En las últimas PASO para concejales de la ciudad de Santa Fe, una de las sorpresas fue la gran elección que hizo el cantante de cumbia Juan José Piedrabuena. "Juanjo", como se lo conoce en el ámbito musical, hizo su aparición en la escena política por primera vez, logró un volumen importante de votos -sobre todo en los sectores más populares de la capital- y tiene grandes chances de obtener una banca en el Concejo.
Para conocer cómo se explica desde una mirada sociopolítica este "fenómeno exitoso" -un "outsider" que dejó boquiabiertos con su performance electoral a muchos referentes de la política tradicional-, El Litoral entrevistó a Marcelo D'Amico, Magíster en Ciencia Política y Sociología de Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Dr. en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), docente e investigador de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) y de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
"El caso de Piedrabuena, que tuvo un gran apoyo del cordón noroeste (por ejemplo fue el más votado en la Seccional 10°, Las Flores), se puede entender por la proximidad, el manejo de un lenguaje común, el hecho de no tener esa distancia social que se hace sentir en el momento que la dirigencia recorre los barrios 'con la nariz arrugada'", indicó D'Amico.
El Dr. en Ciencias Sociales amplió esta mirado e indicó que "en algunos casos, estos personajes que irrumpen en la política aparecen en escena con cierta cercanía, con discursos que no tienen condicionamientos ni partidarios ni corrección política ideológica, simplemente porque posiblemente sea su única vez, o bien porque la imagen y la adhesión hacia esas candidaturas es personal. Veamos que no necesariamente fortalecen las instituciones políticas partidarias, sino que las sobrevuelan y le dan un poco de oxígeno. Son formas de liderazgos carismáticos, es decir, que se basan en cuestiones muy personales, de admiración del orden de lo afectivo".
Ser y mostrarse como uno más
-¿Capitalizan esta cercanía con la gente de los barrios populares o su electorado trasciende ese segmento?
-Podemos decir que sí. En la mayoría de los casos capitalizan la proximidad y en otros ciertos ritos de religiosidad popular que rodea, por ejemplo, a los cantantes de cumbia. No olvidemos que hay fenómenos sociales como la cumbia villera en su momento, y ahora el Trap que son un grito desesperado de las clases populares por mostrarse y mostrarnos su invisivilización social. Es decir, esas producciones de música popular ponen en el espacio social las problemáticas y la existencia misma de esos sectores: las letras son gritos de necesidad de volverse visibles ante los ojos que lo ignoran.
De ahí no hay mucha distancia a poder trasladar esto a una canalización de deseos y demandas sociales que nadie mejor que uno propio ya conocido lo pueda canalizar. Hay casos que pueden trascender el fenómeno de las clases desde donde provienen, creo que el caso de Marcos Castelló es uno (el cantante del grupo "Kaniche", que hoy es senador por La Capital desde 2019).
Pero me da la sensación de que por lo general, la música sí transciende como cuestión recreativa pero no como figuras que le den confianza política al resto de la sociedad. También es cierto que una vez que ingresan al sistema político hacen propias las herramientas y las lógicas de la militancia, las acciones y los rituales de la política que transforman a esos personajes, donde lo único que conservan es su origen de clase y sus profesiones.
-¿A qué considera el éxito electoral de personas ajenas a la política?
-En general el crecimiento electoral de personajes famosos, que cuentan con cierto reconocimiento social, no es algo nuevo. En la política santafesina hay dos grandes ejemplos exitosos que llaman mucho la atención. Uno fue el dos veces gobernador y senador, Carlos Alberto Reutemann, primero por el Justicialismo y después por el PRO. Por otro lado, Miguel del Sel, que en su primera aparición por poco no le gana la elección a la gobernación al Frente Progresista, luego sería diputado hasta su llegada a la embajada en Panamá. Amalia Granata es otro caso, con una elección destacada en las legislativas provinciales del año 2019. El caso de Emilio Jatón (actual intendente) también es emblemático, desde su incursión en la política no perdió una sola elección pasando por tres categorías.
-¿Se puede pensar en un descreimiento o en un hartazgo de parte de la sociedad en políticos que hace tiempo ocupan poderes ejecutivos?
-Sí, tiene que ver con cierto hastío de parte de la sociedad, ciertos componentes de deslegitimación de la política tradicional que se van oxigenando mediante la incursión de personas "ajenas". También en los últimos 20 años ha habido una diversificación de los profesionales jóvenes que se vinculan a la política. Entonces, estos casos, que no son la mayoría, en realidad responden a un sobredimensionamiento por parte de los medios y a lo novedoso que le resulta el tema a mucha gente o al periodismo.
En síntesis, hay cierto grado de cansancio social de algunas figuras políticas que han mostrado movilidad social, en algunos casos enriquecimiento y una sociedad que cada día muestra indicadores sociales cada vez más preocupantes. Ante eso, la salida es? "Probemos lo nuevo", que de hecho no es algo tan nuevo.
-¿Se inscriben dentro del fenómeno de los "outsiders" o forman parte de un movimiento diferente?
-En principio creo que muchas veces lo que trasciende es el hecho que provienen de afuera de la política, pero en realidad ya hacían algún tipo de acciones políticas. Muchas de esas personas ayudan a sus barrios, a sus pueblos, tienen el padrinazgo de comedores comunitarios, en algunos casos tienen fundaciones, de ahí a la política hay un solo paso.
Son outsiders en el caso de que muestren un discurso alejado de la lógica política, pero cuando se suben a una lista, a un determinado tipo de filiación, lo único que hacen es explotar su imagen, y en sus intervenciones públicas sus alocuciones son muy parecidas a las palabras de cualquier vecino indignado por la inseguridad, por la falta de servicios públicos o por el mal estado de las calles.
-¿Cómo analiza el caso de Javier Milei? ¿Será común ver más "Milei" en próximas elecciones?
-Por ahora el fenómeno de Milei es de CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), de cualquier modo ahí sí hay una voto rebelde. ¿La rebeldía se volvió de derecha? Se pregunta en su libro Pablo Stofanoni. Milei no fue apoyado por los sectores más conservadores de manera homogénea, sus votos son jóvenes de distintos sectores, que sí, claramente expresan hastío. Milei habla de casta política, la misma expresión que usan algunos partidos de la izquierda en nuestro país. Tiene un discurso que moviliza el enojo hacia el Estado y todos los que de algún modo "viven de él".
Yo creo que sino hay una canalización de ese descontento social, Milei puede crecer pero para ello deberá fortalecer una construcción ideológica que al día de hoy sólo se puede ver bajo cierta lógica de una violencia discursiva y descalificadora, que se puede diluir en poco tiempo cuando el país esté en una situación de mayor estabilidad.
Los "Milei" también son personajes que con ciertos "slongs", logran hacer sentido en ciertas fibras que parecen ser empáticos con la sociedad y se instalan, pueden perdurar como pueden ser efímeros.
Hay vacíos en la resolución política de los problemas públicos y quien muestra cierta eficiencia para resolverlos se gana el apoyo del electorado o de sectores específicos de la sociedad. Hay cierta crisis de confianza social respecto a las figuras estatales y políticos en general. Un influencer en cuestión de horas logra reunir los fondos para que viajen atletas a un torneo internacional, o consigue dinero para el tratamiento de un enfermo o una ambulancia para una ciudad que la necesita. Ahora, eso no es la solución a los problemas estructurales de la sociedad y eso lo sabemos, sino la política pasaría por otro lado.