Luciano Andreychuk / Florencia Arri
Bajo el nylon negro, todavía quedan 76 nichos por desocupar: 44 están vencidos y 32 sí serán trasladados y reubicados.
Luciano Andreychuk / Florencia Arri
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Como las estanterías de una biblioteca. Así fue como se derrumbó la Sección 126 del cementerio. La estructura se desplomó sobre sí misma y en dos sentidos. Fue la madrugada del domingo 11 de enero, cuando el único alerta fue el estruendo de escombros que despertó a los vecinos de San Pantaleón que conviven del otro lado de la muralla suroeste del cementerio.
Después vino lo demás: el espanto, la indignación, la preocupación y el morbo, ese extraño placer que despertó en muchos santafesinos el interés por la necrópolis que nunca antes habían tenido.
Desde entonces, quienes bajan hacia el sur desde la calle principal del oratorio, San Gerónimo, hallan que el sector está vallado con alambres para resguardar la seguridad de los visitantes. La postal que se vislumbra del otro lado de la sección 125 fue cambiando pero todavía se ven escombros. Y, entre ellos, todavía se adivinan los féretros.
La sección 126 se quebró a la mitad y hacia el sur, sobre la 127 y el pasillo que la unía con ella. Cayó en bloque: como una cuadrícula que se sale del molde pero conserva su forma. Cada cara de cada sección cuenta con 76 nichos. La cara sur de la 127 fue demolida. La norte quedó atrapada entre los escombros de la planta alta de la 126: es lo único que queda por demoler.
Según los datos oficiales, el derrumbe afectó los 1.018 nichos que contenían las secciones 126, 127 y 128. De ese total, fueron a cremación o reducción 498 restos, por haber transcurrido 20 años, según establece la ordenanza N° 12.065. Y fueron trasladados y reubicados (a tierra o nicho) 401 restos, en otros sectores disponibles del Cementerio.
Hoy, bajo el nylon negro, están los 76 nichos que quedan por desocupar. De ellos, 44 están vencidos pues pasaron las dos décadas (irán a cremación o reducción), y 32 sí serán trasladados y reubicados. Hoy se realizan trabajos de retiro de escombros, para poder llegar a esos nichos.