Redacción El Litoral
Los animales llegaron con una familia que se mudó el fin de semana. Vecinos recuerdan que el reglamento interno prohibe la tenencia de perros peligrosos.
Redacción El Litoral
Las tensión entre los dueños de mascotas que pueden ser peligrosas y el resto de los vecinos provoca problemas en muchos barrios de la ciudad y ahora se activó en uno de los countries que están cerca de la autopista: Altos de la Ribera.
Durante el fin de semana, una familia se mudó con dos perros de raza pitbull al barrio cerrado, que está en frente de El Paso, con ingreso por el acceso norte de Santo Tomé. Los vecinos están preocupados por sus chicos y recuerdan que el tema se viene analizando desde hace más de un año.
El country tiene un reglamento interno que prohibe la tenencia de perros peligrosos. La norma no especifica las razas pero los vecinos entienden que se refiere a pitbulls, dogos, rotwaillers y ovejeros, entre otras razas. Es decir, animales que si tienen un comportamiento agresivo pueden provocar daños graves en los chicos los adultos y otros animales.
Los vecinos se reunieron este fin de semana para analizar qué medidas pueden tomar para sentirse seguros. Lo que le comentaron a El Litoral es que el country va a presentar una medida cautelar antes la Justicia.
En los barrios cerrados de la zona hay normas para manejar los perros. La mayoría requieren a los propietarios que tengan perros que construyan un cerco para evitar que el animal pueda salir a las calles del barrio. También suelen prever multas para cuando las mascotas se escapan.
El caso de Altos de la Ribera —explican los vecinos— es diferente: el reglamento prohibe los “perros peligrosos” y también los cercos para preservar la característica de un espacio abierto. Para la tenencia de perros que no sean de riesgo —labradores, golden y mascotas de tamaño más chico, que si hay en el country— hay que contar con caniles.
En este caso puntual el conflicto llegó a las redes sociales. La familia dueña de los pitbulls compartió imágenes con sus mascotas —jugando y conviviendo con sus hijos— que reprodujeron grupos como SOS Pitbull Santa Fe en su Facebook. Los vecinos aseguran que no tienen nada personal contra esta familia y que lo que los moviliza es el temor de que sus chicos puedan ser atacados por los animales.
El dueño de las mascotas les aseguró que cuando compró el terreno no le advirtieron que no iba a poder traer sus perros, que ellos sienten como parte de su familia. El año pasado, en el country se realizó una asamblea para analizar si en este caso se podía hacer una excepción a la reglamentación y los vecinos votaron en forma masiva en contra (14 votos contra 1 a favor) porque eligieron priorizar la seguridad de los niños y las personas.
En Rincón y Colastiné Norte, que no son barrios privados, la tenencia de las mascotas también genera tensiones entre los vecinos. En Villa California, hace unos años, una familia quedó aterrada luego de que dos pitbulls atacaron y casi mataron a su golden.
En Las Paltas hay gente que asegura que no puede caminar en paz o andar en bicicleta porque los perros —que suelen estar sueltos— los persiguen y muerden.
En las ciudades del Gran Santa Fe se han debatido —y aprobado— normas para intentar regular este tema y evitar accidentes con las razas más peligrosas, pero, en general, son “ordenanzas de papel” sin controles específicos ni multas que lleven a los propietarios a ser responsables y prevenir los ataques, que si se producen pueden generar daños graves y consecuencias en la justicia.