Salomé Crespo
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Hoy, a las puertas del Juzgado Federal, se realizó una manifestación en solidaridad y apoyo a la directora y al empleado administrativo de la institución, detenidos desde hace una semana.
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Un nutrido grupo, compuesto por personal de la Casa de la Joven, ex residentes y familiares de Griselda y Cristian, se manifestó a las 10, frente al Juzgado Federal de 9 de Julio 1693. La movilización pública fue para solicitar la urgente liberación de los dos detenidos, mientras continúa la investigación judicial por supuesto facilitamiento del ejercicio de la prostitución a una joven, que residía en la institución.
Con pancartas y carteles, se plantaron sobre la vereda de calle 9 de Julio y con profunda emoción leyeron distintos comunicados. Hubo abrazos, lágrimas y aplausos, para reclamar la pronta liberación de Griselda y Cristian.
Una de las más conmocionadas fue Estela Walker, una ex residente de la institución que leyó unas palabras. De frente al juzgado, mientras era observada por dos oficiales de la policía, la joven contó su experiencia en el hogar.
Como una familia
“La Casa de la Joven me enseñó que la vida es hermosa, que no son necesarios los bienes materiales para ser alguien respetable, que los sueños se cumplen y que es posible ser feliz. Fue con Griselda y todo el personal de la casa con quien aprendí a ser la mujer que soy”, dijo Estela mientras otras mujeres la sostenían por la espalda. Si bien la joven hoy ya no vive en el hogar, conserva los recuerdos de quién era cuando ingresó al lugar y el trato que recibió por parte de la hoy detenida directora Griselda.
“Cuando ingresé a la casa, estaba llena de miedos, pero el abrazo de la directora, sus palabras y el personal fueron calmando mis temores. Descubrí que cada uno tenía un pedacito de amor para brindarme, que ellos no eran una institución, sino una familia dispuesta a enseñarnos todo lo que hay que saber para formar un hogar”, resaltó Estela y continuó: “Es un espacio en el que nunca se nos faltó el respeto, desde lo moral y lo sentimental. La Casa de la Joven me salvó la vida. Hoy estoy aquí de pie, viva, brindándole mi agradecimiento a la directora y al personal, donde yo crecí”, concluyó la joven que para ese momento ya era un mar de lágrimas.
Compañera y amiga
Por su parte, Cristina Cura una trabajadora de la Casa de la Joven hizo hincapié en la necesidad de que los detenidos atraviesen el proceso judicial en libertad. “Nos convocamos para defender desde cada uno de nuestros lugares a compañeros acusados de un delito aberrante como es la trata de personas.
Ninguno de los presentes tiene duda respecto de la ética, la honestidad, de la responsabilidad de los dos trabajadores que, durante muchísimos años, defendieron a niñas y adolescentes, cuyos derechos fueron previamente vulnerados”, proclamó Cura, de cara al juzgado.
Desde lo personal, dijo que Griselda “es una amiga de hace 30 años y sé de su honestidad. Estamos acá para reclamar que se investigue, que se busquen todos los elementos que haya, pero mientras eso ocurra que queden en libertad”.
“Entera y tranquila”
Cura visita casi a diario a Griselda, alojada en la Estación Tránsito de Mujeres. Según dijo, la directora de la institución está entera y tranquila, porque “es la dueña de la verdad”. Finalmente, la mujer reclamó públicamente celeridad en la investigación y la liberación de ambos.
“Queremos que se investigue con todos los elementos que haya, ellos siempre se pusieron a disposición de la Justicia desde hace más de un año, no hay riesgo de que se fuguen. Ellos han arriesgado su vida enfrentando a los proxenetas”, remarcó Cristina Cura, una de las manifestantes y empleada de la Casa de la Joven.