La Ranita, el barrio del extremo noroeste de Santa Fe que quiere dejar de inundarse con cada lluvia
Las calles son de tierra con zanjas a cielo abierto. La Municipalidad realiza obras de infraestructura para mejorar la calidad de vida de los vecinos. Mientras tanto, todavía hay postales de una postergación histórica que duelen.
La Ranita, el barrio del extremo noroeste de Santa Fe que quiere dejar de inundarse con cada lluvia
La Ranita, el barrio que cuando llueve se inunda, quiere dejar de padecerlo. Allí donde las calles de tierra retorcida no aparecen en Google Street, donde de las zanjas a cielo abierto emanan líquidos cloacales hay obras en marcha que prometen ese tan esperado cambio de vida. Es el postergado extremo noroeste de la ciudad, frente al Mercado de Abasto, a donde termina Santa Fe. Uno de los 59 asentamientos urbanos informales de la ciudad identificados por la Municipalidad, en los que el gobierno local despliega su Plan Integral de transformación para tratar de cambiarle la vida a más de 16 mil familias. Es a donde falta casi todo.
Los vecinos de La Ranita se las rebuscan como pueden. Abundan los comedores, copas de leche y demás servicios de asistencia social. Las casas son de material, sencillas, pero de material. Y la mayoría de las manzanas se despliegan en cuadrículas, salvo algunos pasajes que distorsionan. El gran problema es que cada vez que llueve el barrio se inunda. Es La Ranita. Pese a todo esto hay un orden que permite proyectar un futuro mejor. Y en eso anda el gobierno local.
Elemental
Mientras las obras vienen llegando los vecinos ya saben lo que es salir a la vereda a cargar un bidón de agua de una manguera que asoma del zanjón a cielo abierto repleto de agua podrida, o salir a trabajar embarrados cuando llueve, mientras el agua se acumula en los patios de tierra y rebalsan los pozos negros.
Tierra. Cada vez que llueve las calles de La Ranita se tornan intransitables. Crédito: Flavio Raina
"Acá falta todo, hermano", dice Roberto, parado detrás de la reja de la ventana de su kiosco de calle Rosatti. "Mirá, ¿ves esa tierra removida ahí en la calle? Ahí termina el caño de agua que pusieron. Falta la conexión con la red", explica. Y en la otra esquina una señora extrae agua potable de la manguera plástica que pasa por el zanjón. Están lejos de las cuestiones sanitarias más elementales.
Es en este punto de Santa Fe a donde la Municipalidad busca mejorarle la vida a la gente. Aunque siempre parece insuficiente. Es que pasaron años de postergación. Y esa postergación se vuelve violenta. La Ranita sale más en las páginas de Sucesos que en Área Metropolitana en El Litoral. Los conflictos abundan. Y su resolución muchas veces es con más violencia.
"Estos barrios sufren un abandono histórico", admite Paola Pallero, al frente de Hábitat municipal. Por eso "el intendente nos pidió abordar estas problemáticas de manera integral, multidimensional. No sólo con obras de infraestructura sino también con políticas sociales e inclusión laboral. Por ello las empresas que hacen las obras emplean a vecinos del barrio. Esto, a su vez permite la apropiación de cada proyecto".
Las obras en marcha son en 13 barrios "con una inversión cercana a los $4 mil millones", detalla. Y uno de ellos es La Ranita, que forma parte de un conjunto integrado por sus vecinos: Yapeyú, Loyola y San Agustín, a donde viven unas 2.300 familias. Puntualmente, la inversión para este conjunto asciende a $420.000.000, con un plazo de ejecución de 12 meses. Las obras se subdividen en dos lotes. Uno tiene un avance del 40 por ciento y el otro, del 65 por ciento.
Microbasurales. En varias esquinas del barrio se acumulan residuos y hay quienes se acercan a tratar de recuperar algo. Crédito: Flavio Raina
Dentro de las obras de infraestructura previstas, ya se concretaron 490 de las 790 conexiones de agua potable previstas y 110 desagües domiciliarios, con 6.700 metros de cañerías, según el detalle de la Municipalidad. Cada conexión cuenta con su llave de paso y una canilla de servicio dentro del lote. Además, se concretó la construcción del denominado Acueducto Santa Marta, que permitirá dotar de mayor presión en el servicio de agua potable a toda la zona.
Por otra parte, "estamos haciendo un saneamiento vivienda por vivienda y una obra de estabilizado granular en Larrechea, desde Neuquén hasta Combatientes de Malvinas, e iluminación led por el corazón del barrio", dice Pallero. "Esto permitirá el acceso del transporte público, ambulancias y servicios".
Más obras
La prolongación del Acueducto Santa Marta, con una extensión de 2.367 metros, registra un avance del 70%. Esta obra consiste en el tendido de una cañería desde Camino Viejo (calle Menchaca) hasta la intersección de las calles Hugo Wast y Reinares.
También se construyó un conducto pluvial troncal, al que se conectarán conductos pluviales secundarios para el correcto escurrimiento de los excedentes pluviales. Este es un dato no menor para un sector de la ciudad que tiene serios problemas los días de lluvias intensas.