Viernes 20.10.2023
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Francesco Carnelutti, abogado y jurista italiano, nació en Udine en 1879. A lo largo de su vida desempeñó un papel fundamental en la educación jurídica y en el desarrollo del derecho procesal en Italia. Se distinguió por su trayectoria académica, enseñando en prestigiosas universidades italianas, incluyendo la Universidad Bocconi de Milán, la Universidad de Catania, Padua, la Universidad de Milán y Roma.
Durante su carrera, también fundó y dirigió la Revista de Derecho Procesal Civil en 1924, que tuvo una influencia significativa en el pensamiento procesal italiano. Participó en la preparación de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1942 y contribuyó en la redacción del Código Civil de 1942. Aunque algunos de sus proyectos de código de procedimiento civil no se implementaron, sus ideas y conceptos incidieron en la legislación italiana.
ArchivoCarnelutti no solo fue un jurista reconocido, sino también un destacado abogado: su experiencia se extendió a diversas áreas del derecho, abarcando el civil y el penal. Además, junto con José Capograssi, fue uno de los fundadores de la Unión de Juristas Católicos Italianos.
Sin embargo, uno de los aspectos más destacados de la carrera de Carnelutti fue su reflexión ética sobre el derecho. En su libro “Metodología del Diritto” (1939), expresó su creencia en la importancia de la ética y la justicia en el derecho, reconociendo un orden superior que guía la toma de decisiones jurídicas.
Editorial HammurabiEn ese mismo texto, incluyó un texto que fue reproducido por la revista de Derecho Abogacía en un artículo publicado en marzo de 2022: “La verdad es que los fenómenos del derecho no sólo obedecen a las leyes lógicas, psicológicas, biológicas, físicas y económicas, sino también, y sobre todo, a leyes éticas. Aún cuando todas las otras reglas sean escrupulosamente respetadas, la obra del legislador nada vale si no responde a la justicia. No sabemos, y creo no sabremos nunca, cómo ocurre esto, pero la experiencia nos enseña que no son útiles ni duraderas las leyes injustas: no son útiles, porque no aportan la paz; no duran, porque tarde o temprano, en vez de conducir al orden, desembocan en la revolución”.
Aplaudido en la "cordial"
Este ilustre hombre del derecho mantuvo una relación estrecha con la ciudad de Santa Fe, puntualmente con la Universidad Nacional del Litoral, que lo contrató a fines de la década de 1940 para el dictado de las cátedras de su especialidad en la Facultad de Derecho. En ese contexto, tal como dejó constancia El Litoral en su edición del sábado 17 de abril de 1948, Carnelutti brindó su primera conferencia en el salón de actos de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales y se ganó la ovación del auditorio.
Archivo El Orden / Hemeroteca Digital CastañedaAsistió el entonces gobernador de la provincia, Waldino C. Suárez. Como nota al pie, Suárez se había recibido de abogado precisamente en la mencionada facultad y bajo su gestión se inició una importante campaña contra el analfabetismo. También estuvieron presentes los ministros de Gobierno y Justicia, José M. Ghio y Alberto Dumond, representantes del Poder Judicial, de establecimientos educacionales, funcionarios de la administración pública, el interventor de la UNL, Edgardo Hilaire Cháneton, el delegado interventor en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, profesores y alumnos.
La presentación del consagrado criminalista italiano la efectuó el profesor de la casa de altos estudios, Isidoro De Benedetti quien se refirió a la personalidad del conferenciante. Acto seguido Carnelutti desarrolló el tema de su clase magistral sobre la pena. Se refirió a las leyes que regían en la justicia civil y penal y a las distintas etapas a que están sujetos los condenados a una pena. Las crónicas indican que el orador, en el transcurso de su disertación fue interrumpido en numerosas oportunidades por el auditorio, quien testimoniaba de esa forma su agrado por la brillantez de la exposición del distinguido catedrático italiano.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital CastañedaCarnelutti falleció en Milán en 1965, pero su pensamiento sigue dialogando con la actualidad a través de la Fundación Forense que lleva su nombre, establecida en Udine en 1975. La misma, tiene como objetivo central promover la cultura jurídica y forense con servicios de actualización para abogados en diversos campos legales. Paralelamente, en la memoria queda su presencia activa en la pujante Santa Fe de mediados del siglo pasado.