Costanera Este de Santa Fe: talaron el bosque nativo y avanzan con obras privadas sobre la playa
Los alisos que habían crecido en los últimos años ya no están. Quedaron sólo los troncos talados. A un costado avanzan obras sobre la playa. Qué dice la Municipalidad.
El bosque nativo que crecía en la orilla de la desembocadura de la laguna Setúbal sobre la Costanera Este de Santa Fe ya no está. Las motosierras derribaron en las últimas horas los alisos que ya tenían gran porte. Árbol abajo. Uno y otro y otro más allá. Quedaron apenas un par en pie, los que resisten lo que podría denominarse parte de un ecocidio.
Flavio Raina.
Un lector que paseaba por el lugar se encontró este domingo con lo que está ocurriendo y advirtió a El Litoral sobre la tala. Tras una recorrida por el lugar se pudo comprobar que los alisos ya no están, más bien quedaron talados recostados en la arena sobre la orilla. Y sobre el costado sur del sector a donde se habían preservado estas especies avanza una obra de construcción de un domo, una estructura de madera que pareciera ser un escenario y una nueva bajada al sector de playa. Cambia el paisaje.
Lo que se desconoce hasta el momento es quién taló los alisos. La Municipalidad lo investiga, de acuerdo a la información a la que accedió El Litoral este lunes por la mañana.
El denominado bosque nativo de la Setúbal había comenzado a crecer sobre la Costanera Este y Oeste durante los últimos aproximadamente cinco años, durante el período de bajante histórica del río Paraná. La gestión municipal anterior había decidido preservarlo. Y los especialistas de la Universidad Nacional del Litoral habían realizado un relevamiento de todas las especies que iban creciendo en la zona para documentarlo.
Flavio Raina.
La principal especie son los alisos de río (Tessaria integrifolia), una de las dos especies pioneras colonizadoras de los bancos de cauce de este sistema fluvial. La otra son los sauces (Salix humboldtiana). A estas se les suman los juncos (Schoenoplectus californicus). Y si el río mantiene bajo sus niveles, estos bosquecitos comenzarán a complejizarse con la incorporación de otras especies (seibos, aromitos, laureles, etcétera). Además de las especies leñosas, se forman comunidades acuáticas integradas por camalotes, canutillos, repollitos y otras, tanto flotantes como arraigadas, que en conjunto forman entramados sumamente heterogéneos.
La presencia de todas estas especies traen además la aparición de otras especies de fauna autóctona, aves y reptiles.
Bosque
Junto a los alisos de la Costanera Este había un cartel que indicaba: “Aquí está naciendo un bosque”. Había sido colocado por la Municipalidad para advertir a la población y sumarla al compromiso de su preservación. “Este paisaje contiene árboles que pueden formar un bosque”, advertía el mismo cartel. “Es un ecosistema en estado inicial que se está desarrollando. Por eso es central que lo cuidemos entre todos”.
Crédito: Flavio Raina.
Sin embargo ese cuidado quedó atrás. Las motosierras arrasaron con el bosque nativo, que había sido el eje de una investigación que hace unos años atrás obtuvo un premio internacional. Se trata de un proyecto presentado por el equipo de Infraestructura Verde que trabajó en el Municipio entre 2019 y 2021, en un simposio latinoamericano de expertos llevado a cabo en Manantiales, Uruguay. "Iniciativa de protección y conservación del incipiente desarrollo de bosques fluviales a la vera de la laguna Setúbal en la ciudad de Santa Fe", era el nombre del mismo. Y había sido presentado en el Tercer Simposio "Iniciativa Latinoamericana del Paisaje" (The Latin American Landscape Initiative, LALI), bajo el lema "Sentir y Pensar el Paisaje", para salvaguardarlo. La iniciativa se llevó el reconocimiento unánime del jurado que lo eligió como el mejor, entre 46 proyectos de distintas ciudades latinoamericanas.
Flavio Raina.
“Lo ocurrido es abrumador”, dijo uno de los autores de dicho proyecto, el arquitecto, paisajista y docente e investigador Paulo Chiarella. Este profesional fue quien dirigió la idea junto a sus pares María José Ilari, Ricardo Robles y la agrónoma Milagros Gasser. “Desconozco quién es responsable de semejante intervención en el Paisaje -agregó Chiarella-. Dudo que quien lo realizó tenga legitimidad para ello. Está claro que aun nadie se arroga la autoría”.
“El paisaje como capital social requiere protecciones y cuidados en su gestión que evidentemente no está siendo posible proveer por parte del Estado ni de la comunidad”, se quejó más adelante el paisajista. Y agregó: “La política de conservación de bosques nativos a la vera de la Setúbal fue una decisión que, aun produce legítimas controversias por parte de cada una de las posiciones, dichas controversias podrían ser aprovechadas para dar una discusión rica en matices acerca del derecho al paisaje”.
Crédito: Flavio Raina.
“Lo ocurrido no hace más que poner en evidencia la vigencia de estos debates necesarios sobre nuestros imaginarios de paisaje y las urgencias de sensibilización y conservación de la biodiversidad que nos acecha”, analizó más adelante el autor del proyecto de bosque nativo de la Setúbal. “Recientes encuestas dan cuenta de que la opinión ciudadana está dividida. Por nuestra parte, estamos convencidos de que aún falta completar la gestión de esos bosques para hacerlos accesibles al uso por la gente con pasarelas y otras intervenciones que incrementen oportunidades de disfrute por parte de la sociedad”, reclamó Chiarella. “Mientras, aprovechamos los innumerables servicios ambientales que brindan en términos de conservación y soporte de biodiversidad”.
El crecimiento del bosque nativo de la Setúbal en los últimos años había implicado un cambio de paradigma en la gestión municipal. Antes las máquinas arrasaban con la vegetación ribereña y el paisaje era de arena. Durante la gestión anterior, de Emilio Jatón, en cambio, el mantenimiento se hacía preservando este bosque. Esto mismo es lo que viene haciendo la actual gestión.
-¿Para qué preservar el bosque? -consultó El Litoral a Chiarella.
-Para conservar y proteger la vegetación que nace a escasos metros de la urbe y aprovechar así sus servicios ambientales, con el objetivo de mitigar los efectos contaminantes de los vertidos pluviales a través de procesos de fito-depuración del agua. Con ello se busca revertir los procesos de degradación del ambiente e incrementar la resiliencia frente a eventos extremos de crecida y erosión de costas.
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