Santa Fe: a pesar del "aluvión a Brasil" y la crisis económica, la Costa resiste y busca atraer turistas
El corredor costero tuvo altibajos en la ocupación de plazas en la primera quincena de enero. El éxodo de turistas argentinos al país carioca impactó de forma negativa. Sin embargo, se invirtió en mejoras de servicios y hay buenas expectativas para lo que viene. El contacto pleno con la naturaleza, una buena opción para vacacionar.
Santa Fe: a pesar del "aluvión a Brasil" y la crisis económica, la Costa resiste y busca atraer turistas
El fenómeno aluvional de turistas argentinos hacia Brasil durante enero de 2023 -en principio, porque los precios serían favorables para los alicaídos bolsillos de la clase media-, sumado a la opción de vacacionar en destinos más "gasoleros" del país, impactó en la temporada en la Costa santafesina, que viene evidenciando algunos altibajos en las reservas de cabañas. En algunas localidades del corredor costero de la Ruta Nº 1, la ocupación de plazas llega al 50%.
Sin embargo, los trabajadores del turismo regional no pierden las expectativas para lo que viene de la temporada. Se sumaron nuevos servicios para las familias vacacionistas (en algunos complejos hasta se permite llevar a las mascotas), hubo privados que invirtieron en más infraestructura (piletas, más plazas disponibles, etcétera).
Y, como "as bajo la manga", siempre está el valor agregado de las bondades que ofrece la región costera: el contacto pleno con la naturaleza, el descanso bajo la sombra de un árbol generoso con un mate en la mano (como vía de escape a la alienación de la gran ciudad), el río, el turismo histórico y el buen trato de la gente (ver Relacionada).
Color de flores y "pile". Muchos emprendimientos sumaron a sus ofertas la instalación de piletas. Agua en contacto con la naturaleza. Crédito: Cabasetur
"Claro que la situación económica golpea cada vez más a la clase media, que es nuestro segmento, y este factor se nos hace cuesta arriba. Pero la gente debe saber que estamos preparados para recibirlos todo el año, porque es nuestro trabajo", le dice a El Litoral Guillermo Kees Scotta, secretario de la Cámara de Cabañeros y Prestadores de Servicios Turísticos (Cabasetur) de la provincia de Santa Fe.
Los fines de semana el movimiento mejora en localidades como Arroyo Leyes, Santa Rosa de Calchines, Colastiné y Cayastá, entre otras. "Hay muchos complejos que vienen trabajando muchísimo en marketing digital, y hoy ven buenos frutos. Otros que aún no iniciaron esa transformación en nuevas tecnologías, y no tienen buena ocupación de plazas, están aproximadamente al 50%. Creo que hay que apuntar a la formación en las nuevas vías de publicidad", agrega.
En los últimos meses hubo inversiones de cabañeros para mejorar sus propuestas turísticas, como ampliaciones de plazas en complejos, instalación de piletas, etcétera. "También se ven casos de gente que vendió su complejo pero lo compró otro inversor que quiere apostar por el turismo costero. Entonces, hay personas que siempre tienen esa esperanza y están ilusionadas en el turismo como un recurso más de ingreso en sus economías familiares", cuenta Kees Scotta.
"La actividad turística es un servicio las 24 horas", subraya. Y narra que una vez, un grupo de cabañeros debieron salir un domingo a un supermercado a comprar un aire acondicionado para reemplazar a otro que se había quemado en una cabaña. Ese mismo día, por la noche, ese aparato nuevo estaba funcionando. Y no se le cobró de más al turista.
Este tipo de cosas, que parecen simples pero que no lo son, hacen "que la gente vea con buenos ojos a un prestador turístico de la provincia de Santa Fe. Y que seguramente querrá volver a vacacionar aquí. Siempre digo que esa es nuestra bandera: que el vacacionista, luego de que se va, hable bien del destino que visitó, del servicio, del trato, del pueblo costero".
Efecto "carioca"
"Este año, sabemos que mucha gente optó por irse a vacacionar a otros países, principalmente Brasil. ¿Si esto tuvo impacto en nuestra actividad? Sí, claro. Ello, sumado a la crisis económica generalizada que golpeó muchísimo a la clase media, es un combo negativo para nuestro trabajo", pone en contexto Kees Scotta.
Y ante esto, ¿qué hacer? "Mantener la esperanza de que la situación del país pueda mejorar. Estamos con la ilusión de que la segunda quincena mejore. La gente sigue consultando, y reserva para un fin de semana, o la fecha de carnavales. Esto es un buen indicador", se entusiasma.
Una familia descansando en una cabaña, bajo los árboles, quizás escapándole a la alienación urbana de la gran urbe. Crédito: Cabasetur
Y cuenta su propia experiencia, que muestra esa bondad de la tierra y el potencial de la Costa como destino: "Yo, aquí, en mi complejo, debí pasar el arado y poco tiempo después, nacieron gladiolos. Parece increíble. Sembré 500 árboles y, ¿sabés qué? Se instalaron 120 especies de aves, que anidan, que sobrevuelan, incluso que juegan con los turistas porque están prácticamente domesticadas", sonríe.
Además, en algunos complejos (no en todos) ya se permite al turista llevar sus mascotas. "Y no le cobramos por eso; sólo le solicitamos que traiga un kilo de alimento para las aves que viven en nuestro lugar, sólo un kilo por día de estadía de la mascota. Y la gente se súper engancha con esto: le trae la 'cucha' a su animal de compañía, limpia sus necesidades en el parque del complejo… Es un ida y vuelta muy lindo basado en el respeto mutuo. Esto es lo que somos", concluye.
Un "óleo" que muestra la magia costera
¿Cómo podría pintarse, en un óleo imaginario, el valor agregado y el potencial turístico del corredor costero? Kees Scotta se permite una descripción: "Primero, tenemos el privilegio de estar cerca de dos grandes capitales de provincia, como Santa Fe y Paraná, con todo lo que éstas ofrecen, por si una familia quiere hacerse una escapadita hacia alguna de las ciudades".
Además, en la Costa crecieron mucho los eventos culturales y la gastronomía. En Santa Rosa de Calchines hay una plaza hermosa -frente a la cual se alza una iglesia que es monumento jesuítico-, con feriantes y mujeres emprendedoras que encontraron un oficio en las artesanías textiles, en talabartería, etcétera. "Y en la plaza están los feriantes ofreciendo los productos que hicieron con sus propias manos y su sacrificio", subraya el cabañero.
También se está haciendo acuicultura, que es la cría de pacú en estanques, y el agua de éstos luego va a regar cultivos como lechuga, albahaca, perejil. En cuatro o cinco meses se hará la faena de los pacúes, y después a empezar de nuevo. "La gente ve esto queda sorprendida", cuenta.
Párrafo aparte merecen los recursos naturales, con el río y la naturaleza pura como telones de fondo. "En Calchines, se puede sacar la mejor foto del arcoiris con los riesgos artificiales de las frutillas, de las berenjenas, del zapallito -pondera Kees Scotta-. Es todo producción genuina, de gente que trabaja honradamente, y el turista que viene de afuera se sorprende. Hay mucho aquí para quien no conoce este destino, pueda visitarlo", cierra.