El "horror" a la vejez y la manía por la juventud eterna: viaje al centro de una riesgosa obsesión
Se trata de una obstinación por la apariencia estética juvenil y el temor angustioso por el paso de los años, que repercute en el cuerpo. El confinamiento por la pandemia habría potenciado esta conducta, que no se relaciona con el cuidado saludable. "Es algo que puede tener consecuencias nocivas", dice un especialista.
Aquí, el rostro joven; allá, en el reflejo del espejo roto, la vejez, ciclo biológico inevitable de la vida. Foto: Gentileza
"Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver", dice un poema de Rubén Darío. En esa frase de apenas nueve palabras está contenido todo un hito filosófico de la condición humana: la conciencia de la finitud del ciclo biológico. Llega un momento en que nunca más se será joven, y que en el horizonte sólo queda la adultez y la vejez. ¿Y qué queda ante el paso inexorable del tiempo?
Quedan dos caminos: el primero, quizás el más recomendable, la aceptación de esa duración finita de la juventud (que no volverá nunca jamás) y la conciencia de la vida sigue, aún con "achaques", y que siempre viene bien el autocuidado saludable: la alimentación sana, los ejercicios aeróbicos y los chequeos médicos periódicos. El segundo, la negación: la no aceptación del paso del tiempo, y la empecinada creencia de que la juventud seguirá, por siempre.
El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde.
Las artes supieron reflejar esta temática: basta con leer El retrato de Dorian Gray, la célebre novela de Oscar Wilde, donde se aborda la obsesión por la eterna juventud, la belleza física y el narcicismo. Y también en la recordada película "La muerte le sienta bien", donde dos mujeres de edad adulta, que le tienen horror al paso de los años, descubren una pócima mágica que les otorga la "eterna juventud". La apariencia se mantiene, pero el cuerpo va muriendo por dentro.
La muerte le sienta bien
Y las tendencias modernas le pusieron un nombre a este segundo camino: midorexia, fobia a la vejez y/u obstinación por ser eternamente joven. Hay tres elementos que definen esta conducta: el temor a envejecer, la obsesión con lo estético y, quizás, podría agregarse un tipo personalidad extrovertida al extremo. "No hay pacientes que lleguen al consultorio a tratar la midorexia, específicamente. Llegan por otros cuadros (depresión, por ejemplo) y con las sesiones, 'salta' este problema", le explica a El Litoral José Domínguez, médico psiquiatra (ver Quién es).
Pero esta conducta, ¿es una patología? El psiquiatra aclara que de acuerdo a la bibliografía "no es posible diagnosticar la midorexia como patología, ya que no está definida como trastorno por ningún ente sanitario oficial ni en los manuales de salud mental", dice Domínguez.
Una cosa es una cosa...
Hay que diferenciar: "Digamos que la 'variante positiva' puede considerarse cuando una persona se siente en satisfacción con su edad, y lleva un estilo de vida saludable, con una alimentación sana y realizando un ejercicio aeróbico regular, por ejemplo. La 'contracara negativa' sería una conducta errática que lleva a una persona de edad adulta a la obsesión de mantenerse joven, al punto de la exageración", separa aguas el médico psiquiatra.
El confinamiento estricto por el coronavirus, ¿potenció esta tendencia a la midorexia?, consultó El Litoral. "Creo que mucha gente empezó a comprender la importancia de cuidarse: se contrataban personal trainers on line, se tomaban clases de yoga por internet", recuerda Domínguez. Puede haber algo de cierto en la pregunta, pero "la pandemia significó mucho más que la obsesión por la eterna juventud: cambió la vida la sociedad, muchos patrones de conductas".
En la aparición de un trastorno de personalidad inciden factores genéticos, sociales y hasta biográficos de las distintas etapas de la vida. En el caso de la midorexia, podría aventurarse como "un trastorno de histrionismo en el cual la persona quiere ser todo el tiempo ser centro de atención y, para ello, usa su apariencia física", añade el especialista. Esta conducta histriónica, ¿puede generar problemas serios a la salud? "Puede haber complicaciones, pues el problema, insisto, aparece cuando se confunde belleza con salud (tanto física como mental), y aparecen así dietas extremas o cirugías innecesarias".
¿Y qué decirle a aquella persona que toma conciencia de que está extralimitando en las conductas que toma para sentirse siempre joven? "Hay que saber marcar el límite entre las variantes antes diferenciadas (positiva y negativa); porque hasta cierto punto, verse bien y tener una vida saludable es muy bueno. Pero cuando se pasa el umbral y alguien se empieza a sentir afectado, el cuadro se puede transformar en algo nocivo".
Las recomendaciones: "Cuidar la salud por sobre todo, sin que ello se convierta en un rasgo obsesivo; no dejar de ir al médico a hacer los chequeos que correspondan, sostener hábitos alimentarios saludables y de alguna actividad física periódica, y tener esquemas regulares con relación al ciclo sueño-vigilia, es decir, no cambiar el día por la noche, entre otras medidas", cerró José Domínguez.
El Dr. José Domínguez, médico psiquiatra. Foto: Archivo El Litoral
Quién es
El Dr. José Domínguez es médico psiquiatra, ex Presidente de la Asociación de Psiquiatras de Santa Fe (APSA); Vocal de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA) por la región Litoral; Miembro del Comité Científico de la Sociedad Argentina de Trastornos de Personalidad (SATP), y Director Médico de Clínica Vitasur (ciudad de Santa Fe).
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