A pesar de que en los últimos meses se han observado diferentes tareas de bacheo en varios puntos de la ciudad de Santa Fe, algunos sectores mantienen sus históricos baches o cuadras dignas de un “rally”.
Funciona como una vía para descontracturar el tránsito sobre Salvador del Carril y está ubicado en la intersección con la concurrida avenida Aristóbulo del Valle. Su deterioro es recurrente desde hace años y cada vez se torna peor.
A pesar de que en los últimos meses se han observado diferentes tareas de bacheo en varios puntos de la ciudad de Santa Fe, algunos sectores mantienen sus históricos baches o cuadras dignas de un “rally”.
El cruce de la calle José María Zuviría con avenida Aristóbulo del Valle en la unión de los barrios Sargento Cabral y Fomento 9 de Julio es uno de los casos de antaño que posee la capital provincial y que complica a diario cientos de conductores y peatones.
En los últimos meses comenzó a deteriorarse aún más su estado y se formaron nuevos baches desde el cruce con Aristóbulo hasta los metros previos a calle Anselmi, atravesando el paso a nivel de la vía ya inutilizada.
El agua de lluvia y el desagote de casas vecinas se fue acumulando sobre la bajada del cruce ferroviario, intensificando la erosión del suelo no pavimentado. Se le ha sumado un “corralito” de Aguas Santafesinas S.A., el cual reduce un 50% el paso y obliga a pasar por encima de este “lago”.
Durante la gestión del ex intendente de Santa Fe Mario Barletta, se realizó la apertura de este cruce con el objetivo de descongestionar el tránsito en Salvador del Carril y sumar a esa altura una conexión oeste-este más directa entre Peñaloza y la Costanera. También funciona como una bifurcación para aquellos que se trasladan de sur a norte por Aristóbulo del Valle.
Dicha función la cumple a la perfección ya que es una vía utilizada por un importante caudal de vehículos, pero sus condiciones no parecen acordes al rol que posee.
Incluso en su momento se evaluó establecer una sola mano sobre Salvador del Carril, algo que luego se desestimó por diversas complicaciones secundarias en las que derivaría, quizás sin lograr su cometido principal.
La densidad de semáforos en la zona es un aliciente para que los santafesinos opten por el cruce de calle J.M. Zuviría, donde sólo uno se interpone en la circulación
El drama atraviesa a la mayoría de los ciudadanos que interactúan en dicho sector de la ciudad de Santa Fe, más allá de los propios automovilistas o motociclistas.
A la par de los rieles, se extiende una de las ciclovías más concurridas ya que conecta con el Parque Federal, uno de los pulmones verdes santafesinos. Esta es elegida no sólo por ciclistas, sino también por peatones que la invaden día y noche para realizar sus rutinas deportivas o simplemente “cortar” camino.
La convivencia de los autos que llevan a cabo maniobras complejas, y en ocasiones riesgosas, para evitar los pozos y los ciudadanos que mantienen su marcha firme por la ciclovía, le suman una complicación más a una caótica esquina. Si se pone la lupa, incluso se podría detallar que el tiempo reloj del color verde en el semáforo es muy escueto y algunos intrépidos se animan a cruzar en amarillo, agregandole complejidad a la situación.
Ciertos puntos de la infraestructura de la ciudad suman a la idea de que es una de las tantas obras que hacen falta y puede ser una prioridad.
La nunca implementación del polémico tren urbano que tenía previsto el paso por esta cuadra y el desarrollo del Circunvalar que sepulta definitivamente a los trenes que atraviesan la capital santafesina dan a entender que ya resulta inútil la presencia de las vías en este sector.