dengue o el Mal de Chagas en la Argentina es efecto del aumento de temperatura que hace que la distribución de los vectores (mosquitos y vinchucas) se incremente a lo largo y ancho del territorio.
Diego Frau, Doctor en Ciencias Biológicas, Investigador de CONICET, en la sede del INALI (CONICET-UNL). Crédito: Mauricio Garín
Hay evidencia de ecosistemas terrestres o acuáticos que ya se han visto impactados por el cambio climático con disminución del área de distribución de especies que cumplen funciones ecológicas de relevancia, como control de vectores o mitigación de los efectos negativos de las inundaciones; o que son ecosistemas altamente productivos como en zonas costeras, y que, debido a efectos como el aumento de la temperatura o la acidificación del agua, por el incremento en la concentración de dióxido de carbono, ven disminuida su productividad.
- El cambio climático ya está aquí y las previsiones que se hacen desde el IPCC son a corto, mediano y largo plazo.
- Y siempre considerando lo que se planteó con el acuerdo de París de llegar a un máximo de emisiones que impidan superar el 1,5°C de aumento de temperatura media global. Pero hay otros escenarios peores, de 2°C y de 3°C.
Cuando se piensa en 1,5°C parece poco porque se lo dimensiona desde la individualidad y se piensa "¿qué tanta diferencia hay entre 25°C y 26.5°C?". Pero los efectos son a escala global y pueden ser catastróficos; estamos hablando de modificaciones en las temperaturas de las masas de aire y las masas oceánicas que generan macrocambios a nivel del clima. Esos pequeños aumentos se traducen en un incremento de inundaciones, del nivel del mar, deshielos, tormentas.
Particularmente, para Sudamérica hay efectos negativos en la producción agrícola. En la producción animal algunos efectos son positivos ya que algunos organismos utilizados con finalidades productivas aumentan su producción, pero esto no ocurre en todos los casos.. Sobre la pesca las consecuencias son negativas, también en materia de enfermedades infecciosas vinculadas a vectores.
Y están las cuestiones relacionadas con los desplazamientos humanos: hay islas del Pacífico que muy probablemente desaparezcan y serán miles de personas que tendrán que migrar por efecto del cambio climático. Lo mismo sucede con numerosas ciudades costeras.
- Ese es todo un capítulo dentro del tema de migraciones.
- En zonas costeras, con un aumento de 15 centímetros del nivel del mar, son más de mil millones de personas que se verían afectadas y deberían desplazarse hacia zonas continentales porque van a ver afectadas sus viviendas o sus formas de vida.
- Otras migraciones se podrían producir en búsqueda de agua dulce.
- Ese es un tema vinculado, en parte, con el cambio climático y en parte con la contaminación creciente de nuestros sistemas acuáticos como producto de la actividad humana. Es una sinergia donde se conjugan factores que pueden dificultar el acceso humano al agua dulce.
Además de todos los efectos ya mencionados, están los impactos sobre las infraestructuras afectadas por inundaciones, ciclones y sequías; en ese caso son miles de millones de dólares que se van a tener que invertir o se están invirtiendo para que sigan siendo funcionales.
Todos esos cambios ya están reportados en el informe anterior.
Están especificados efectos hasta 2040, según se produzca un aumento de 1,5°C, 2°C o 3°C en la temperatura media global.
- ¿Qué otros efectos del aumento de la temperatura están especificados?
- La acidificación de los océanos es un proceso nefasto desde el punto de vista ecológico, sobre todo para los ecosistemas de corales, y flora y fauna vinculadas. Pero también es un problema para la actividad pesquera porque disminuye la productividad.
Hay efectos negativos sobre la seguridad alimentaria: FAO tiene varios programas en Sudamérica para paliar estos efectos y propuestas para reducir los efectos del cambio climático sobre la producción de alimentos.
Y ni hablar de salud y expansión de enfermedades como el dengue y el Mal de Chagas, y la aparición de otras que se consideraban erradicadas, pero se pueden volver más frecuentes.
Las olas de calor van a ser más frecuentes e intensas, según los últimos reportes. Una muestra de ello fue el último verano en nuestra región. Crédito: Archivo El Litoral / Pablo Aguirre
Son todos efectos previstos con "solo" el aumento de 1,5°C de temperatura media global.
- El último verano fue un punto de inflexión, con tres años consecutivos de Niña (y una sequía récord) y una sucesión de olas de calor. Quien no sabía que estaba ocurriendo algo con el clima, lo entendió.
- Es verdad, primero tenemos el efecto de la Niña que no tiene que ver explícitamente con el cambio climático, sino que es un fenómeno hidroclimático que alterna con el Niño y fases Neutras. Esta situación de tres años seguidos de sequía no ocurría desde 2001 y no hay muchos antecedentes de una situación similar. Terminó la fase de Niña y de acuerdo a los últimos modelos estadísticos, en promedio, en el trimestre abril-mayo-junio 2023 hay 83% de probabilidad de entrar en condiciones neutras. A eso se sumaron las olas de calor que tienen que ver con el cambio climático, y esos dos efectos se han combinado.
Acciones claves
- Este último informe hace foco en las estrategias de adaptación y de mitigación. ¿Qué se puede hacer en ese sentido?
- A diferente nivel de organización del Estado hay distintas estrategias. La ciudad de Santa Fe tiene el Observatorio Ambiental Urbano, una herramienta de la Secretaría de Medio Ambiente y Cambio Climático donde se hace un monitoreo de la huella de carbono. Es una medida importante porque tener cuantificadas las emisiones de carbono y otros gases con efecto invernadero, es una forma de plantearnos luego estrategias para su reducción. Además, se plantean alternativas para reducir esa huella de carbono que tienen que ver con energías renovables, infraestructura, transporte público y gestión de residuos.
La provincia cuenta con el programa Energía Renovable para el Ambiente (ERA) que tiene varios objetivos, como potenciar el uso de energías renovables, educación ambiental (esto que estamos haciendo ahora también es educación ambiental), condiciones que potencien a industrias vinculadas a la fabricación y diseño de equipos relacionados con la reducción de la huella de carbono y empleos verdes.
A nivel nacional, Argentina es uno de los países que firmó el convenio de Naciones Unidas en 1992, participa del Protocolo de Tokio y del acuerdo de París, y tiene dos programas: el inventario de gases de efecto invernadero que depende del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, y la iniciativa Pampa Azul que estudia los efectos sobre los recursos pesqueros del Atlántico.
Además, está la Comisión de Cambio Climático que coordina y propone acciones dirigidas a mitigar los efectos sobre agricultura, ganadería y producción de alimentos.
Entonces, se están haciendo cosas; quizás tengamos que empezar a acelerarlas con presupuesto y decisiones políticas a gran escala.
Perfil
Diego Frau es Licenciado en Biodiversidad por la UNL, tiene una Maestría en Gestión Ambiental en Sistemas Hídricos en España y un Doctorado en Ciencias Biológicas (UNL). Es investigador del CONICET.
Su campo de investigación es la ecología de fitoplancton de aguas continentales y el estudio de cómo los ensambles de fitoplancton responden a las alteraciones antrópicas. Todo esto en términos de poder utilizar al fitoplancton como bioindicador y aportar con estrategias de mitigación y control de los efectos negativos que la actividad humana tiene sobre nuestros ambientes acuáticos. .
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