Recientemente se reunieron en la capital provincial los integrantes de una organización que lucha por el reconocimiento de los elefantes como animales salvajes libres.
Elephant´s Helpers Argentina trabaja para proteger la especie. En el país quedan cuatro elefantes que serán llevados a brasil.
Recientemente se reunieron en la capital provincial los integrantes de una organización que lucha por el reconocimiento de los elefantes como animales salvajes libres.
Es que es muy cruel el procedimiento a través del cual llegan a hacer cosas como dejarse ser montados, pintar cuadros o hasta practicar un deporte.
El Litoral entrevistó a Ximena Merelle Dherve, directora de la ONG.
-¿Qué es Elephant´s Helper Argentina?
-Elephant Helpers Argentina es un grupo de personas que se organizan, que se juntan por un objetivo en común que es ayudar a los elefantes. Por eso a los voluntarios de Elephant Helpers Argentina les decimos helpers. No es requisito tener una formación en especial. En el equipo hay veterinarios, biólogos, contadores, diseñadores o gente sin formación universitaria o técnica. El único requisito es el amor por los elefantes, el compromiso, la dedicación. Y eso creo que es una de las fortalezas del equipo, el ser tan interdisciplinario hace que sea rico para cada acción tener la mirada y la perspectiva desde diferentes lugares.
-¿Cuándo nació y por qué?
-El grupo tiene 11 años. Lo fundé yo. En ese momento parecía medio una locura porque imaginate que acá no tenemos elefantes de manera natural, o sea que estén acá porque éste sea su hábitat.
Pero siempre, desde muy muy chiquita, me gustaron los elefantes. Leía libros, iba sola al zoológico y tomaba nota durante horas de todo lo que hacían. Hasta que un día, 11 años atrás, se me ocurrió abrir un grupo para ver si existían otras personas como yo. Y el primer día se sumaron más de 10 personas, una decena de gente interesada y preocupada por los elefantes.
Para mi fue muy satisfactorio. Dije no soy la única loca dispuesta a dar su tiempo por cambiar un poco la realidad de los elefantes.
-¿Cuántas personas integran la organización en nuestro país?
-Hoy somos 11 personas. La mayoría de Buenos Aires. Pero también hay personas de Santa Fe, Rosario... Hace poquito también era parte del equipo una chica de Córdoba que por asuntos personales tuvo que dejar.
Esa inserción de gente de otros lugares fue después de la pandemia, cuando empezamos a trabajar mucho con la virtualidad y las distancias se acortaron.
Antes del Covid solamente incorporábamos al equipo personas que sean de Buenos Aires porque todas las reuniones y todas las acciones las hacíamos presenciales.
Con la pandemia, creo que al igual de un montón de otras organizaciones y grupos, nos hicimos del uso de la tecnología y empezamos a hacer muchas más capacitaciones y reuniones de forma virtual. Y ahí fue cuando abrimos las puertas para que pudieran ingresar personas de otras provincias de Argentina. Eso también fue un avance súper importante y bisagra para todo el equipo.
Hoy, casualidad o no, en el equipo somos todas mujeres, las once somos mujeres. Obviamente el grupo está abierto a que se pueda sumar cualquier persona sin importar su orientación sexual ni género.
Nosotras siempre asociamos eso con los grupos grandes de elefantes que vemos en los documentales. Que hay una elefanta adelante y muchas y muchos atrás. Esos elefantes en su mayoría son hembras, los elefantes son grupos matriarcales y los machos solo permanecen en el grupo hasta la adolescencia y después se retiran del grupo.
-Sé que se reunieron en Santa Fe. ¿Para qué, qué definieron…?
-Sí, nos reunimos el fin de semana pasado en Santa Fe. Hicimos primero una parada durante el sábado en Rosario, y después pasamos por la ciudad de Santa Fe.
Para Elephant´s Helper Argentina, el 1 de diciembre es nuestro aniversario. Entonces todos los fines de año lo aprovechamos como una excusa para juntarnos entre todas, como el momento del año de mirarnos a las caras porque como te dije la pandemia nos trajo la posibilidad del trabajo virtual.
Siempre este encuentro presencial tiene dos objetivos principales, uno tiene que ver con lo social, que es súper importante para el funcionamiento del equipo, y el otro también para hacer el cierre del año, como el balance de cómo fueron los objetivos, las acciones que se hicieron en el año transcurrido, y cuáles van a ser las que vamos a hacer para el año entrante.
-¿Cuál es la situación actual en Argentina con los elefantes? ¿Cuántos quedan y en qué condiciones están?
-Actualmente en Argentina quedan 4 elefantes. En el Ecoparque de Buenos Aires están Pupi y kuky, que son dos elefantas africanas. En el Ecoparque de Mendoza están Tami y Kenia. Tami es un elefante macho asiático y Kenia es una elefanta africana.
Son elefantes de edad avanzada, de la época que los circos usaban animales o los traían a los zoológicos.
-¿Hay algún plan para ellos?
-Para las cuatro situaciones ya están firmados los convenios con el santuario de elefantes que hay en Brasil, para que puedan ser trasladados.
Es muy importante para ellos que puedan ir allí porque tienen más espacio, se pueden comportar de manera natural, formar alianzas con otras manadas… En cambio acá están encerrados en un lugar que no es el mejor para ellos.
Obviamente el tema del traslado es un proceso que lleva tiempo y logística porque hay que hacer estudios sanitarios, entrenarlos porque viajan por tierra en unas especies de cajas, hacer papeles...
-¿Qué tiene que saber la gente sobre este animal? Pregunto esto porque muchos viajan a destinos turísticos y los montan y tengo entendido que esta práctica no les hace bien. Es más, los someten cruelmente para que obedezcan al humano.
-Yo creo que hoy lo más importante que tiene que saber la gente es los elefantes no son animales que disfrutan que alguien se les suba y salga a dar un paseo. Hay mucho desconocimiento sobre ellos.
Si uno tiene la gran fortuna de poder viajar a lugares donde hay elefantes, te ofrecen excursiones para que te montes a uno y des un paseo por la selva, lo cual suena súper amigable con el entorno porque estás caminando en medio de la selva con un animal salvaje y demás.
También te ofrecen ir a ver cómo pintan cuadros, que son bellísimos y súper realistas. La intención es que compres uno por supuesto.
También te ofrecen la posibilidad de verlos jugar al básquetbol o al fútbol, alimentarlos… y un montón de otras cosas.
El tema es que cualquier interacción que vos tengas con un elefante es porque ese elefante pasó, cuando era más chico, por un proceso súper doloroso y traumático que se llama el quiebre del espíritu.
Los elefantes son animales salvajes, no domésticos. Por ende, por más que la propuesta resulte atractiva, hay que conocer este detrás de escena para poder ser empático.
-¿Qué es eso del quiebre del espíritu?
-El quiebre del espíritu es una práctica que utilizan en Asia. Está súper naturalizada porque es parte de su cultura. En general, en Tailandia hay familias que históricamente trabajan con elefantes. A nosotros, que estamos lejos, nos cuesta entenderla.
Pero si hacemos la vinculación con nuestra relación con los caballos, por ejemplo, nos pasa exactamente lo mismo. Si vemos a alguien montando un caballo, por las sierras de Córdoba, nos parece lindo porque está en contacto con la naturaleza. Lo mismo si vemos una jineteada o una carrera en el hipódromo. Es algo que tenemos naturalizado.
Como nosotros vemos al caballo tan normalmente hacer esas prácticas acá, y no nos detenemos a cuestionarnos si eso está bien o mal, o qué le pasa, qué siente realmente el caballo, en Asia pasa exactamente lo mismo pero con los elefantes.
El quiebre del espíritu consiste en una práctica en donde, cuando nace un elefantito bebé, se lo deja con la mamá hasta los dos años. Luego se lo sacan, se lo llevan a un lugar más alejado, se lo encierra en un corral de madera donde no se puede mover porque no tiene espacio con las cuatro patas atadas. Ahí se los golpea. Este proceso dura una semana, durante la cual no se le da alimento ni agua.
El elefante obviamente en la primera instancia llora, grita llamando a la madre y recibe más castigos, más golpes. Entonces, después de esa semana, lo que se espera es que no haga absolutamente más nada, no llame a su madre, no se mueva ni luche por salir. Ahí es cuando se dice que el quiebre del espíritu realmente funcionó porque el elefante perdió la capacidad de pelea porque dijo a si mismo “ya lo intenté durante una semana, me quebraron el espíritu, ya sé que esto no va a cambiar”.
Si eso no sucede se le hace una segunda semana más.
Una vez que se realiza el quiebre del espíritu, al elefantito se lo devuelve a la mamá pero ese vínculo ya está roto. El elefantito ya no es el mismo, queda con la mirada al piso y el lazo entre la madre y el bebé ya está roto. Tiene el espíritu quebrado y en su mente piensa que no puede derribar eso.
-¿Cómo fue tu experiencia con ellos? Se que conviviste un tiempo con elefantes.
-Tuve la suerte de viajar para conocer elefantes tanto asiáticos como africanos. Me junté con Le, una pionera en lo que es la conservación de los elefantes asiáticos en Tailandia.
Fue quien me mostró los distintos proyectos en los que están trabajando y cuáles son las problemáticas y los desafíos que enfrentan. Y la verdad es que fue súper enriquecedor pero a la vez súper fuerte. Tanto en África como en Asia hubo momentos en donde se me hacía añicos el corazón porque ves realidades que son realmente muy duras con los elefantes. Y al estar tan arraigado en las culturas, hay que saber cómo trabajarlos para no ir al choque y ser parte de un proceso de transformación y todos los procesos llevan tiempo y trabajo.
-Por último, un mensaje a la población sobre por qué debemos proteger a los elefantes del mundo.
-Debemos protegerlos porque cumplen un rol biológico súper importante. Son modificadores del ambiente, con un importante rol en la naturaleza. Sin su existencia otras especies y muchos ambientes dejarían de existir .
Para contactarse
Para sumarse o ser voluntarios de Elephant´s Helper Argentina, los interesados pueden contactarse por Instagram y redes sociales.