Ignacio Andrés Amarillo
iamarillo@ellitoral.com
Mientras Maximiliano Djerfy considera la posibilidad de matarse tras el fallo de la Casación porteña (según sus dichos), Patricio Rogelio Santos Fontanet sólo piensa en tocar todo lo que pueda. Así, antes de la gira que en mayo llevará la banda por el sur del país, Casi Justicia Social (a la sazón, la reencarnación de Callejeros) eligió Santa Fe para demostrar su voluntad de seguir adelante.
Pasada la crisis tras la negativa municipal y el obligado cambio de lugar, miles de fanáticos (los 4.000 que tenían entrada, más algunos más) se acercaron al Ángel P. Malvicino desde lugares como Granadero Baigorria, Ezpeleta o Quilmes para celebrar su esperado ritual.
La cerveza y las hierbas del Oriente fueron parte de la previa para muchos de esos “invisibles” que buscan al menos por un par de horas sentirse protagonistas, parte de algo que los trascienda. Tampoco faltó algún beso entre algún galán del conurbano y su flequilluda damisela de barrio: un poco de calor humano en medio del frío imperante.
El arranque
Apenas pasado el cuarto de hora de la hora señalada, se apagaron las luces y salió la banda entera: un Fontanet rapado y afeitado presidió la nueva formación, que contiene al ex callejero Cristian Torrejón (de bigote manubrio y camiseta de la selección nacional de fútbol), y se completa con el flaco Álvaro “Pedi” Puentes (ex Jóvenes Pordioseros) en primera guitarra, Crispín (ex plomo de Callejeros, que se sumó en 2009 tras la partida de Djerfy) en la rítmica, Luis Gastón Lamas (de Ojos Locos, el grupo que tocó como soporte en la trágica noche) en batería, y Leopoldo Janín (colaborador de La Renga y miembro de Derviche) en saxo tenor.
Sin mediar palabras, empezaron a salir los “rocanroles sin destino” de la discografía de la banda original. “Ojalá se los lleve” abrió un set que siguió con “Puede”: “¿Puede un momento amargo ser tan dulce consuelo”, preguntará la letra, hoy con otras resonancias. Luego vinieron “Sé que no sé”, “Cristal”, “Morir” y “Canciones y almas” (“En esta hoguera de canciones y almas nos iremos quemando”, reza la letra, frase que será muy malinterpretada por algunos).
Pato arrancó el show más tranquilo, comandando desde el centro antes de empezar a trajinar las puntas del escenario, flexionando las rodillas en su pose habitual, por ahí compartiendo alguna sonrisa esquiva con algunos de sus compañeros.
En algún momento, se apoyó espalda contra espalda con Torrejón, toda una metáfora visual, y celebró los solos de Puentes, el virtuoso de esta formación. También en algún momento se allegó hasta Janín para sumar su micrófono en algún solo. “Olé, olé olé olé, Pato, Pato”, no pudo faltar.
En ese momento, explotó uno de los grandes hits: “Una nueva noche fría”, acompañada por la explosión de las banderas flameantes y los “trapos” que se desplegaban haciendo juego con los que habían quedado estáticos: “Mi estrella, mi Dios, mi razón”, rezaba uno de ellos. Siguió la malvinera “No volvieron más” (“hay que saltar, hay que saltar, el que no salta es militar”, fue el coro).
“Buenas noches Santa Fe”, dijo el vocalista recién a los 40 minutos de iniciado el show. Ahí llegó la reposada “Sueño”, tal vez una de las más interesantes canciones del repertorio, y luego “Creo”. “¿Vamos la última”, preguntó el líder, y arrancaron con la ganchera “9 de Julio”, seguida de la nueva “Acordate”. “Ya volvemos”, fue la advertencia.
Invitado
La vuelta fue con “La llave”, “El lugar perfecto”, “Ilusión”, “Sin paciencia” al hilo, para rematar con “Tanto de todo”, otra de las nuevas creaciones, mezcla de romanticismo y crítica social. “¿Dónde está mi amigo? Está meando... ¡Fuerte el aplauso para un amigo de la casa, más que amigo: el señor Eli de Los Gardelitos! Lo invitamos para cantar un par de temas pop”, presentó Fontanet, y así Eli Suárez se sumó a tocar y cantar “No somos nadie” y “Vicioso, jugador y mujeriego”, donde se batió en un duelo de guitarras con Pedi.
“Lo que hay” (“Señales” sale 60/ y yo no cobro una mierda./ ¿Será por eso que hablo/ y no me callo la boca?/ ¿Será que estoy mal comprado?/ ¿O sólo soy otro idiota?) salió enganchada con “Otro viento mejor”, para dejar nuevamente el escenario con “El nudo”. “Soy Callejeros, es un sentimiento, no puedo parar”, fue el cantito de la masa en ese momento.
El cierre
Tras la vuelta, Fontanet anunció fechas de bandas amigas. “Nosotros nos vemos directamente en Puerto Madryn, Santa Rosa, Cipolletti y Bahía. Así que nos estaremos viendo con la gente del sur, y aquellos drogadictos limados que quieran viajar”, comentó Fontanet, recuperando el humor de conciertos pasados. “A quien corresponda”, dedicó antes de entonar “Guiños”, esa canción que dice: “allá por los Tribunales,/ hay guiños por todos lados./ Y la estatua de la entrada/ tiene los ojos tapados, porque se cansó de ver/ a quienes hoy, ayer y siempre,/ la están violando”.
Otro hit como “Prohibido” levantó a la masa, que ya de por sí coreó y agitó en todas las canciones, para seguir bien arriba con “Sonando” e “Imposible”. “Buenas noches, muchas gracias por todo”, comenzó a despedirse el cantante; “Grande Pato”, le respondió una chica anónima. Una intro de guitarra abrió “Suerte”, el tercer tema nuevo (y propio de esta encarnación), cuya letra ya es perfectamente conocida por los seguidores.
Así llegó el final, con los músicos saludando abrazados, mientras la multitud daba su veredicto: “Inocentes, inocentes” fue el saludo del público a su referente. Finalmente, las puertas se abrieron, la magia del instante terminó, y los invisibles volvieron a la oscuridad: una nueva noche fría los esperaba, para muchos lejos del barrio.