Construyen en Santa Fe las primeras casas de barro amparadas por el nuevo reglamento
Dos casas "mellizas" se edifican con ladrillos de adobe en Colastiné Norte. Pertenecen a dos amigas con un estilo de vida ecológico. Son las primeras unidades construidas bajo el paraguas del nuevo Código de Habitabilidad, que permite el uso de materiales "no convencionales".
Pablo Aguirre Las dos casas mellizas hechas con ladrillos de adobe.
Dos jóvenes amigas se encontraron en un sueño común: construir sus casas de forma sustentable y en armonía con la naturaleza. Por eso, decidieron hacerlas de tierra cruda en un terreno ubicado en Colastiné Norte. Pero estas viviendas tienen un plus: son las primeras construidas en Santa Fe con el paraguas normativo del nuevo Código de Habitabilidad de la ciudad, que admite el uso de materiales "no convencionales" en las edificaciones.
Desde lejos se nota un color distinto en las paredes de las nuevas viviendas, que ya tienen un grado importante de avance. En su mayor parte, los ladrillos no son anaranjados, sino más bien grises. Se debe a que están hechos de adobe, que es el ladrillo crudo, sin cocinar, compuesto con más pasto que los convencionales y mayor resistencia.
Las dos casas son "mellizas", de igual diseño arquitectónico y dimensiones, y están ubicadas en un mismo terreno. Pertenecen a dos amigas: Lucía Schnidrig, psicóloga, y Melania Pierini, médica generalista. Ambas se conocieron hace unos años en el centro de salud del barrio Las Lomas, donde trabajan. Un día, como ellas dicen, les "explotó" la idea de vivir en viviendas separadas, sustentables, amigables con la naturaleza, pero también cohabitando los espacios comunes del predio, con una huerta, compostera y estilo de vida compartidos.
"Aprendimos de la comunidad Qom, de Las Lomas, lo maravillo que es vivir con otros, en comunidad. Tenemos mucha admiración por ellos, por cómo arman su comunidad, cómo se conocen entre todos y cómo se vinculan con la naturaleza. Es un poco recuperar esa cosmovisión y antropología ligadas a una forma de existir. Es algo de lo que estamos plenamente convencidas que queremos para nosotras", dijeron Lucía y Melania, quienes se mostraron "felices" de estar cada vez más cerca de conseguir su meta.
"Tendremos una huerta común y compostaje. Las casas van a tener un 'techo vivo' con césped y plantas, y estamos viendo de incorporar un calefón solar y un biodigestor. La idea es que podamos vivir con otra lógica en relación a la naturaleza. Esto es importante para nosotras", se entusiasmaron las amigas.
El primer paso hacia su sueño lo dieron comprando el terreno. Luego, se presentaron a un crédito Procrear, y después convocaron a la Cooperativa Teko, que hace una década se especializa en construcciones con tierra cruda en otras localidades.
Pablo Aguirre Las propietarias de las viviendas, Lucía y Melania (segunda y tercera desde la izq.), junto a dos integrantes de la cooperativa Teko y al secretario de Planeamiento municipal.
Las propietarias de las viviendas, Lucía y Melania (segunda y tercera desde la izq.), junto a dos integrantes de la cooperativa Teko y al secretario de Desarrollo Urbano municipal.Foto: Pablo Aguirre
Cambio de mirada
A partir del nuevo Código de Habitabilidad de la ciudad de Santa Fe, que entró en plena vigencia en abril, los materiales de construcción "no tradicionales", como el barro, están permitidos por este reglamento de edificación. De esta manera, quienes deseen levantar una casa de este material, ahora pueden seguir un trámite burocrático común, sin necesidad de excepciones por parte del Concejo. "Estas casas son las primeras de barro amparadas por el código, vendrían a ser como un laboratorio", indicó Javier Mendiondo, secretario de Desarrollo Urbano de la Municipalidad de Santa Fe.
El funcionario agregó: "El 1° de marzo del 2021, el intendente Emilio Jatón anunció en la apertura de sesiones del Concejo que enviaría dos mensajes para modificar ordenanzas estructurales para orientar la actividad de la construcción en Santa Fe: el Código de Patrimonio y el Código de Habitabilidad. Y finalmente ambas ordenanzas fueron aprobadas por unanimidad el 28 de septiembre del año pasado", recordó el funcionario.
El arquitecto consideró que el anterior reglamento de edificaciones, que era del año 1976, no permitía la construcción con tierra o técnicas naturales. "Es una paradoja muy extraña porque las construcciones más antiguas que tiene la ciudad de Santa Fe son de tierra; tenemos inmuebles de más de dos o tres siglos que han sobrevivido al paso del tiempo. Por ejemplo, el Convento de San Francisco, la Iglesia de Los Milagros, la Casa de los Aldao y la Casa de los Diez de Andino", mencionó.
También sostuvo que a partir de estas nuevas normativas "hay un cambio de paradigma y de mirada, ya que las ciudades se tienen que enfrentar al cambio climático y mitigar el efecto que la propia sociedad tiene sobre la naturaleza. Además, tenemos uno de los mejores barros del país, y debemos aprovechar nuestra tradición y tecnología, con miras a generar el menor impacto de huella de carbono y de emisión de gases con efecto invernadero".
Pablo Aguirre Poder cohabitar el suelo con una amiga, sorteando laberintos burocráticos, para nosotras es una pequeña resistencia; nuestra revolución , dijeron Lucía y Melania.
"Poder cohabitar el suelo con una amiga, sorteando laberintos burocráticos, para nosotras es una pequeña resistencia; nuestra revolución", dijeron Lucía y Melania.Foto: Pablo Aguirre
Amigables con el ambiente
Mariano Pautasso, de la Cooperativa Teko -encargada de la edificación-, explicó los detalles constructivos de estas viviendas de similares características, una dimensión de 60 m2 -que es la permitida por el Procrear-, en un terreno de 20x50 m.
Las paredes son mayormente de adobe; el mortero (mezcla para aglutinar los ladrillos) es de cal y arena y también se usará para el revoque. "La cal es un mineral y la usamos en lugar del cemento, porque este último impermeabiliza las paredes y nosotros queremos que los muros respiren, que permitan eliminar la humedad ambiente del interior de la vivienda, por diferencia de presiones. Eso hace que la casa se sienta más fresca y no necesite tanta refrigeración. Sólo la planta alta es de ladrillo común", explicó el arquitecto y miembro de la cooperativa.
Para el techo se usa un entablonado de madera de eucaliptus (proveniente de Entre Ríos, de un vivero que planta árboles para este fin), arriba del cual los obreros estaban colocando un manto impermeable. "Luego, se puso una capa de ladrillo triturado, que lo hacemos en la hormigonera, como si fuera un canto rodado artificial. Y finalmente va un geotextil, se echa tierra, primero de la zona, luego tierra negra, y una capa de césped. Este 'techo vivo o verde' es mucho más térmico que el tradicional", explicó.
"Hace 10 años que Teko construye viviendas de barro en otras localidades. Ahora llegó el momento de Santa Fe y estamos re felices", cerró Pautasso.
Pablo Aguirre Las casas tendrán un techo vivo con césped y plantas.
Las casas tendrán un "techo vivo" con césped y plantas.Foto: Pablo Aguirre
Inconvenientes
En el camino a completar el sueño de la casa propia, Lucía y Melania se encontraron con algunos obstáculos. El principal tiene que ver con que construían dos casas en un mismo terreno. "No está contemplado en el Procrear -que es una política que valoramos porque sin ella no hubiéramos podido acceder a la casa propia-, que dos personas que no están vinculadas por un contrato matrimonial o por sangre, se compren un terreno juntas".
"Tuvimos que pasar por un proceso de excepción por parte del Concejo para la subdivisión del terreno, con la demora que implicó -sostuvieron-. Desde allí se nos presentaron cuestiones vinculadas a las condiciones del crédito, algunas en proceso de resolverse", dijeron las jóvenes. Y consideraron: "Falta encontrar otras lógicas en la burocracia que atiendan estas necesidades que quizá no son las habituales".
Pablo Aguirre Trabajadoras de Teko en obra; la cooperativa tiene hoy 45 integrantes.
Trabajadoras de Teko en obra; la cooperativa tiene hoy 45 integrantes.Foto: Pablo Aguirre
La trayectoria de Teko
La Cooperativa Teko hace una década que se dedica a la construcción con barro y ya lleva 30 viviendas edificadas con este material en localidades de la zona, como Arroyo Leyes, Sauce Viejo, Rincón, a partir de excepciones conseguidas. Estas dos casas son las primeras de Santa Fe, desde que entró en vigencia el Código de Habitabilidad.
"Teko es una cooperativa de trabajo inicialmente formada por profesionales vinculados a la construcción. De a poco fue creciendo y hoy son 45 personas que la integran, desde obreros a profesionales. Nosotros hacemos cursos de formación y participamos de instituciones a nivel latinoamericano que certifican la calidad de los materiales; nos fuimos profesionalizando y agregando conocimiento al saber popular que ya era muy fuerte en la zona", refirió Mariano Pautasso, y añadió que los ladrillos tienen el aval del Cecovi, de la UTN, que testea los materiales constructivos.
La cooperativa no sólo se dedica a la ejecución de viviendas sino a otras problemáticas vinculadas con el hábitat. "Teko es un nombre guaraní que significa una cultura, una forma de vida, y es esto es justamente lo que las chicas están haciendo: buscar una forma de ser, practicarla y llevarla adelante", sostuvo Pautasso.