En Santa Fe, un comedor tiene un "tope" de 321 raciones, pero hay 50 personas en lista de espera
Está en el norte de la ciudad. Ese número de gente que aguarda por un plato de comida diario marca el incremento en la demanda alimentaria. "La gente viene con tuppers pequeños y nos pide porciones para hasta siete personas. Es un 'puchito' de comida para cada una", describe el referente comunitario.
En Santa Fe, un comedor tiene un "tope" de 321 raciones, pero hay 50 personas en lista de espera
En el ingreso al Hogar Puertas Abiertas "María Auxiliadora", del barrio Belgrano, hay un cuadro del Jesús Misericordioso. Pareciera estar mirando atento, como con gesto sufriente, como en otro nuevo calvario. Las ollas con los guisados no dan abasto. Pronto quedarán vacías. Al portón de entrada, en Javier de la Rosa 3568, se van acercando personas y son cada vez más: el comedor comunitario del hogar tiene un cupo de preparación de 321 platos de comida por día, de lunes a viernes.
Pero ocurre que hay entre 40 y 50 personas que hoy están quedando en "lista de espera": es decir, no va alguien a pedir su porción y el primero de esa lista come. El resto sigue esperando, esperando para comer, como si al hambre se lo pudiese poner en pausa hasta el día siguiente. El hambre es el límite de la condición humana: si alguien padece hambre, todos, la sociedad, la clase dirigencial, las instituciones intermedias, todos fallaron (fallamos).
El referente del hogar -que funciona desde hace más de dos décadas- da ese pantallazo social urgente que duele y que se agrava con el paso de los días. Se trata de Marcelo Olivares, que no cede en su noble causa ni baja los brazos. "No nos podemos pasar de ese cupo de 321 raciones (de lunes a viernes, y que representan 70 familias). Por la tarde se entregan estas raciones: la gente viene por lo general con un tupper y se lleva su comida. Pero se ha dado es ahora tenemos una lista de espera de 40 ó 50 personas: cuando se baja un comensal, entra otro", explica, en diálogo con El Litoral.
Las únicas personas que no están en dicha lista y tienen prioridad son aquellas en situación de calle, o bien las que están en situaciones especiales, como por ejemplo, algunas que están hospitalizadas y son de muy bajos recursos. "Para estos casos, tenemos cupos guardados", asegura el referente. Esta es la pauta que marca el crecimiento de la demanda alimentaria, pues en comparación con meses atrás se incrementó el número de personas de esa lista.
Además, se preparan en el comedor del Hogar Puertas Abiertas "María Auxiliadora" raciones para 70 chicos que van a comer a la tarde, a eso de las 18 y 19 horas. "La idea es acercar un plato de comida lo más 'nocturno' posible, porque después hasta el otro día se hace largo, y el hambre vuelve: la gente no tiene casi nada para comer por la mañana", advierte Olivares.
En el hogar, que es voluntario, el trabajo social es todo ad honorem y a pulmón. Trabajan unas seis personas, pero a veces se suman a colaborar los propios comensales habituales, que luego se llevan la vianda.
Alimentos
¿Cómo se adquieren los alimentos para hacer las preparaciones? El comedor de María Auxiliadora cuenta en parte con ayuda del Estado, "pero los montos dinerarios son fijos. Y los precios van variando permanentemente. Entonces debemos salir a buscar cómo complementar eso que no nos permite llegar con el aporte estatal", explica Olivares.
Y pone un ejemplo, a propósito de esto último: "Uno de estos complementos es nuestra panadería, donde capacitamos a jóvenes del 'Programa Santa Fe Más'. El pan se hace allí; pero los insumos para las panificaciones (grasas, levaduras, etcétera) los salimos a buscar nosotros, a través de donaciones".
La gente aguarda por su vianda. El Jesús Misericordioso las contempla. Crédito: Flavio Raina
Por otro lado, en los preparados alimentarios se incluyen carnes (de pollo y carne vacuna picada), verduras, además de salsas, algo de legumbres, arroz y fideos. "Vamos variando, 'regulando'; se nos permite hacer el menú uno o dos días a la semana comida sin carne. Pero no se está consiguiendo pan. Nosotros no sentimos tanto esa falta (por la panadería), pero otros comedores sí", advierte Olivares.
"La gente viene con esos tuppercitos pequeños de helado, y nos piden que se los llenemos con porciones para cinco, seis, hasta siete personas del grupo familiar… Imaginate, es un 'puchito' de comida para cada una de ellas", describe la dura realidad Marcelo Olivares.
No perder la esperanza
-¿Y qué cree que se viene para los próximos meses? Esta dramática situación alimentaria, ¿se podría agravar, o no?, consultó El Litoral al referente del comedor comunitario del Hogar "María Auxiliadora".
-Percibimos que la ciudad de Santa Fe, gracias a Dios, está cubierta en cuanto a ayuda solidaria, más allá de las necesidades sociales. Esto hace de barrera de contención ante tanta angustia. Aquí viene a pedir comida gente laburante, que hace changas, que tiene un ingreso, por pequeño que sea… Y viene y pide con vergüenza. Pero gracias a esa contención, no creo que esta situación pase a mayores.
Los saqueos no están provocados por el hambre. Porque a esa red de contención la estamos generando muchos actores sociales que estamos en los barrios. También los proveedores y comerciantes del barrio que dan una mano: hay una conciencia en ellos dispuestos a ayudar. Eso es muy positivo.