El Litoral
La ordenanza que les permitía cuidar autos sólo fuera de los horarios del Seom fue derogada: está permitida su actividad.
El Litoral
La problemática de los cuidacoches en la ciudad volvió a estar en agenda pública por estos días, luego de que el lunes pasado dos jóvenes que se dedican a esta actividad informal protagonizaran una fuerte pelea en Eva Perón, entre San Jerónimo y 9 de Julio. La crónica tuvo el agravante de que un fiscal, al querer intervenir en la reyerta —que supuestamente fue por la distribución del “territorio”— también fue agredido.
Tras este hecho, el secretario de Control Municipal, Ramiro Dall’ Aglio, salió a hacer declaraciones públicas (ver La visión del municipio). Hasta habló el titular de la cartera de seguridad, Maximiliano Pullaro: “Controlamos (a los ciudacoches) para que no se cometan delitos. Cuando vemos que se cometen delitos o hechos de violencia interviene la Policía provincial”, dijo.
El último episodio no fue aislado: desde hace tiempo vienen sucediéndose hechos violentos que involucran a cuidadores de autos. En noviembre pasado hubo una batalla entre cuidadores en pleno mediodía en la Plaza España. El día 25 de ese mes, ocurrió otro enfrentamiento en pleno centro santafesino. El saldo: un joven de 24 años fue atendido en el Cullen por una herida de arma blanca. Había sido el segundo hecho en esa semana.
Sobre la normativa
¿Hay un plexo normativo que regule y controle la actividad de estos trabajadores informales en la capital? La respuesta demanda un recorrido legislativo: el Concejo local sancionó en 1996 la ordenanza N° 10.009, que aprobaba los pliegos de bases y condiciones para la licitación del funcionamiento del Seom. En su artículo 4 excluía de las zonas de concesión del estacionamiento medido dentro de los horarios del servicio a los cuidadores de vehículos, pero sí se autorizaba su actividad fuera de esas horas (hoy, los horarios del Seom son de lunes a viernes de 7 a 13 y de 16 a 20).
A su vez, otra ordenanza sancionada en 2003 (la N° 10.966) modificó ese artículo, agregando a la autorización de desempeño de los ciudacoches (siempre fuera de los horarios del Seom) “mediante la entrega de una credencial, que determinará el lugar y hora que comprende la autorización”.
Pero luego vino la ordenanza N° 11.394, sancionada por el Deliberativo local el 7 de junio de 2007, que derogó la N° 10.009 (con su artículo 19). Con esa derogación, también la ordenanza N° 10.699 quedó sin efecto. En limpio: hoy no hay prohibición normativa para la actividad de los cuidacoches, y su actividad está permitida. Lo que no está prohibido está jurídicamente permitido.
36 años
Pero queda un elemento clave: según confirmaron a este medio fuentes legislativas del Concejo, existe otra ordenanza que sí está vigente. Es la N° 8.133, de 1981, la cual habilita y establece normas claras —con deberes y obligaciones— para el trabajo de los cuidadores de vehículos. En el digesto municipal de normas de la página web del municipio consta esta norma y no figura ninguna otra ordenanza que la derogue.
Esta normativa —anacrónica, ya que tiene 36 años— reza en líneas generales lo siguiente: “Toda persona mayor de edad interesada en ejercer como cuidador de vehículos deberá presentar una solicitud en la Mesa de Entradas de la Municipalidad, con sus datos personales, certificado de conducta intachable expedido por la Policía provincial y Libreta de Sanidad”.
La Municipalidad otorgará mediante resolución interna “los permisos correspondientes, dándose preferencia a las personas mayores de 40 años de edad y a discapacitados”, dice su texto. Y la Policía de Tránsito —hoy, la Dirección de Tránsito de la que dependen los inspectores municipales— llevará un registro con los datos personales de los habilitados”.
Está prohibido a los cuidadores de vehículos “solicitar suma alguna de dinero o cualquier otro tipo de recompensas por su tarea, quedando facultados para recibir lo que voluntaria y graciablemente se les abone o entregue”, entre otras obligaciones.
En términos normativos la labor de los cuidacoches en la ciudad está permitida. ¿El municipio debe cumplir la ordenanza N° 8.133, que por anacrónica parece haber quedado en un “limbo” legislativo? Quedan las dudas, mientras el problema persiste, pues el choque entre derechos y libertades individuales (de los conductores) y las necesidades sociales (de los cuidacoches), además de los episodios de violencia, sigue su derrotero.
Otro hecho
El sábado, otro incidente de “desorden” involucró a cuidacoches en Av. Freyre al 3000, según un aviso al 911. La policía aprehendió a una persona y “demoró” a otras tres.
La visión del municipio
Consultado sobre si desde el municipio se cumple o no la ordenanza N° 8.133, el secretario de Control, Ramiro Dall’ Aglio dio su opinión a El Litoral: “Creo que la respuesta no es ni por sí ni por no. El tema (de los cuidacoches) es de multiabordaje, y se trabaja desde Desarrollo Social, Control y Gobierno. Nuestro objetivo ante una situación social y laboral muy compleja es buscar que (los cuidacoches) se reinserten en el sistema de escolaridad, en escuela de oficios y en las Escuelas de Trabajo”.
Para el funcionario, no se persigue con una ordenanza a los cuidacoches. “La idea es la reinserción laboral”, insistió. “Pero nos preocupan los episodios donde los cuidadores amenazan, agreden, extorsionan, lesionan bienes y personas (aludió a la situación vivida por un fiscal el lunes)”.
También hizo una diferenciación: “De las comunicaciones que recibimos de los vecinos de la ciudad, también notamos que muchos de éstos les acercan (a los cuidadores) agua caliente o fresca, o comida. Y se convive de una forma civilizada con una persona que está ganándose el dinero para sobrevivir. Creo que progresivamente se puede ir sacándolos de esa actividad informal para ir reinsertándolos laboralmente”.
En casos de situaciones de violencias entre cuidadores, “tiene que intervenir la fuerza de seguridad (la Policía)”, pero “lo ideal es poder trabajar en conjunto con el municipio como gobierno local para el multiabordaje de esta problemática”, pidió el titular de Control. Dall’ Aglio confirmó que había un registro de cuidacoches hace mucho pero que estaba “desactualizado y era irregular”. Por eso no se realiza más ese registro.
Pedido de informes
El 17 de marzo del año pasado, el Concejo aprobó una comunicación de un edil opositor donde se le solicitó al Municipio detalles sobre la actualización del registro de cuidacoches que se desempeñan en la ciudad; si éstos están asignados a zonas específicas del ejido urbano, y qué estrategias se han adoptado para formalizar la actividad, entre otros puntos. Ahora, al no haber más registro, esa comunicación caería en saco roto.
Ser “trapito”: ¿un estigma?
Sólo dos personas de las consultadas dijeron que no les interesa si los llaman ‘trapitos’, “con tal de hacer el día para comer”. Pero otros cinco cuidacoches —de entre unos 30 y 50 años— coincidieron en que la denominación “trapito” es peyorativo. “¿A vos te gustaría que te digan gordo, o discapacitado, o ‘negro’?, agregó uno. “A nadie le gusta un término despectivo hacia uno, para nosotros ‘trapito’ lo es”, completó otro.