Redacción El Litoral
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La terminal de ómnibus hoy fue un caos: la hilera de gente para tomarse una de las dos líneas que van a la vecina ciudad era interminable. Las réplicas de dinosaurios son la gran atracción para niños y adultos.
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Era una interminable hilera humana de bufandas, camperas bien mullidas, guantes y equipos de mate colgados sobre hombros. Fue la postal de la Terminal de Ómnibus esta tarde, el día más frío del año y feriado por el Día de la Bandera. La cola se contaba de a metros y metros, iba desde la plataforma donde salían coches de las dos empresas que viajan a Paraná casi hasta calle Suipacha.
Era una cola de gente donde su línea “viboreaba”, zigzagueante: la gente estaba inquieta y al final, en el vallado, se doblaba esa figura serpenteante de madres, padres y sobre todo, niños y niñas de todas las edades, incluso adolescentes y jóvenes.
Ocurre que según la normativa actual, la gente sólo puede viajar sentada de acuerdo a la capacidad de cada coche, y en el caso de las dos empresas que van a la vecina ciudad los pasajeros pueden tomarse un “cole” sólo desde la terminal: los coches no levantan más pasajeros en las paradas.
En las plataformas había personal de seguridad haciendo controles para que la gente viaje sentada: los que quedaban “parados” debían bajar y esperar el próximo coche. Los viajes a Paraná se pueden abonar con la tarjeta Sube.
Las boleterías de las dos empresas que prestan servicio a Paraná estaban cerradas, por el feriado. No había posibilidad de acceder a un número que contemplara la cantidad de gente que viaja a la capital entrerriana desde que comenzó Tecnópolis Federal allí y aquí, en Santa Fe.
Pero surgió un dato para tomar como referencia mínima: desde la boletería donde se venden los viajes a quienes no tienen la tarjeta Sube, en sólo un rato de ayer por la mañana se vendieron más de 100 boletos. Y debieron suspender la venta porque se estaba armando otra hilera interminable de gente.
“El fin de semana pasado fue llamativo: se vendieron 400 viajes, cuando el promedio semanal es de unos 150. La gente está yendo mucho”, indicaron desde la ventanilla.
Y desde el punto de información turística que el municipio tiene en la terminal afirmaron a este diario que las consultas por Tecnópolis Federal en Paraná aumentaron. “Se incrementaron desde que comenzó este evento. Pero la gente se enoja con nosotras, ya que tienen que ir a hacer cola para viajar y es un atolladero de gente”, dijo una empleada con cierto fastidio. Ocurre que a veces hay malos tratos hacia ellas por un problema que las excede.
El por qué de esta fascinación por ver réplicas de especies extintas hace millones de años, tanto en niños y adolescentes como en adultos, es una incógnita casi antropológica.
Dinosaurios
“Vamos a ver los dinosaurios. Llevamos a los chicos, estamos desde las 11 de la mañana (eran las 15)”, dijo el padre de una familia que esperaba en la cola, equipo de mate al hombro. Mateo, uno de sus hijos, fue terminante: “Yo quiero ver los dinosaurios”, sentenció.
“Vamos a Tecnópolis, estamos desde el mediodía”, dijeron Antonella y Nataly, que se vinieron desde barrios Los Hornos y Barranquitas hasta la terminal, y ahí estaban esperando. Aymara, la niña de una trenza negra larga, les pedía ir al baño. ¿Y el retorno? “No sabemos, pero ya estamos en el baile, vamos a bailar”, bromearon.
Dos hermanos jóvenes eran los últimos de esa interminable hilera humana. “Vamos a ver los dinosaurios. Y para volver, ya veremos. Al menos hay solcito...”. El por qué de esta fascinación por ver réplicas de especies extintas hace millones de años, tanto en niños y adolescentes como en adultos, es una incógnita casi antropológica.