Un tal Dal Maso: la historia del "hijo del viento" que decidió ser un simple y pacífico mercader
Aunque su nombre esté en el olvido, Remo Dal Maso fue uno de los grandes sportman de la ciudad, precursor del ciclismo y de los deportes mecánicos. La velocidad era todo para él. Hasta que un día eligió la paz, y puso un negocio. Hay sólo un registro noticioso de El Litoral que cuenta su vida.
Un tal Dal Maso: la historia del "hijo del viento" que decidió ser un simple y pacífico mercader
Los centenarios archivos de El Litoral guardan, como secretos que esperan ser develados, historias increíbles. Una de ellas es la del gran pionero del ciclismo y los deportes mecánicos en la ciudad de Santa Fe, un "sportman" de la velocidad, una suerte de "hijo del viento", muy conocido y querido por la ciudadanía en las décadas del '20 y del '30, que un día decidió convertirse en un simple comerciante. Su vida y legado son algo inédito, pues nadie escribió sobre esta personalidad local.
Remo Dal Maso, así se llamó: nombre arltiano, si se quiere. Este diario lo entrevistó y publicó la nota el 11 de marzo de 1935. Su historia de vida quedó así revelada. En el registro periodístico se da cuenta de Dal Maso como un caballero, otrora as del ciclismo, y "que se conserva siempre joven y guapo; pareciera que los años no han pasado sobre él", describe la nota.
La entrevista se desarrolla en el negocio de don Remo Dal Maso. Al parecer, el hombre no era muy ducho para las palabras, pero accedió a la conversación. La nota se vuelve un increíble anecdotario de sus logros deportivos. Lo llamativo es que es a mediados de la década del '30: en ese entonces la bicicleta no estaba tan en boga como hoy.
Dal Maso cuenta que siendo muy pequeño, a principios del siglo XX, comenzó a intervenir en algunas carreras ciclistas en el Velódromo de Palermo (Buenos Aires). Teniendo entre 6 y 10 años (la memoria lo engaña), ganó en todas en las que intervino. Y más adelante en el tiempo ganó todas las ediciones de la "Velocípeda Argentina". "Las victorias mías fueron holgadas", dice sin disimular algo de jactancia. Pero hubo una polémica con un competidor.
¿Hubo "pica" con "el Negro"?
En el mundillo del ciclismo también había polémicas. Y Remo Dal Maso entró en una especie de conflicto involuntario con otro gran competidor, Antonio Blanco, al que cariñosamente apodaban "el Negro". Fue un periódico de la Capital Federal el que metió el dedo en la llaga entre ambos atletas.
El ex deportista y luego devenido en comerciante de la ciudad, en la entrevista que publicó El Litoral el 11 de marzo de 1935. Crédito: Archivo El Litoral
El diario "Crítica" publicó una entrevista a Antonio Blanco. El redactor omitió, quizás deliberadamente -desliza la nota de El Litoral-, el nombre de Remo Dal Maso como uno de los grandes ganadores de la "Velocípeda Argentina". Ahí se armó la "pica": don Remo, seguramente ofendido por la omisión de sus logros, remitió una carta al periódico porteño.
La cuestión fue zanjada pues "Crítica" publicó una rectificación. Y quedó todo en paz entre Dal Maso y "el Negro" Antonio Blanco pues, en definitiva, ambos fueron grandes precursores del ciclismo de aquel entonces, y ninguno tenía la culpa de la omisión periodística.
Las primeras actuaciones en el Velódromo de Palermo fueron consagratorias para la carrera del Dal Maso: con ese logro, se le fue otorgado el Diploma de Honor del Club Ciclista Italiano, y tiempo más tarde el "Brazal de la Velocidad", otra distinción muy importante dentro de la disciplina del ciclismo.
Recorte del ex deportista y luego devenido en comerciante de la ciudad, en la entrevista que publicó El Litoral el 11 de marzo de 1935. Crédito: Archivo El Litoral
En la entrevista de este diario se lo califica como "crack" del deporte local, y se sostiene que la prueba más contundente es "el arsenal de medallas y trofeos que aún conserva, amén de otros trofeos que han pasado a manos amigas", refiere el artículo.
Los "fierros"
Con el tiempo y sin dejar de estar obsesionado con la velocidad, el protagonista de esta historia se volcó a los deportes mecánicos. Fue fundador del Santa Fe Automóvil Club, del Círculo Moto Club Santafesino, e incluso intervino en la creación del Cicles Club Santa Fe. Con un colega, propuso la realización de la carrera Rosario-Santa Fe-Buenos Aires, "pruebas que en la actualidad constituyen las máximas competiciones del ciclismo nacional", elogió la nota de El Litoral.
Remo Dal Maso fue un viajero infatigable. En el '24 estuvo en Europa, y allí permaneció un tiempo; un hombre de un bagaje de saberes amplio, muy culto y querido aquí en la ciudad, y claro: amaba la velocidad, al punto que una vez corrió la mítica competencia de ciclismo Luján-Buenos Aires: ocurrió que no calculó bien sus fuerzas y sólo llegó hasta Merlo, extenuado.
Un día, se retiró de las competencias y puso un negocio comercial. Pero su legado como deportista destacado de esta ciudad y a nivel nacional le valen un pequeño homenaje a su memoria, que es la razón última de esta nota.