El servicio de pasajeros por colectivo, como todos los transportes públicos masivos, no fue ajeno al cimbronazo que produjo la aparición del coronavirus en el escenario mundial. En ese marco, debió adecuarse al nuevo modelo de organización social que aún hoy experimentan todos los conglomerados urbanos que cuentan con este sistema.
Lamentablemente, la ciudad de Santa Fe arrastraba una historia poco alentadora: entre 2017 y 2019 se perdieron 6.395.894 pasajeros, según datos que difundió el municipio. Algo que se vio influenciado aún más con un incremento tarifario superior al 200% en ese período. No obstante, lo que se ha dado en llamar la "nueva normalidad" dio un golpe importante al sistema.
Las medidas de aislamiento dispuestas a partir del 16 de marzo de 2020 obligaron a actuar de manera inmediata y directa sobre el transporte público de pasajeros por colectivos, señalado como uno de los "propagadores" del nuevo virus. Sin recetas infalibles sobre las medidas más efectivas al respecto, se conjugaron distintas variables priorizando la higiene y la seguridad, entre ellas, el límite a la cantidad de pasajeros, con el objetivo de respetar el necesario distanciamiento social.
Refuncionalización necesaria
Según información de la Subsecretaría de Movilidad y Transporte del municipio, y que El Litoral ya ha reflejado en varias notas, durante abril de 2020 hubo una reducción de pasajeros equivalente al 90% con respecto a igual mes del año anterior. Aún pese a la apertura de actividades registrada, no llegó a producirse una recuperación significativa: la mayor cantidad de pasajeros transportados -tomando los días hábiles de julio- sólo alcanza al 25,17% de los pasajeros que viajaron en igual fecha de 2019. Actualmente, el servicio funciona con un 58% de su flota, a pesar de transportar un porcentaje de pasajeros sustancialmente inferior.
Desde la actual gestión municipal consideran que el escaso rendimiento del sistema tal como está se plantea como una oportunidad ideal para refuncionalizarlo, procurando un equilibrio que lo haga sostenible y priorizando el uso para aquellas personas que verdaderamente lo requieran. Esta etapa puede extenderse en el tiempo hasta tanto se proyecte un servicio adecuado a las nuevas formas de movilidad, pero sobre todo a las nuevas costumbres de los santafesinos a la hora de moverse y llevar adelante sus actividades en la ciudad.
De este modo -sostiene esta gestión-, se deberán tener cuenta algunas cuestiones básicas a la hora de pensar en un nuevo sistema de transporte público: la movilidad sustentable y multimodalidad, las modificaciones en el horario de comercio, los horarios de las actividades comerciales, la multiplicación del teletrabajo y los regímenes laborales de las administraciones públicas nacional, provincial y municipal. Nada de esto podrá quedar fuera del análisis.
Es un momento oportuno para repensar activamente el transporte público de pasajeros por colectivo, pero sin perder de vista que se trata de un servicio clave para la superación del impacto de la crisis sanitaria. Que sea sostenible en el tiempo dependerá también de que los actores públicos y privados reconozcan su importancia y necesidad, como así también de la gestión integral del riesgo, de la mano de la oferta y la demanda; de las estrategias de adaptación evolutiva, y de procurar un sistema flexible al alcance de la población.