De la Redacción de El Litoral
Esta mañana personal de la EPE habilitó el suministro. También pasaron 48 horas sin agua. El edificio tiene problemas estructurales y filtraciones.
De la Redacción de El Litoral
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La tormenta que azotó a la ciudad el 19 de febrero, dejó sin servicio eléctrico también al centro de salud de barrio Las Lomas. Si bien los inconvenientes en el ejido urbano fueron incontables, en el dispensario ubicado en calle Boneo y Camino Viejo a Esperanza estuvieron sin energía hasta hoy a las 7. A su vez, tampoco tenían teléfono y hace dos días, al no funcionar la bomba, se quedaron sin agua.
Tal es así que el pasillo que sirve también de sala de espera, todavía tenía agua en el piso producto de las filtraciones, ya que el personal de limpieza no podía higienizar las salas ante la falta de agua. En general, el estado del la estructura no reúne las condiciones de un lugar en el que se atiende la salud.
A pesar de la falta de energía, el personal continuó atendiendo a los pacientes del barrio. En dicho centro de salud trabajan alrededor de 12 personas y circulan unas 300, que concurren a los consultorios o por otros motivos como vacunación o curaciones.
Esta mañana a las 10, el calor ya se hacía sentir en el centro. Un perro menudo y pelado por la sarna se rascaba en la puerta, mientras mujeres con bebés en brazos entraban en fila india.
“Gracias a Dios ya tenemos luz”, dijo María, que forma parte del personal del centro, cuando en realidad el personal de la Empresa Provincial de la Energía había restituido el servicio bien temprano. Si bien a los arreglos pertinentes los iban a hacer ayer, debido a la intransitabilidad de las calles aledañas por las lluvias, no pudieron llegar antes.
“Estuvimos así desde la tormenta fuerte, hicimos los reclamos. En un primer momento nos arreglábamos, tampoco teníamos teléfono. Pero como pasaron tantos días, nos quedamos sin agua también. Entonces ahí se complicó más aún, no podíamos limpiar”, precisó María.
Es por eso que el personal del centro continuó entregando medicamentos, atendiendo urgencias menores y los médicos hacían consultorio. Hoy lentamente, el servicio en el centro se comenzó a normalizar.
Entorno difícil
Tanto el centro de salud como el entorno, demandan mantenimiento urgente. Dentro del dispensario, por los techos y paredes ingresa agua de lluvia. Hacia afuera está cubierto de grafitis, hay basura desparramada, yuyos altos y se robaron el cerco perimetral.
“Los arreglos están pedidos, tenemos que esperar. Acá cuando pasa algo es todo un combo, todo depende de todo. Lo importante es que nosotros tenemos la buena predisposición y siempre estamos. Tal vez en otro lugar, ante el problema que tuvimos, cierran y se van. Y vuelven cuando conectan la energía. Nosotros nos quedamos porque acá siempre hay cosas para hacer”, remarcó María, para destacar que si el centro de salud sigue prestando el servicio es gracias a la buena voluntad de los trabajadores.
“Si nos vamos, la gente se queda sin atención. Estamos acá por ellos, por el barrio, los queremos y estamos con la gente. Los vecinos también nos acompañan. Habrá algunos que se quejan, pero son los menos”, concluyó.