Mientras el gobierno de la provincia adelantó un nuevo llamado a licitación para iniciar la obra de restauración, la Casa de Sor Josefa Díaz y Clucellas sigue recibiendo la visita de “ocupas”.
La histórica casa de la ciudad fue desalojada la semana pasada pero los intrusos entran y salen, según manifiestan vecinos de la zona. Si bien colocaron chapas y candados, se las ingenian para volver a ingresar.
Mientras el gobierno de la provincia adelantó un nuevo llamado a licitación para iniciar la obra de restauración, la Casa de Sor Josefa Díaz y Clucellas sigue recibiendo la visita de “ocupas”.
El Litoral pudo constatar que los usurpadores encontraron la manera de sortear las chapas y candados que se colocaron e ingresan a la casa abandonada cuando ellos disponen. “Van y vienen” y “la tienen re clara” fueron las expresiones que pudo recoger este diario en personas que habitan en las cercanías.
Antes de la expulsión, en el lugar habitaban seis personas, de acuerdo a los testimonios que pudo conseguir este diario. Una semana después, el número de ocupantes ilegales se habría reducido a la mitad pero como entran y salen, la cantidad varía según el día.
Un grupo de amigos organizados con el nombre Corazón Valiente reparte viandas en el macrocentro y sur de la capital provincial a personas en situación de calle. Uno de los participantes habló con El Litoral y contó que asistían con alimentos a las personas que habitaban la casona frente al Palomar.
“El martes salimos a repartir y no los encontramos dentro de la casa, sí vimos a algunos de ellos limpiando vidrios en un semáforo de Av Alem”, comenzó Gonzalo Garola, voluntario que asiste a personas en situación de calle. “Se dispersaron un poco y no los podemos ubicar”, agregó.
En ese sentido, el entrevistado comentó que previo al desalojo eran unas seis personas, que no eran familiares entre sí y que había una adolescente de 14 años embarazada de ocho meses. “Nosotros los acompañamos a hacerse los DNI porque estaban indocumentados y teníamos previsto llevarlos para que se vacunen contra el Covid-19 pero se separaron”, contó.
Sobre la menor embarazada, Garola dijo que no sabían si tenía algún abordaje institucionalizado por alguna repartición gubernamental pero sí desde el grupo que él conforma estaban recolectando elementos necesarios para donarle para cuando tenga que dar a luz.
Cabe recordar que la semana pasada y luego de una publicación de este diario, el histórico inmueble fue desalojado. De acuerdo al testimonio de una de las personas que estaba usurpando el lugar, ingresaron allí a fines de 2020; es decir llevaban unos nueve meses.
Ante la novedad contada desde El Litoral, la fiscalía coordinó el desalojo junto con la policía y “entregaron” el inmueble a autoridades del Ministerio de Cultura provincial. Posteriormente, desde esa repartición del gobierno anunciaron que se volvería a llamar a licitación para restaurar la vivienda.
El plan original es poner en condiciones edilicias el inmueble y transformarlo en un museo de inmigrantes, por su cercanía a lo que fue hace más de un siglo atrás la zona portuaria de Santa Fe. Si bien se realizaron trabajos de manutención, para evitar derrumbes y deterioros aún mayor a los que presenta, las obras de fondo nunca se realizaron.
Al tiempo de anunciar un nuevo llamado a licitación, desde Cultura aseguraron que hubo contactos con el Ministerio de Seguridad para reforzar la protección del edificio. “Lo que queremos es activar un servicio de policía adicional que permita la custodia del inmueble hasta tanto se concrete el inicio de la obra, que sería la solución definitiva”, sostuvo Jorge Pavarín, secretario de Gestión Cultural del Ministerio de Cultura de la Provincia.
El grupo de voluntarios reparte viandas hechas por ellos mismos a personas en situación de calle en algunos sectores de la ciudad de Santa Fe. Los interesados en colaborar pueden contactarse a través del perfil de Instagram: https://www.instagram.com/corazonvaliente.sf/