Lunes 6.6.2022
/Última actualización 12:37
¿Son tan "nuevas" las enfermedades de las que estamos teniendo noticias en estas últimas semanas, como la hepatitis aguda de causa desconocida o la viruela del mono? ¿O la comunidad está más sensibilizada frente a cuadros de los que no se tenían noticias antes de la pandemia de coronavirus? Esas son algunas de las preguntas que El Litoral trasladó a Carolina Subirá, médica clínica e infectóloga, especialista en Medicina Tropical y del Viajero. Y también, hay que decirlo, fuente especializada de consulta frecuente en la peor etapa de la pandemia por Covid-19.
"En realidad no son enfermedades tan raras sino poco frecuentes. Son materia de profesionales que se dedican específicamente a ellas y que son hiper especializados. Tenemos conocimiento de casos anuales de hepatitis que no son por los virus hepatotropos, es decir, que no son por A, B, C, D o E, y quedan sin diagnóstico. Son cientos de casos anuales y eso ya es conocido para nosotros No es algo particularmente nuevo", explica la profesional que integra también el equipo de expertas y expertos que asesoran a la provincia en la gestión de la crisis sanitaria.
Carolina Subirá, médica clínica e infectóloga, especialistra en Medicina Tropical y del Viajero."Lo que si llamó la atención -aclara- es que (por la pandemia de Covid-19) veníamos de dos años de reclusión en los cuales hubo poco contacto con infecciones virales debido al uso masivo de barbijos y mayores precauciones universales. Y hubo menos concurrencia a centros de atención médica, menor cantidad de chequeos, menos control de enfermedades crónicas. Así que la incidencia de algunas enfermedades comunes habían disminuido. Por otro lado, algunas enfermedades poco frecuentes se han vuelto relevantes o son de público conocimiento".
- ¿Se realiza más vigilancia sanitaria y por eso se conocen estos casos?
- Hay más vigilancia sanitaria y mejor comunicación por parte de la comunidad científica. Se han formado redes de comunicación para alertarnos y sensibilizarnos rápidamente ante la aparición, por ejemplo, de un caso de salmonelosis en Mozambique, o un caso de encefalitis japonesa en otro lugar. Esa información, que antes se difundía por boletines epidemiológicos en forma periódica, ahora es de público conocimiento incluso dentro de redes sociales con un acceso más rápido y en tiempo real.
Por un lado, eso es muy beneficioso para los profesionales que se dedican a este tipo de enfermedades tropicales o que son endémicas dentro de un país o una región y no tan conocidas para quienes no viven en ese lugar.
Pero esta información, que es de índole científica y de interés para profesionales de la salud, se vuelven de dominio público de la comunidad que no tiene la formación médica para saber cómo interpretarla y a partir de ahí se genera miedo.
A esto se suma que es muy fácil hoy en día comprar un pasaje e irse de viaje. Años atrás tenías que subirte a un barco y navegar varios meses para llegar a Costa de Marfil y adquirir un pasaje de avión era bastante más oneroso. Ahora es relativamente sencillo tomar un avión y en pocas horas estar en otro lugar del mundo, sobre todo en destinos exóticos donde hay enfermedades poco frecuentes, enfermedades tropicales que son endémicas de esos países, enfermedades zoonóticas, es decir, transmitidas por animales.
A la vez, hay más profesionales que se especializan en medicina tropical y de viajeros, así que hay más información respecto de estas enfermedades y de cómo tratarlas.
- Si el origen del Covid-19 se busca en la transmisión por animales salvajes de la misma manera que la viruela del mono, ¿tendríamos que empezar a hacer hincapié en esta interacción (o apropiación) de medio ambiente? ¿Qué otras enfermedades tienen su origen en animales?
- El hombre está invadiendo el hábitat de los animales, los está desplazando de su hábitat natural. Conclusión: si vas a entrar en la selva, a lo mejor te vas a venir con un "regalito" de parte de la selva donde hay monos, roedores, insectos que transmiten virus y parásitos que no están en el ambiente urbano ni periurbano, sino que son propios de ese ambiente.
Lo mismo pasa con emprendimientos urbanos donde el ser humano invade el hábitat natural de otras especies, desplazándolas. Esto genera que las zoonosis, es decir, las enfermedades transmitidas por los animales que vivían en ese espacio salvaje empiecen a afectar al ser humano y del ambiente selvático pasen al periurbano y urbano donde se produce la transmisión secundaria de persona a persona.
La fiebre amarilla está presente en la selva amazónica por los monos carayá que son picados por mosquitos. Estos pican luego a la persona que entró a la selva y que, al volver a su lugar de origen, lleva la enfermedad. Ahí hay una zoonosis transmitida por monos con un vector que es el mosquito: el humano invade el ambiente del mono, se contagia y lo lleva al ambiente urbano y allí se perpetúa ese ciclo de transmisión.
Pasa con muchas enfermedades zoonóticas y tropicales.
Una persona se va a conocer el parque Kruger, en Sudáfrica, donde hay mosquitos que transmiten malaria. Esta persona adquiere malaria y vuelve a su país de origen; si en ese país de origen está el mismo mosquito que se llama Anopheles, pica a la persona con malaria y luego a otro humano, habrá malaria en el lugar de origen del viajero.
Por otra parte, hay importación de animales para consumo y otros fines, y esos animales pueden venir colonizados con bacterias, virus, parásitos, hongos de su lugar de origen, desembarcar en la otra punta del mundo e introducir nuevas enfermedades.
Así que los cambios económicos, sociales, de destinos de viajes han reintroducido viejas enfermedades en el nuevo mundo, han reactivado otras que eran menos frecuentes, y distintos hábitos de las personas pueden haber favorecido el terreno para difundir estas nuevas enfermedades.
- Hay enfermedades que todavía no tienen una vacuna específica y a otras, como la viruela, se la considera erradicada desde 1980 luego de una campaña masiva de vacunación.
- Hay enfermedades viejas que tienen vacunas y otras que no las tienen: el VIH hace 40 años que está definido y no tiene vacuna. Es decir que no hace falta que una enfermedad sea nueva para no tener vacuna; hay casos en que no tenemos la capacidad científica de generar una vacuna frente a ella o las que podemos generar no son suficientemente efectivas.
Algunos mosquitos son vectores de transmisión de enfermedades tropicales. La información y la prevención son fundamentales antes de viajar a destinos exóticos.Se está trabajando hace tiempo sobre una vacuna para el dengue que tiene cuatro serotipos, así que la tarea no está exenta de dificultades; no podemos vacunar contra la malaria, se está trabajando en la vacuna para el ébola; contra la gripe hace mucho tiempo que tenemos vacunas.
Para la viruela se empezó rascando las costras de la viruela de la vaca y la gente aspiraba por la nariz el picadillo del polvo de las costras; esa fue la variolización inicial hasta que finamente tuvimos la vacuna que se dejó de usar en el año '78 cuando se erradicó la viruela humana de la faz de la tierra.
En el caso del sarampión es una enfermedad en extremo contagiosa. La vacuna es a virus vivo atenuado y genera muy buena protección. Pero a raíz de una publicación fraudulenta de los años '90 que decía que la vacuna favorecía la aparición de autismo, lo cual no es cierto, se desataron grupos antivacunas que hasta hoy en día continúan dificultando la erradicación de una enfermedad que es inmunoprevenible.
Entonces, cuando el virus es sólo del humano y afecta al humano, con la vacunación se puede llegar a contener o controlar. En el caso de la viruela, se llegó a la erradicación. En otros virus donde hay huéspedes intermediarios, e incluso saltos inter-especies no hay manera de erradicarlos porque el humano no es el único en la cadena: hay otros y cada uno requiere su propia estrategia individual de control.
- En el caso de la viruela del mono, cómo llegó a un humano?
- Hay que ir a leer libros de historia. En el año 1958 se identificó por primera vez en monos, pero se piensa que estos se contagian de roedores de la selva y cuando el mono consume o tiene contacto con la sangre o secreciones del mono infectado, infecta al humano. ¿Cómo? Por interacción entre la especie humana y los animales (consumo de carne, monos como mascotas).
Lo mismo pasó con el ébola que afecta a animales de la selva, el hombre tiene contacto con ese animal, se contagia y transmite la enfermedad a otras personas.
El mecanismo de contagio de las enfermedades zoonóticas no es nuevo.
- El tema es que esta posibilidad de viajar lleva a que esas enfermedades salgan de sus fronteras.
- La posibilidad de viajar a África y tomar un avión de regreso a casa hace que una enfermedad tropical del viajero pueda ser trasladada a un país no endémico.
También necesitás eventos hipercontagiadores donde se acumula gran cantidad de personas de todas partes del mundo (se estudia una fiesta masiva en Canarias como origen de un brote de viruela del mono) que tienen contacto social, estrecho o sexual y después vuelve a su casa. Y su casa puede ser Estados Unidos, Francia, Alemania o cualquier otro país, y en menos de 24 horas puede haber importado una enfermedad tropical.
Esa es la nueva dinámica de este mundo globalizado que permite que las personas tengan capacidad de viajar, transportar y ser conductos de enfermedades a los ambientes donde no eran habituales.
Y después tenemos estos mecanismos de mayor alerta por parte de los sistemas de salud, de notificaciones en tiempo real y reportes epidemiológicos, para que la comunidad científica pueda alertarse rápidamente sobre una cuestión no habitual.
- En este desarrollo, ¿dónde aparecen los medios de comunicación? ¿Qué conviene hacer para abordar estos temas de forma responsable?
- Primero, periodismo científico porque copiar y pegar puede ser muy cómodo pero lo importante es buscar fuentes fidedignas e información científicamente validada, como los boletines de organismos especializados para transmitir a la comunidad lo que necesita saber en ese momento. Si no, ocurre como en la fábula de "Pedro y el lobo" en que todo el tiempo damos una voz de alarma y en el momento en que se necesita un compromiso por parte de la comunidad, ya está insensibilizada.
- ¿Cuál es ese "lobo" al que tendríamos que poner atención en este momento en materia de prevención?
- El foco tiene que estar puesto en controlar lo que podemos controlar y prevenir lo que podemos prevenir. Hay más de 20 vacunas en nuestro calendario nacional y en este momento las coberturas de vacunación están bajas. La vacunación en los niños está muy por debajo de lo que deberíamos tener, igual que la vacunación en adolescentes. No hace falta que tengamos un caso nuevo de sarampión importado para que revisemos si contamos con dos dosis de triple viral que tenemos que tener. No es necesario que tengamos un caso de poliomielitis para ver si tenemos puesta la vacuna. Ni que nos muerda un perro para ver si tenemos puesta la antitetánica.
Es una responsabilidad individual que tenemos que estimular. El carné de vacunación no se termina con el niño; el adulto debe vacunarse toda su vida.
Información, barbijo y vacunas
- Todo indica que la gente no va a dejar de viajar, se van a seguir ofreciendo destinos exóticos, los proyectos urbanísticos en espacios propios de otras especies van a seguir en pie. ¿Qué se puede hacer? ¿Se puede concientizar a la población, alertar de alguna manera para evitar la propagación de enfermedades?
- Por un lado hay que educar para la prevención. Una persona que elige un destino exótico tiene que saber cuáles son los riesgos y cómo prepararse para minimizarlos si no los puede evitar. Y para eso hay que hacer la consulta adecuada con un profesional de la salud.
Mientras tanto, la higiene de manos vale para todo, es una regla universal. También la cocción adecuada de los alimentos; el consumo de agua segura; a la importancia de la ventilación de los ambientes la conocemos desde el año 1800 con Florence Nightingale en la guerra de Crimea. Son estrategias válidas para el Covid y para otras enfermedades.
El uso del barbijo es habitual para comunidades asiáticas, no tanto para las occidentales, pero es una estrategia social para evitar la transmisión de enfermedades cuyo mecanismo de contagio es la secreción respiratoria.
Por otro lado, ¿cómo minimizo una morbi- mortalidad, que es la carga de la enfermedad o la muerte por la enfermedad? Con la vacuna.
Entonces, el barbijo para no contagiarse y la vacuna para disminuir la morbi- mortalidad de enfermedades que son inmunoprevenibles.
La Fiebre hemorrágica, nuestro ébola
"Estamos en zona endémica de Fiebre Hemorrágica Argentina que es otra versión del ébola", advierte Carolina Subirá. No lo hace para asustar sino para alertar que "todo el mundo habla del ébola de África cuando tenemos nuestra versión acá nomás". La zona endémica es: sur de Santa Fe, centro y sur de Córdoba y norte de Buenos Aires. Pero la enfermedad se previene con una vacuna de única dosis. "Es una enfermedad prevenible, estamos en zona endémica, tenemos la vacuna y es un tema del que no se habla".