"Ecualizar" la noche de Santa Fe: los puntos que podrían reverse del proyecto sobre nocturnidad
Horarios tope, la obligatoriedad de insonorización acústica para todos locales nocturnos con servicio de música-baile y la aplicación de la Norma IRAM en la medición sonora -no ya la ordenanza local- son elementos que están bajo la lupa en el Concejo. Ruidos molestos: cobra fuerza el monitoreo interno vía software.
"Ecualizar" la noche de Santa Fe: los puntos que podrían reverse del proyecto sobre nocturnidad
El debate público sobre cómo regular y ordenar la nocturnidad en la ciudad capital puede sintetizarse hoy en la intención de "ecualizar" la noche santafesina, que en realidad son muchas noches: la del restaurante, la del bar sin música y la de aquel con música y baile; la del parador, la del recital al aire libre, la de las "clandes".
Ecualizar es por definición ajustar las frecuencias de reproducción de un sonido para que todo "suene bien". Entonces, que "suene bien" el respeto por las horas de cierre, el uso no abusivo del espacio público, la higiene de los locales nocturnos y de los usuarios de la nocturnidad, y que "suene bien" el descanso de los vecinos.
Un registro gráfico de la histórica audiencia pública sobre nocturnidad, que se realizó en el recinto del Concejo el 31 de agosto. Foto: Flavio Raina
Ese verbo quizás sea la mejor metáfora para explicar en qué "frecuencia" está el Concejo hoy, con 16 rondas de consultas realizadas y un par de pendientes más, entre ellas con funcionarios del Ejecutivo. Todo ello luego de la histórica audiencia pública donde participaron más de un centenar de actores involucrados con la nocturnidad.
Lo interesante es que, de todo ese volumen de diálogo, aún con sus tensiones, ya se empiezan a delinear algunos puntos que podrían reverse del mensaje original sobre nocturnidad o la "Ordenanza de Regulación del Esparcimiento" que remitió el Ejecutivo Municipal al Cuerpo legislativo, y que mejorarían el despacho final que, con un poco de viento a favor, llegaría al recinto para su tratamiento antes de fin de año.
Uno de esos puntos que están en análisis -respecto a lo que establece el proyecto original del Ejecutivo- es el relacionado con el control y medición de los sonidos nocturnos. Y las inquietudes surgieron con la reunión entre concejales y expertos en insonorización y aislamiento acústico.
Tecnología disponible
"En el marco de los aportes obtenidos de las rondas de consultas, aparece como una opción viable el monitoreo permanente del sonido interior de un local nocturno, para poder saber saber en tiempo real cuántos decibeles se están emitiendo", le explica a El Litoral el concejal Lucas Simoniello (UCR-FPCyS), que es uno de los "resortes moderadores" de toda la discusión sobre nocturnidad.
El concejal Lucas Simoniello, uno de los "articuladores" en el diálogo con los distintos actores vinculados con la nocturnidad.
El concejal se refería a un decibelímetro ubicado dentro del local con opción de servicio de música y baile. El aparato contiene un anti tamper, un dispositivo GPRS para transmitir datos a un servidor centralizado y un software que puede estar configurado para que alerte a la autoridad competente que, durante un determinado tiempo, dentro de ese local se superó la cantidad de decibeles permitidos.
"Además, cuenta con una suerte de 'cajita negra' que guarda los datos hacia atrás en el tiempo", explica Simoniello. "Hay desarrollo de software local, empresas locales que los hacen y no son caros. Esto serviría para tener un registro de lo que está pasando dentro de ese local en términos de sonido".
Norma IRAM
Hay otro punto a resolver: la situación que se da entre quien tiene un local nocturno habilitado con servicio de música/baile y el vecino que vive cerca de ese establecimiento, y que eventualmente puede padecer ruidos molestos. Pero, ¿cómo medir correctamente si ese ruido es molesto o no?
Los expertos en medición acústica solicitaron durante la reunión con los concejales que se aplique la Norma IRAM Nº 4062 ("Ruidos molestos al vecindario"), y no la ordenanza sobre ruidos molestos vigente en la ciudad, la N° 9623, que estipula como decibeles máximos en el exterior 45 dbA (unidad de medición acústica). Aplicar entonces esa Norma IRAM podría ser otro de los puntos a revisarse del mensaje del Ejecutivo.
"Pero todo sigue en discusión, son posibilidades que se están analizando, no hay nada cerrado -aclara Simoniello-. Debemos pensar que la medición de la contaminación sonora es una política pública del Municipio. Y no se resolverá de la noche a la mañana. ¿Se puede? Sí, hay un software de monitoreo interno que sería efectivo; y a la par, tiene que haber procedimientos preventivos y controles efectivos", añade.
Insonorización
-¿Habría una revisión también de la obligatoriedad (estipulada en el proyecto original) para todos los locales nocturnos con servicio de música y baile de invertir en un sistema de insonorización acústica?, consultó El Litoral al concejal frentista.
-Estamos trabajando en una adecuación sobre la base de lo que nos informan los técnicos en sonido. Creo que hay que apuntar a mecanismos de monitoreo, con algún esquema de acompañamiento al inversor privado. Porque no es lo mismo obligarlo a la insonorización que acompañarlo con un monitoreo, y decirle cuáles son las mejores opciones para "acustizar" su local, además de ver cómo se trabaja con el entorno inmediato, es decir, con los vecinos lindantes (que podría padecer la molestia de ruidos).
Además, hagamos la pregunta al revés. Si un local nocturno con opción de música y baile no tiene a ningún vecino lindante cerca, ¿qué sentido tendría insonorizarlo? Se sabe que es costoso insonorizar un local. En el despacho final, y respecto del sonido, creo que tiene que haber un camino de articulación (con los empresarios nocturnos, incluso con vecinos), sin aspirar a soluciones inmediatas y "mágicas". Es el criterio de racionalidad el que debe primar siempre en la discusión sobre nocturnidad.
Matinés y "clandes"
El proyecto original estipula que se pueden establecer matinés para menores de hasta 17 años sin venta de alcohol en salones de fiestas y en boliches, hasta la hora cero y sin venta de alcohol. Esto lleva a pensar también e inevitablemente en las fiestas clandestinas (y ahora, las "canillas libres"). Es que las cosas cambiaron mucho en los últimos diez años, y los chicos de hoy construyen comunidad a través de las redes sociales, cuando antes se construía dentro de los boliches.
"No todo el mundo va a las clandestinas. Y creo que la clave, justamente para evitarlas, es generar muy buenas ofertas y atractivas para las distintas edades, incluidos los menores, justamente para que las elijan y no se vayan a una 'clande', añade.
La idea sigue siendo "poder tener ofertas reales y racionales" de espacios nocturnos habilitados para tal o cual actividad en función de las distintas franjas etarias. "Y si esto sucede con medidas claras respecto de la medición de sonido y con horarios claros, vamos a dar un paso adelante", se entusiasma Simoniello.
Horarios
"Horario, aforos, sonido y espacio público. Esas son las cuatro patas sobre las que tenemos que ponernos de acuerdo", subraya el concejal. ¿Y los horarios límite de la nocturnidad? ¿Podrían revisarse? "Es otro de los puntos sobre los que estamos trabajando. Se viene el verano, y sabemos que como santafesinos tenemos la buena costumbre de salir y de ocupar en buen sentido el espacio público", responde.
"Pero queda claro que alguien dando vueltas por determinado lugar a las 5.30 de la mañana, como otrora ocurría en Recoleta, no: lo importante es que el diálogo permitirá ecualizar las reglas", enfatiza Simoniello. Otra vez, esa metáfora parece definir el productivo debate público que se está dando sobre cómo ordenar la noche en la ciudad capital.