La crisis socioeconómica que impacta principalmente a los sectores medios y bajos en el país no da tregua. No hay indicadores que entusiasmen con una mejora de la situación en el corto plazo. Y la ciudad de Santa Fe no escapa a este panorama, en la que el poder adquisitivo se licuó, y mucha gente perdió su empleo.
Desde el municipio capitalino se mantienen cautos respecto de esta problemática. No obstante, admiten que en comparación con los primeros años de este 2024, la situación social “va siendo contenida”, a través de varios programas y aportes orientados a los sectores más vulnerables. Sin embargo, empieza a aparecer con fuerza la informalidad.
Esto es, que aquellas personas que tenían un empleo estable y lo perdieron se están volcando a la subsistencia desde la informalidad.
“Estamos notando que se convierten en feriantes, o bien en vendedores ambulantes: producen panificaciones y las venden en la vía pública… También, como salida optan ofrecer el servicio de cortar el pasto”, da el contexto Hugo Marchetti, secretario de Políticas Sociales del municipio, en diálogo con El Litoral.
También, aparecen más vendedores ambulantes ofreciendo productos de panificación. Es un efecto de la informalidad laboral, y de la subsistencia. Crédito: Flavio Raina
“Lo que estamos viendo es que se agudiza cada vez más la informalidad laboral”, adujo. Por ejemplo, advertimos que en la ciudad se perdieron empleos que no requieren de una alta capacitación personal. Se ha visto una merma importante del trabajo en blanco”.
Y eso digamos repercute negativamente, porque esas personas, que no pueden acceder de momento a otro trabajo formal, empiezan a realizar actividades artesanales, de venta ambulante de panificaciones o otros artículos, entre otras labores. Es la necesidad de subsistencia.
Cómo se contiene
“Más allá de lo que podemos asistir desde nuestra área, con el stock de alimentos que se van entregando más los dispositivos en calle (donde se asisten a personas indigentes), lo que resaltamos son los refuerzos que se están dando desde Provincia para comedores escolares, más los aportes del Fondo de Asistencia Alimentaria a comedores y merenderos”, dijo el funcionario.
Con todo esto más otros programas sociales, se está haciendo un esfuerzo para garantizar la cuestión nutricional de los niños, sobre todo. “Hoy no tenemos situaciones graves de desnutrición infantil. Estamos muy atentos a esta cuestión, hacemos un monitoreo constante”, enfatizó Marchetti.
Hay otras actividades, como eventos privados, para los que se hacen contratos laborales “en negro”. “No hay una política de contratación con seguros de empleo para esa persona que se va a tomar para realizar un trabajo o un servicio”, agregó.
Dicho fondo se constituye con un porcentaje de recaudación que representa una alícuota equivalente al tres por mil de la base imponible en concepto de Derecho de Registro e Inspección (Drei) que deben tributar bancos y empresas sometidas al régimen de entidades financieras no bancarias. Es el municipio quien debe derivar esos fondos.
Según consta en el sitio web de la Municipalidad. El monto total para transferencias equivale a la suma de $86.066.382 a abonarse en 3 cuotas consecutivas correspondientes a los meses de julio, agosto y septiembre del 2024.
Deuda previa
“Estos fondos son generados por el propio municipio. Primero, debimos afrontar una deuda que había quedado de la gestión municipal anterior. Ahora, las transferencias se están realizando con normalidad”, explicó el funcionario.
Esos fondos se destinan a un total de 176 comedores comunitarios y merenderos. “Pero hay un universo de entre 20 y 25 comedores más que están en este proceso de regularización administrativa”, explicó el secretario. Con lo cual, son casi 200 las entidades a las que se les asignan los dineros del Fondo.
En este marco, hay una mesa del diálogo donde están todas las organizaciones sociales, los cleros, las universidades, el Banco de Alimentos y el Mercado de Productores, entre otras entidades.
“La cuestión alimentaria en la ciudad es compartida y discutida por todos los actores involucrados. Esto es muy positivo. Insisto: no estamos ajenos al contexto nacional, pero nos estamos ocupando de la situación alimentaria, que es lo prioritario”, subrayó Marchetti.
La indigencia
-¿Cómo describiría la situación de las personas indigentes en Santa Fe? ¿Ha crecido el número?, consultó El Litoral a Hugo Marchetti.
-Hoy estamos pasando un poco la temporada de invierno, que es la más hostil. Por lo tanto, nuestros refugios (para personas en situación de calle e indigencia) están teniendo menos demanda.
El número de estas personas es siempre relativo. Por ejemplo, en febrero durante el día y la noche teníamos relevadas alrededor de 300 personas en situación de calle, que en algunos casos estaban en alguna esquina haciendo la labor de limpia coches.
Revolver las bolsas de residuos en busca de comida, una postal dramática que se ve a diario. Crédito: Manuel Fabatía
De febrero a mayo, cuando comenzamos el operativo de noche, ese número se redujo unas 160 personas en situación de calle. Y hoy, llegamos a contabilizar entre 90 y 100 personas en esta condición, en números estimativos, porque hay una alta variabilidad.
Es probable que ahora, que empieza el calor, vuelva a aparecer más gente. Notamos que con el cambio de temporada, las personas (en situación de calle) aparecen más por la noche. Aquí, detectamos adultos jóvenes que, en la mayoría de los casos, tienen algún tipo de consumo problemático.
“Estos adultos jóvenes tienen un domicilio, un lugar donde viven pero allí están rotos los vínculos afectivos, con sus parejas o sus familias. Con ello, terminan reuniéndose en grupos, terminan durmiendo en una esquina y a veces consumiendo algún estupefaciente. Estamos atentos también a estas situaciones que se van dando”, expresó Marchetti.
Inclusión de cuidacoches
El secretario de Políticas Sociales municipal dio un último dato: en la zona del macrocentro, que es el lugar donde se cobra el estacionamiento medido, se relevaron 130 personas que eran cuidacoches.
“De éstas, 90 ya están dentro de las cooperativas con las que hemos conveniado para que allí trabajen. Quedan aún afuera un universo de entre 30 y 35 varones, que, por distintas razones (falta de hábitos laborales o problemas de conducta), aún no pudieron ser incluidos”, cerró Marchetti. El trabajo social siempre demanda tiempo y esfuerzo.