“Miren esto, lo encontré en un mercado de ‘pulgas’ acá, en Alemania”, escribió en su mensaje enviado a la redacción de El Litoral el docente universitario e investigador santafesino Martín Acebal (UNL). Junto al texto apareció la fotografía del disco editado por el sello Philips, en cuya tapa se puede leer con claridad las palabras castellanas “Misa Criolla”, y más abajo: “Aus argentinien folckloristische expressionen von Ariel Ramírez”.
El lector de este periódico no dudó un instante en compartir el emocionante hallazgo que lo acerca un poco más a su terruño a miles de kilómetros de distancia de su Santa Fe natal. El disco se ofrecía entre otros objetos usados sobre una mesa en un paseo de Berlín, Alemania. Se trata del mercado de “pulgas” más antiguo de esa ciudad, ubicado en el distrito oeste de Charlottenburg, con elegantes edificios de preguerra y boutiques de lujo, conocido por su entorno opulento.
Gentileza Ejemplar. El disco que apareció en una batea de un mercado de antigüedades en Berlín.
Ejemplar. El disco que apareció en una batea de un mercado de antigüedades en Berlín.Foto: Gentileza
Documental transmedia
El Litoral publicó un documental transmedia “Paisano santafesino”, en homenaje a los 100 años del nacimiento del pianista y compositor santafesino. El mismo se puede disfrutar en arielramirez.ellitoral.com También hay una serie de podcast en Spotify y contenidos audiovisuales, entre otros. Todos ellos se pueden ver y escuchar de manera independiente y, al mismo tiempo, conforman un universo que permite acceder desde las historias y testimonios a la vida y obra del músico.
Colaborador
“Los mercados son muy comunes durante los fines de semana acá en Berlín”, contó el santafesino. “Lo más recurrente son los mercados de frutos y comidas que al día siguiente se reeemplazan en el mismo lugar por los de antigüedades”. Y luego contó que “son muy comunes los souvenirs de la época en la que todavía estaba el Muro de Berlín, que dividía a Alemania en dos”. El disco costaba 3 o 4 euros.
Concierto
Más tarde, el mismo santafesino advirtió sobre un concierto que también le llamó la atención y lo acercó a su tierra. “¡Van a hacer la Misa Criolla!”, le contó a El Litoral en otro mensaje. Un homenaje a Ariel Ramírez, a 100 años de su nacimiento, organizado por la Embajada Argentina en Alemania.
Se trata de la interpretación de la Misa Criolla con la participación de Patricio Sullivan en charango, Federico D’Attellis en guitarra, y el tenor Alejo Ruíz. Participaron también del concierto ofrecido el pasado 5 de diciembre en esa ciudad de Alemania el coro Ensamble Encanto, bajo la dirección de Sergi Gili Solé.
“La Misa Criolla del compositor argentino Ariel Ramírez es considerada la obra más importante de la música sacra argentina, más allá de las fronteras de América del Sur”, señala la invitación que se divulgó para que la gente se acerque al concierto. “Ramírez considera que su misa y la cantata navideña Navidad Nuestra están unidas, las cuales se encuentran entre las obras musicales cristianas más populares”, agrega.
Las mismas fueron interpretadas por la Berliner Cappella, bajo la dirección de Kerstin Behnke. En la segunda parte del concierto, el Ensamble Grupo Chacaltaya interpretó obras barrocas de compositores iberolatinoamericanos que emigraron a Latinoamérica y que mantuvieron en sus composiciones tradiciones compositivas europeas, pero que se inspiraron en ritmos sudamericanos. El arco se cerró con el estreno mundial de la obra coral del argentino Carlos Stella, afincado en Berlín.
De Alemania a Alemania…
Cabe destacar que la idea de componer la Misa Criolla le surgió un día al pianista santafesino Ariel Ramírez estando justamente en Alemania. Fue un día en Meersburg, ciudad ubicada a unos 100 kilómetros de Frankfurt. Había sido invitado a alojarse en un convento religioso por un sacerdote holandés con quien tenía una amistad.
Por el desconocimiento del idioma alemán, durante los primeros tres meses el compositor santafesino permaneció casi incomunicado. En el intento de entablar diálogo con alguien, empezó a conversar con un grupo de monjas que se dedicaban a la cocina. Ellas no hablaban español pero sí portugués. En una de las tantas charlas, mientras observaban el jardín y el parque verde del paradisíaco lugar, una de las monjas le contó a Ramírez que poco tiempo antes aquel convento había sido un centro de detención de judíos durante el régimen nazi (1933-'45). Conmovidas, aquellas religiosas les llevaban comida a escondidas durante las noches -le contaron-, a riesgo de morir en la horca, que era lo que ocurría con quienes ayudaban a los judíos. Pese a la bondad de las monjas los detenidos más tarde fueron trasladados a los campos de exterminio. Ese relato altruista conmovió profundamente al músico santafesino. “Fue la primera vez que pensé que tenía que componer una obra religiosa, para recordar a aquellas monjitas”, diría más tarde Ramírez.