Mucha demanda. La CNRT estima que unas 8.500 personas viajan en las frecuencias diarias entre las dos ciudades. Foto: MAURICIO GARÍN
Los operativos van a seguir hasta el viernes. Los usuarios dicen que es muy difícil conseguir un lugar en las paradas y que deben trasladarse a las terminales de Paraná y Santa Fe.
Mucha demanda. La CNRT estima que unas 8.500 personas viajan en las frecuencias diarias entre las dos ciudades. Foto: MAURICIO GARÍN
De la Redacción de El Litoral area@ellitoral.com Un grupo de inspectores de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) comenzó a controlar esta mañana que los pasajeros que viajan en ómnibus entre Paraná y Santa Fe -en las empresas Fluviales y Etacer- estén todos sentados. Además fiscalizan que las unidades cuenten con cinturones de seguridad y tacómetros (un instrumento que registra la velocidad máxima de la unidad, entre otros datos). “Hay una norma de 2010 que establece que los servicios de media distancia por autopista deben respetar estas condiciones mínimas de seguridad”, explicó Osvaldo Anselmino, subgerente de fiscalización de la CNRT, que vino a Santa Fe y a Paraná para ponerse al frente de los operativos, que se desarrollarán hasta el viernes en las terminales de Paraná y Santa Fe, en las paradas que tienen estos servicios en las dos ciudades y en la Ruta Nacional 168. En los últimos días, hubo varias idas y vueltas -y bastante confusión- sobre el alcance de esta resolución, que regula un servicio de transporte estratégico para el área metropolitana. La CNRT estima que los colectivos de Fluviales y Etacer transportan cada día unas 8.500 personas entre las dos ciudades. Pero ahora parece que la reglamentación se va a cumplir sin contemplaciones. Pero la transición para los usuarios está resultando muy complicada. En la mayoría de los casos son gente que trabaja o estudia en las dos ciudades y que necesita que el servicio se preste sin demoras y con regularidad. Hasta el momento, el principal problema es que los colectivos llegan con todos los asientos completos a las paradas y los pasajeros deben sumarle el viaje a la terminal para conseguir un lugar. Los jóvenes que estudian en la Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), en el barrio El Pozo, dicen que las unidades, en general, pasan de largo en la garita de la 168, porque ya están todos los asientos ocupados. “Antes tardaba 40 minutos en llegar a mi casa en el centro de Paraná. Ahora, como tengo que irme hasta la terminal de Santa Fe, tardó unas dos horas”, contó Nicolás Gorostiaga, que estudia Biodiversidad en la UNL. Ana Orbes, también en el primer año de Biodiversidad, vive cerca del Aeropuerto de Paraná. Como no consigue lugar en las paradas debe trasladarse a la terminal de Paraná a la ida y a la de Santa Fe a la vuelta. “La verdad es que se demora mucho más y también hay dificultades en las boleterías, en las que a veces te piden que directamente compres tu boleto en el colectivo”, señaló. En un comunicado, la Federación Universitaria del Litoral (FUL) planteó su preocupación por este tema. Desde la CNRT, Anselmino insiste en que Etacer y Fluviales deben organizarse para que los ómnibus lleguen con lugares vacíos a las paradas. Pero a las empresas les está costando reorganizar el servicio para cumplir con una norma que se empezó a exigir en forma repentina, casi sin tiempo para organizar el nuevo esquema. “Nosotros vamos a cumplir con lo que nos solicite la CNRT y estamos estudiando algunas medidas para solucionar los problemas que está teniendo el servicio”, aseguró Gastón Borgobello, de la gerencia de Etacer. También contó que una de las ideas es colocar unidades que directamente salgan de la Ciudad Universitaria. “Pero estamos analizando cuáles son los horarios pico para que el servicio sea eficiente”, destacó. En el caso de Etacer, la cantidad de frecuencias se duplicó a partir de la exigencia de que todos los pasajeros viajen sentados. Y están solicitando que la CNRT les permita incorporar tres unidades más (con más choferes) para poder hacer frente a la demanda.