“La suspensión de la carrera del Súper TC 2000 en Santa Fe nos va a afectar no sólo a nosotros, sino a toda la actividad económica de la ciudad”, advirtió el hotelero Mario Zavaleta, secretario de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de Santa Fe (AEHG), en diálogo con El Litoral. “Esto derrama a toda la ciudad, porque el que viene, compra un diario, va a la farmacia, al kiosco, se lleva alfajores, cerveza o algún regalito para la familia”, detalló.
—Tras la suspensión del evento, ¿las autoridades se han comunicado con ustedes?
—De ninguna manera, ni el gobierno provincial ni el municipal. Lo que sabemos es por los medios de comunicación. Sólo nos contactamos con los organizadores del Súper TC 2000, quienes nos dijeron que la suspensión es una lástima, porque es la mejor carrera del año.
—¿En cuánto estiman la pérdida económica?
—La ecuación es sencilla: hay que ver la cifra del movimiento económico del año pasado dado a conocer por el Municipio y aplicarle el 50 por ciento de inflación. Más allá de que esa cifra anual que divulgan nunca se pudo comprobar que sea exacta.
La última edición de la carrera del Súper TC 2000 en la ciudad —en septiembre del año pasado— dejó un movimiento económico de más de $ 100 millones, según la evaluación oficial realizada por el Municipio. Además, hubo unas 120 mil personas que participaron del evento, con una ocupación de unas 3.500 plazas hoteleras.
Por su parte, Antonio Abrazian, presidente del Súper TC 2000, enumeró durante el balance del año pasado tres impactos económicos: el turístico (unas 40 mil personas), el de la gente de la carrera (unas 2.500 personas, con un consumo de unos $ 2000 pesos diarios —en 2018—) y el de los vecinos de la ciudad que consumen más durante ese fin de semana.
Por entonces, el intendente José Corral había dicho que hacer el “callejero” es “una inversión”, porque “lo que invierte la ciudad es mucho menos de lo que queda, es una industria sin chimenea que ocupa a miles de personas”. También expresó el mandatario local que en aquella oportunidad se hizo “sólo con el esfuerzo de la ciudad porque el gobierno de la provincia no colaboró con el auspicio de un solo peso y tampoco hubo ayuda de Nación”.
Sin embargo, este año el intendente dijo que el Municipio está imposibilitado de invertir el dinero necesario para la realización de la tradicional prueba deportiva —evento por excelencia— y tras “mostrar bandera amarilla de precaución” ató dicha posibilidad a la subvención del gobierno provincial. Ello no sucedió. Y la carrera tuvo bandera roja, debió ser cancelada.
—Más allá de este evento en particular, ¿cuál es la realidad del sector? —consultó El Litoral a Zavaleta.
—Estamos muy complicados. También nos afectó el retiro de las fuerzas de seguridad nacionales que se alojaban en Santa Fe. Desde el 10 de mayo no quedan la cantidad de gendarmes que había alojados en hoteles. Eran alrededor de 300 efectivos. En las calles se ven algunos patrullajes, pero no sé si serán locales.
—¿Y cómo impactó la inflación pos electoral en el sector?
—Estamos en una situación muy, muy complicada. Este evento era muy esperado por nosotros, era un aliciente, porque nos daba un plus para subsistir. A ello se le suma el retiro de los gendarmes y la caída del alojamiento de pasajeros corporativos, de negocios, debido a la baja del consumo. Ya no vienen a pernoctar a Santa Fe. También debemos afrontar la carga impositiva, laboral y el aumento de los servicios. Todo esto hace inviable el negocio.
—A corto plazo no hay nada. No sé cómo vamos a aguantar hasta que esto se revierta —finalizó Zavaleta.