Hablar de la muerte y ponerle porcentajes fríos suele ser difícil, y no refleja en absoluto el dolor que sufren los seres queridos detrás de cada pérdida. Pero aquello que dicen los funcionarios sanitarios y expertos epidemiólogos tiene algo de verdad, a juzgar por los números: el virus SARS-CoV-2 -nuevo coronavirus- está atacando cada vez más a personas jóvenes en la provincia de Santa Fe.
Según los reportes epidemiológicos del Ministerio de Salud santafesino desde el 1° al 18 de mayo inclusive, fallecieron en la provincia 378 personas. De ese total, hubo 23 personas muertas que tenían hasta 45 años: ello representa un 6,01% de defunciones dentro de ese rango etario sobre aquel total.
Además, de todas las muertes por Covid-19, 40 eran personas que tenían hasta 50 años inclusive. Este último número representa casi un 11% (10,5%) de fallecimientos dentro de ese rango de edad, que abarca la Población Económicamente Activa (PEA). Se trata de las franjas etarias que están más tiempo circulando -por cuestiones laborales, familiares, etcétera- y, por tanto, las más expuestas a contraer el virus.
Respecto de los lugares geográficos de los decesos “jóvenes”, las personas de 45-50 años que fallecieron en los primeros 18 días de mayo, éstas tenían residencia mayormente en Rosario (5); en Santa Fe capital (5), Rafaela (4) y Santo Tomé (3). Hacia el sur de la bota, hubo dos muertes en Villa Constitución y otras dos en Venado Tuerto. El resto de los fallecimientos se reportaron en localidades pequeñas, como San Guillermo, Villa Minetti, Bigand, Melincué o Totoras, entre otras.
Dentro del global de los 378 decesos, estos se registraron en 103 localidades distintas: el promedio etario de defunciones es de 68 años (con una persona muerta de 96 años, número máximo, y otra de 28 años, número mínimo). El promedio diario de muertes (siempre del 1° al 18 de mayo inclusive) fue de 21 decesos.
Otro dato saliente por lo preocupante. En este lapso de 18 días el acumulado pasó de 4.534 a 4.903 decesos: hubo un aumento de muertes del 8,14%. Las localidades con más muertes fueron Rosario (85), Santa Fe (38), Rafaela (24), Santo Tomé (19) y Venado Tuerto (14).
A la luz de este corte estadístico, el porcentaje de incidencia mayor de muertes se sigue dando en personas mayores, por encima de los 68 años. Si bien esta población etaria ya fue inmunizada en su mayoría con una o dos dosis (como se sabe, la vacuna contra la Covid-19 genera más anticuerpos y protección al virus, y aunque no impide la infección evita generar cuadros graves de la enfermedad), por lo general los ancianos arrastran patologías (respiratorias, coronarias, oncológicas, etcétera) que agravan el curso de la enfermedad, lo cual culmina muchas veces en el peor final.
Por otro lado, la incidencia de muertes en adultos jóvenes de 45-50 años podría explicarse por dos factores, tal vez estrechamente relacionados: el primero, que no fueron inmunizados (según el cronograma de vacunación provincial, ahora se está terminando de inmunizar a personas de 60 a 65 años, y se continuará con aquellas de 18 a 59 con comorbilidades). Así, el hecho de no tener ni siquiera una dosis, vuelve más vulnerable a esta población más joven.
El segundo factor es la mayor agresividad del virus: días atrás, la ministra de Salud provincial, Sonia Martorano, admitió que en Santa Fe el virus es más virulento, que los tiempos de internación en camas críticas son más largos (21 días) y que cada vez hay más pacientes jóvenes en camas respiradas.
Esa mayor agresividad de SARS-CoV-2 podría deberse a las propias dinámicas genómicas del virus, que per se busca hacerse más resistente al organismo humano, y también a sus nuevas variantes detectadas, como la de Manaos o la de Reino Unido.
Dentro de la provincia, cabe recordar, en esta capital se reportó una persona infectada con la variante británica sin antecedente de viaje ni contacto estrecho con viajeros; en Rafaela, se notificó una mujer (finalmente fallecida) portadora de la variante Manaos, y tampoco tenía antecedentes de viaje. También se reportaron otros dos casos, uno con variante Manaos y otro con la de Nueva York (con antecedentes de viajes al exterior ambos) en Rosario y Funes.
Lo último: muchas de las muertes de 45-50 años se notificaron en localidades muy pequeñas. Esto último tendría relación quizás con la lejanía respecto de los centros de salud de alta complejidad de las grandes ciudades, en donde se concentra la mayor cantidad de camas equipadas de Unidad de Terapia Intensiva, requeridas en cuadros graves. Como agravante, cabe recordar que en los grandes centros urbanos la ocupación de camas críticas está al límite.