El Litoral / Prensa UNL
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Luego de ensayos en laboratorio utilizando la rata como modelo, investigadores santafesinos están más cerca de concluir que el consumo de snacks o golosinas en forma crónica y durante la gestación produce efectos negativos en el peso de los neonatos.
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No caben dudas de que nuestra dieta está asociada al estilo de vida. Incluso lo que consumen las madres en la gestación tendría incidencia directa en la salud de su descendencia. En el caso de la llamada “dieta de cafetería”, basada en alimentos que poseen un alto contenido de aditivos, las consecuencias de consumirla pueden ser negativas, tal como concluye un estudio hecho con animales de laboratorio realizado por investigadores santafesinos.
La investigación demuestra que alimentos procesados como los snacks, las galletitas dulces y saladas, muchas de ellas rellenas, o las golosinas, por ejemplo, poseen aditivos químicos que por alguna razón tientan a comer más y podrían ser perjudiciales para la salud.
“La dieta de cafetería es rica en grasas y deficiente en proteínas. En nuestro trabajo detectamos que el consumo de una dieta de cafetería no alteró la fertilidad de las ratas hembras y que su gestación se desarrolló sin problemas. Sin embargo, al nacimiento sus crías presentaron menor peso, en asociación con una disminución del peso de la placenta durante la gestación. Además se detectó alteración en la expresión de genes en la placenta, relacionados con su normal desarrollo”, aseveró Jorgelina Varayoud, quien trabaja en el Instituto de Salud y Ambiente del Litoral (ISAL), que depende de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Conicet. El trabajo fue desarrollado junto a Milena Durando, Mercedes Milesi y Guillermo Ramos.
El estudio forma parte de una línea de investigación iniciada en 2014, cuando el grupo de trabajo se preguntó de qué manera lo que comemos, las sustancias a las que estamos expuestos y diversos factores relacionados con el estilo de vida pueden afectar a la salud.
Con la “dieta de la cafetería”
Al iniciar el estudio, los investigadores se preguntaron si una dieta compuesta por alimentos no saludables y adictivos, basada en snacks, dulces, chocolates, entre otros, podría afectar la fertilidad en humanos, para lo cual utilizaron un modelo de estudio habitual: las ratas. “Lo interesante del modelo es que refleja lo que se consume principalmente en los países occidentales. Se trata de una dieta desarmónica, que presenta un alto contenido de lípidos y bajo contenido proteico. Nos preguntamos si podía afectar la fertilidad y si el desarrollo fetal sería normal”, contó Milesi.
La investigación incluyó animales controles sometidos a una dieta estándar, es decir, alimento balanceado en forma de pellets, y otros sometidos a la dieta de cafetería, a los que denominaron animales CAF. “La gran cantidad de compuestos químicos que se les agrega a estos alimentos hacen que no podamos controlar el consumo aunque intentemos. A las ratas en el laboratorio les pasa algo similar”, agregó.
La dieta fue administrada desde los 21 días de vida, momento en que finaliza la lactancia, hasta que fueron adultas, aproximadamente 100 días de vida. Los alimentos colocados en las jaulas fueron galletitas dulces y saladas, cereales, budines, queso parmesano, mantecol y chizitos, estos últimos resultaron ser las comidas preferidas de las ratas.
Resultados
A pesar del tipo de dieta, los resultados indicaron que los animales no desarrollaron enfermedades como diabetes, pero sí presentaban un peso mayor en relación a las ratas controles. Con respecto a la fertilidad, ninguno de los animales tuvo problemas y la preñez se desarrolló normalmente. Sin embargo, al momento del nacimiento las crías presentaron una disminución del peso y en algunos casos los animales no sobrevivieron después de una semana de nacidos.
“También detectamos alteraciones en el peso de la placenta durante la gestación y modificaciones en la expresión de genes que intervienen en su normal funcionamiento, lo que podría explicar los efectos observados en el desarrollo fetal y la disminución del peso al nacer”, continuó Varayoud.
En este sentido, los investigadores destacaron que otros estudios muestran que alteraciones en la madre, sobre todo relacionadas con elevado peso materno, pueden provocar consecuencias en el peso de los hijos al nacer, tanto en exceso como en defecto. Además es importante tener en cuenta que hay evidencias importantes que indican las consecuencias en la salud a largo plazo de estas alteraciones de peso al nacer. Por ejemplo, se ha encontrado una asociación entre el desarrollo de hipertensión arterial en personas adultas que presentaban alteraciones de peso al nacer, lo que permitiría definir consecuencias en la salud a largo plazo a partir de problemas de peso al nacimiento.
Los investigadores diseñan ahora nuevos estudios para identificar qué mecanismos fundamentales en la fisiología de la placenta podrían verse afectados, para entender qué ocurrió durante el desarrollo fetal que se tradujo en esa disminución de peso al nacimiento.