Gastón Neffen | [email protected] | @gneffen
El domingo a la noche, una unidad del 107 “esquivó” un embotellamiento con una maniobra peligrosa para atravesar el puente. El caso vuelve a poner en foco el riesgo que supone que la principal conexión entre Santa Fe y Santo Tomé esté “trabada” en los horarios pico.
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Santo Tomé, domingo 2 de diciembre, 20 horas. En avenida 7 de marzo y en Mitre, los autos se amontonan para ingresar, en primera y con mucha paciencia, al Puente Carretero. Es gente que viene de las quintas que están en las afueras de Santo Tomé y en Sauce Viejo. De repente se escucha una sirena y una ambulancia, a la altura de Candioti, sale de la cola y encara contramano por 7 de marzo para ingresar al puente.
Los conductores que vienen de Santa Fe se sorprenden. Algunos alcanzan a correrse hacia la vereda, para dejar el paso, pero otros frenan en el centro de la avenida. El conductor del 107 acelera y va haciendo zig zag en contramano hasta que se “hace dueño” del espacio central del puente y logra avanzar. Por suerte esquiva a todas las motos y no se cruza con ningún colectivo de frente al atravesar el estrecho y viejo puente, que hace años se convirtió en un embudo.
Francisco Sánchez Guerra, subsecretario de Emergencias y Traslados de la provincia de Santa Fe, le explicó a El Litoral que los conductores del SIES/107 (Sistema de Emergencias y Traslados de Santa Fe) utilizan el carretero porque sigue siendo la vía más rápida, cuando hay una emergencia en Santo Tomé, para llegar al shock room del Hospital Cullen.
El camino alternativo —el acceso norte y luego la autopista— lleva más tiempo porque la ambulancia ingresa a Santa Fe por Iturraspe y luego tiene que volver al sur hacia el Cullen. Es cierto, pero tiene la ventaja de que en los horarios pico es más bajo el riesgo de tener que apostar a una maniobra peligrosa, como la del domingo en el puente.
¿Pero hay tiempo para elegir el camino más seguro y esquivar el embudo? En realidad, lo más sensato sería que el conductor de una ambulancia no tenga este dilema, cuando cada minuto cuenta para salvar una vida, y siempre pueda optar por la vía más rápida para llegar al hospital. Es lo que necesita el paciente que está arriba de la ambulancia.
Es un dilema que va a seguir hasta que no se concrete el nuevo puente, que por su traza en Santa Fe —va por Mendoza— lleva casi directo al Cullen. Y lo mismo le puede pasar a los más de 70.000 santotomesinos, aproximadamente, que están del otro lado del Salado si llegan a tener una emergencia médica en un horario en el que el puente este saturado y no hay un operativo de tránsito que pueda despejarle el camino a la ambulancia.
Los operativos
De lunes a viernes, entre las 6.30 y las 9 —de acuerdo a como fluya el tránsito—, los inspectores de la Municipalidad de Santo Tomé ordenan el ingreso al Puente Carretero en avenida 7 de marzo y en las calles Mitre y Candioti, entre otras.
“Tenemos medido que pasan por el puente unos 9.000 vehículos entre las 7 y las 9. Son unos 6.000 autos que van hacia Santa Fe y unos 3.000 que vienen a Santo Tomé”, precisó Iván Zurvarra, director de Seguridad Ciudadana del municipio santotomesino.
El Centro de Monitoreo de la Municipalidad también tiene cámaras que siguen en tiempo real lo que va sucediendo en el puente, para evaluar si es necesario diagramar un operativo cuando hay un accidente en el puente o algún evento especial, como un partido de fútbol.
El pico de la mañana temprano es el que mejor está organizado, pero la vuelta a casa de los santotomesinos es complicada: en el ingreso al puente del lado de Santa Fe, entre las 13 y las 14, la circulación es caótica y no hay un solo inspector, ya en jurisdicción de la Municipalidad de Santa Fe.
Los autos se amontonan, a veces, hasta en tres filas a partir del puente de la circunvalación. La cola avanza a paso de hombre y la falta de paciencia —y de respeto a las normas— creó el “atajo de los vivos”: son los que “se mandan” por el espacio verde del “rulo” del puente —con largos años de impunidad, ya demarcaron una calle de tierra— y después presionan con la punta del auto para volver a meterse en la lenta caravana.
Acostumbrados a la obligada convivencia en la cola, en general, los santomesinos logran acomodarse cuando la doble mano se angosta para ingresar al puente, pero cuando hay un accidente en el carretero la espera puede ser eterna, si el conductor no alcanzó a desviar para dar la larga vuelta que implica ir hacia la autopista.
Ideas para pasar por el “embudo”
En el Puente Carretero, en los horarios pico hay embotellamientos desde hace más de 15 años y el rápido crecimiento del parque de motos incrementó el riesgo de accidentes de tránsito. Se han propuesto muchas ideas: carriles exclusivos para motos, para emergencias y hasta un sistema de carriles reversibles. Hasta ahora no han prosperado, entre otras razones, porque se argumenta que el ancho del puente es angosto. Aquí se resumen dos propuestas que se presentaron en los últimos años.
— En junio de 2012, la entonces diputada Marcela Aeberhard (hoy concejal en Santa Fe) propuso implementar un sistema de carriles reversibles con mano única durante los horarios pico. De lunes a viernes, entre las 5.30 y las 8.30, por ejemplo, el proyecto planteó que los dos carriles del puente deberían utilizarse para circular de Santo Tomé hacia Santa Fe (y los automovilistas que circulan en sentido contrario tienen que desviar hacia la autopista —sin pagar peaje—). En cambio, de 12.30 a 14 y de 19 a 21.30, las dos manos del puente quedan para los que vuelven a Santo Tomé.
— En noviembre de 2017, el bloque justicialista del Concejo de Santo Tomé, que lidera el ex intendente Roberto Schmidhalter, propuso demarcar un carril exclusivo para motos en ambos márgenes de la calzada del puente y también en las avenidas 7 de Marzo y Luján. Es que el tránsito de los motociclistas por el carretero —que se intensificó— suele ser caótico en los horarios pico y hay accidentes. En el 2012, otro concejal justicialista, José Lespinard también había presentado un proyecto para señalizar carriles exclusivos para motos.