Sábado 17.12.2022
/Última actualización 12:35
El cuidado es una de las actividades no remuneradas que más en evidencia quedó durante la pandemia por Covid-19. El cuidado del otro: niño, niña, persona mayor, con discapacidad y una lista aún más extensa de ejemplos cobró una particular relevancia cuando la consigna fue quedarse en casa para evitar más contagios. Y la tarea recayó y recae en forma mayoritaria sobre las mujeres.
Pero ¿se puede ponderar el valor económico de un trabajo invisible? Ese es uno de los desafíos que se plantea el Centro de implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) y que en 2023 tendrá su primera prueba en la ciudad de Santa Fe.
Desde hace tiempo, el organismo nacional viene realizando un trabajo conjunto con el municipio santafesino, a través de la Secretaría de Políticas de Cuidado y Acción Social y en enero próximo se pondrá en marcha esta herramienta que se utilizará durante todo el año.
Para entender de qué se trata y conocer los intersticios que operan en el concepto de cuidado, El Litoral dialogó con Vanesa D'Alessandre, investigadora asociada de Protección Social de Cippec. "El objetivo es iniciar en Santa Fe y escalar a otras localidades en la Argentina e, incluso, a nivel global. La expectativa es permita colocar este nuevo indicador económico en otros países del mundo", anticipó.
El lanzamiento formal de la iniciativa en nuestro país se hizo en el marco de la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe que se realizó en noviembre en Ciudad de Buenos Aires.
- ¿Qué es la Canasta Básica de Cuidados?
- Es un indicador que permite estimar los recursos que las familias necesitan para proveer cuidados de calidad a chicas, chicos y adolescentes hasta los 16 años. Ese es el universo de estudio.
Partimos de la canasta básica total que se utiliza desde hace más de 40 años para estimar la proporción de familias sin ingresos suficientes para acceder a una canasta básica de alimentos y servicios. Pero para no ser pobre no alcanza con analizar los ingresos sino que, además, hay que incorporar el valor que tiene el trabajo no remunerado que las familias aportan para transformar esos recursos que compran con el dinero en cuidado. Lo que entendemos es que el cuidado es un servicio que se produce, en su mayor parte, dentro de las familias; que la mayor parte es realizado por las mujeres y que es importante estimar su valor económico.
Además, lo que sumamos a la canasta básica total es la infraestructura del cuidado: cuando las familias tienen acceso a servicios, tales como centros de enseñanza, crianza y cuidado, lo que logran es transferir parte de ese trabajo no remunerado al sector remunerado y eso reduce el riesgo de que las mujeres que cuidan pierdan la oportunidad de tener una autonomía económica.
Vanesa D'Alessandre, investigadora del Cippec. Crédito: Pablo Aguirre- Entonces, ¿hay manera de calcular el costo que tiene cuidar a esa otra persona que muchas veces queda a cargo de una mujer?
- Eso es lo que estamos buscando con la canasta; establecer cuánto cuesta a una familia y dentro de la familia cuál es el aporte que hace cada integrante en esa tarea de cuidado. Lo que estimamos es el valor económico de ese trabajo que realizan los hogares.
El valor del trabajo está calculado; lo hizo el Ministerio de Economía hace un par de años y ya circula en otros países del mundo: si el trabajo no remunerado tuviera valor económico (precio) representaría el 16 % de la riqueza que produce anualmente el país. Son alrededor de 96 millones de horas gratuitas que los hogares, la mayoría mujeres, entregan cotidianamente a la sociedad en forma de cuidados.
Lo que hacemos es sumar ese valor que ya está estimado y relacionarlo a cada uno de los hogares y usamos como insumo las encuestas de uso del tiempo.
- El concepto de costo está presente en su doble acepción: por un lado en el valor económico que representa la tarea de cuidado y, por el otro, en las aspiraciones u objetivos postergados por ese tiempo que se destina a cuidar.
- La idea es esa: visibilizar que cuando una familia, y en particular las mujeres, entregan esas horas gratuitas para poder cuidar hay un impacto en las oportunidades de seguir estudiando: si cuido no puedo hacer otra cosa. Ahí aparece la relevancia de los servicios de apoyo que contribuyen a distribuir mejor entre las diferentes esferas (familia, Estado, mercado y comunidad) el trabajo no remunerado para que no recaiga sobre las mujeres.
- ¿Cómo será la experiencia con la Municipalidad de Santa Fe en 2023?
- Se va a trabajar con Santa Fe en el cálculo de la canasta. Pero sólo el indicador no alcanza. Entendemos que trabajando cerca de la comunidad podemos mostrar el impacto en términos de política pública. En definitiva, la idea de trabajar con los gobiernos locales es mostrar cuál es el uso que se puede hacer de esa canasta.
La economía y otra forma de violencia
El diálogo con Vanesa D' Alessandre se produjo el 25 de noviembre, la fecha en que se conmemora en todo el mundo el día contra la violencia hacia las mujeres. Y la economía es una de las disciplinas en las que se manifiestan con fuerza las desigualdades de género.
- La violencia se ejerce sobre las mujeres cuando están vulnerados sus derechos y también cuando carecen de independencia económica.
- No solo está vinculado sino que es el para qué de esta canasta básica de cuidados. La violencia patrimonial es una de las más extendidas hacia las mujeres y para ello podemos analizar lo que ocurre en relación con el registro de deudores alimentarios: cuando las parejas se separan, la mayoría de las veces los hijos quedan a cargo de las madres. Y en ese 30 % de los hogares con chicos donde los padres biológicos no viven con sus hijos, el 25 % paga la cuota alimentaria. Esa relación impacta doblemente si las mujeres, durante la etapa de crianza, no tenía ingresos propios.
Una de las cosas que trata de mostrar la canasta es que incluso en los hogares donde, en términos de ingresos no están bajo la línea de pobreza, a veces está invisibilizado que las mujeres no tienen ingresos propios y que eso pone en riesgo múltiples autonomías.
Por otra parte, la idea es visibilizar la relevancia que tiene invertir en cuidados no solo vinculada con los derechos de los chicos y de las mujeres, sino que es una inversión que puede dinamizar la economía. Un informe de OIT señala que la inversión en cuidados tiene una capacidad de generar empleo tres veces más alta que la inversión en construcción.
Un estudio de Cippec que se hizo en 2018 en el mismo sentido demuestra que la inversión en cuidado genera empleo genuino con el dato adicional de que no se necesitan divisas extranjeras.
- O sea que cierra por todos lados.
Exactamente. Es una medida inteligente. Hay que hacerlo.
"Las persistentes y significativas brechas en los servicios y medidas de cuidado han dejado a cientos de millones de trabajadores con responsabilidades familiares sin la protección y el apoyo adecuados, y sin embargo, satisfacer estas necesidades podría crear casi 300 millones de empleos para 2035" (Organización Internacional del Trabajo, Ginebra, 7 de marzo de 2022).