Colectivos: buscan una solución "técnica y política" para que haya servicio nocturno
Una opción para destrabar el conflicto es aumentar el boleto a 240 pesos. Pero esto demoraría por los tiempos de SUBE y del dictamen del órgano de control. La otra: compensación económica. Negocian las gestiones municipales saliente y entrante.
Colectivos: buscan una solución "técnica y política" para que haya servicio nocturno
Este martes por la noche, los empresarios del sistema de transporte público de pasajeros por colectivos anunciaron que las líneas urbanas dejarían de circular “por tiempo indeterminado” en la ciudad desde las 22 horas y hasta las primeras horas del amanecer, a las 5.30 de la mañana. La capital no cuenta hasta este momento con servicio nocturno. El argumento: los incremento “exorbitantes” del gasoil.
“En lo que va del mes, el combustible aumentó dos veces. Sumado a eso no sabemos si vamos a cobrar los fondos nacionales para el pago de salarios. Pero lo más importante es el precio del combustible. Aumentó y no tenemos para cargar los tanques de las unidades y garantizar (el servicio) todo el día, por eso lo restringimos”, le dijo a El Litoral Gerardo Ingaramo, empresario local y titular de la Federación Argentina de Transportadores por Automotor de Pasajeros (FATAP).
Desde la mañana de este jueves comenzó un raid de reuniones entre funcionarios de la gestión municipal y los representantes del sector. La cuestión se estiró toda la mañana; hubo un cuarto intermedio y se restablecieron las conversaciones por la tarde. La cosa siguió febrilmente discutida. La gestión municipal saliente convocó a la entrante, es decir, a representantes de Juan P. Poletti.
“Nadie quiere que el doctor asuma (el 9 de diciembre) sin colectivos en la ciudad. Estamos buscando salidas. La solución tiene que darse en el marco de la transición municipal”, dijeron desde su entorno. Pero por lo que pudo saber El Litoral, hay algunas cuestiones administrativas, de tiempo -y claro, políticas- que dificultan el destrabe de este conflicto.
Un ejemplo: aunque mañana mismo el Ejecutivo municipal decrete un aumento de la tarifa frecuente, sería en lo inmediato inaplicable. Primero, porque hay que esperar el dictamen favorable del órgano de control. Pero como agravante, mañana uno de sus integrantes termina su mandato. Otra complicación.
Aún más: un aumento del boleto, que en principio descomprimiría en parte la crisis del sector, pasa al sistema SUBE. Hay un procedimiento administrativo para que ese aumento se operativice y cubra al menos algunas expectativas de los funcionarios.
“Estamos dialogando con la gestión entrante y buscando una solución técnica y política que permita que la ciudad tenga el servicio nocturno”, dijeron a este diario fuentes confiables de la gestión de Emilio Jatón.
-Tomando la posibilidad de un aumento del boleto, ¿a cuánto se iría? Y la actual gestión municipal, ¿estaría en condiciones de otorgar una nueva suba?, consultó El Litoral.
-Se iría a 240 pesos, como en Rosario y Córdoba. Pero los empresarios dicen que quieren seguir negociando nuevas actualizaciones después del 10 de diciembre. Y si hay acuerdo político sí, se otorgaría. Pero este nuevo aumento, o menor dicho, su aplicabilidad operativa, no sería inmediato- respondieron.
Ante todo esto, la lectura que queda en limpio es que el servicio nocturno no se restablecería a menos que haya un acuerdo político entre los equipos de Jatón y Poletti. Así, se firmaría un acta de compromiso con las empresas prestatarias, las cuales deberían volver a prestar el servicio con normalidad.
Por otro lado, desde la actual gestión municipal dicen que “es muy difícil” otorgar una compensación económica por mayor costo del gasoil, el principal pedido de los empresarios. Hay que pagar haberes y guardar para cubrir el medio aguinaldo de diciembre, deslizan.
Pero si se diera una compensación para cubrir el desfasaje del combustible, le quedaría deuda flotante (es decir, deuda con vencimiento a corto plazo) a la gestión entrante de Poletti, que está por asumir.
De momento, se sigue negociando entre ambas gestiones municipales para alcanzar alguna herramienta técnica y, sobre todo, política, que permita destrabar un conflicto en el cual siempre quedan de rehenes los usuarios de un sistema esencial para la ciudad.