A las claras está que las aguas que rodean a Santa Fe y a la vecina ciudad de Paraná están contaminadas. Ahora, el alcance de las investigaciones incluye la fauna acuática para determinar en qué medida es afectada por los residuos plásticos.
Martín Bletter, investigador del Conicet, lleva adelante un estudio sobre la contaminación del río por los residuos plásticos y los primeros resultados son preocupantes. Los peces analizados fueron obtenidos de la costa de Paraná, pero advirtieron que pueden replicarse en aguas santafesinas. El próximo paso es estudiar si las aves acuáticas de la zona sufren la polución.
A las claras está que las aguas que rodean a Santa Fe y a la vecina ciudad de Paraná están contaminadas. Ahora, el alcance de las investigaciones incluye la fauna acuática para determinar en qué medida es afectada por los residuos plásticos.
Martín Bletter, investigador adjunto del Conicet en el Instituto Nacional de Limnología (Inali), dialogó con El Litoral e informó sobre los primeros datos obtenidos que enciende las alarmas y preocupa.
“Encontramos microplásticos en el 100% de los ejemplares de sábalos analizados”, aseveró Bletter y comentó que hasta el momento se estudiaron 25 peces, pero que prevén continuar, ya que el estudio sobre esta especie, que realizan en la costa de la capital entrerriana recién está en sus primeras etapas. “Son estudios muy recientes y recién estamos comenzando. Ahora focalizamos los esfuerzos porque en los primeros pasos nos encontramos con resultados bastantes llamativos”, aseveró el doctor en Ciencias Biológicas.
Desde su punto de vista, el sábalo es uno de los principales afectados de la fauna acuática, “principalmente porque es un animal clave en el sistema al ser básicamente ‘el pastoreo’ de otras especies, ya que muchos lo consumen”. A esto puede sumarse que este animal es un iliófago estricto, es decir, que solo se alimenta de sedimentos, y ahí es donde descansa gran parte de los elementos que son propicios para la polución del ambiente.
Bletter detalló que la metodología que utilizan para detectar este grado de contaminación en cada pez, lo detectan en el contenido estomacal e intestinal en todo el sistema digestivo. Al ser consultado sobre si los microplásticos pueden ser ingeridos por las personas, el biólogo destacó: “Lo que uno come es el músculo, por lo que en ese sentido no puedo asegurar que los microplásticos sean transferidos y estén presentes en el músculo. Además, el impacto que pueda tener en la salud humana ya es competencia del área médica y hay una división muy grande”.
Para el investigador los resultados que recabaron de los peces analizados en Paraná se pueden replicar en los sábalos que habitan en aguas santafesinas. “Por sentido común, la contaminación en sí misma también se registró en la Setúbal. Además no hay que olvidarse que estos sistemas están interconectados, ya que el agua que le llega a la laguna también es agua del mismo río Paraná y luego otra vez desemboca al río Santa Fe, al Coronda y continúa hacia el Paraná de nuevo, es decir que se comparten los ambientes y los recursos”, explicó y amplió: “A los fines científicos que vayamos a un sector u otro del río es lo mismo, porque a nivel ambiental la biología no va a ser diferencia entre los ríos Santa Fe o el Paraná. La contaminación en cuestión de plásticos está presente en las dos ciudades y no hay ninguna duda de eso”. Ahora, el grupo de investigadores del Conicet comenzará a estudiar la avifauna (aves acuáticas) del Paraná, para observar si están, o no, afectadas por la contaminación.
Aguas contaminadas
Durante este último estudio, que aún sigue vigente, los especialistas del Conicet trabajaron sobre la margen del Paraná —en el balneario Thompson—; en la isla Curupí —ubicada frente a la costanera paranaense—; y en el arroyo Las Viejas, una cuenca que desemboca aguas arribas del Thompson. “Encontramos enormes cantidades de microplásticos particularmente en la playa del Thompson”, comentó Bletter y detalló que hallaron casi 35.000 partículas de microplásticos (menores a 5mm) por metro cuadrado en el relevamiento físico.
“Los macroplásticos registrados, particularmente en el Thompson y Curupí, fueron extraordinariamente grandes en números.
Prácticamente todos ellos de origen domésticos, es decir, productos descartables como botellas, bolsas, paquetes de fideos, entre otros”, resaltó y analizó que Las Viejas es “una fuente de contaminación muy notoria que requiere urgentes medidas de saneamiento. Por este arroyo llegan la mayoría de los residuos encontrados”.
En una investigación previa, también encabezada por Bletter, que tuvo lugar en la laguna Setúbal durante el 2016 y 2017, dio como resultado una alarmante cantidad de residuos plásticos de casi 100 botellas por kilómetro cuadrado. Para el especialista se trata de un nivel muy superior al de otros cuerpos de agua del mundo. Estos residuos provienen no sólo de la desidia de los navegantes sino también de los basurales a cielo abierto que hay en el valle de inundación de la Setúbal, como el de la ciudad de Rincón, entre el kilómetro 7,5 y 8.
Al ser consultado sobre si esta situación persiste en la laguna santafesina, el doctor afirmó y fue claro: “Va a tardar mucho. No quiero dejar un mensaje pesimista pero en lo inmediato no va a cambiar. Nuestra misión es encender luces de alerta y que este conocimiento se difunda y con ello se cree una presión social”. A su vez, admitió que la contaminación por residuos plásticos “es consecuencia del bajo costo de producción de productos plásticos descartables y de su consumo masivo. Por lo tanto hay aspectos sociales, culturales y económicos involucrados”.
Etapas del estudio
El investigador santafesino, quien a fines del 2018 participó de un foro en China, denominado “Grandes Ríos”, y presentó su trabajo científico “¿Ríos de plástico? Disminución de la Biodiversidad/peces frente al aumento de residuos plásticos”, explicó cómo es el proceso que lleva adelante para sus investigaciones.
“Lo primero que uno hace son estudios de tipo exploratorio, uno va al campo toma algunas muestras, pero es muy simple. Pasada esta etapa, analizamos si vale la pena encarar el estudio. Luego, se cuantifica cuánto hay en el ambiente, una vez logrado esto se empieza a extrapolar y a llevar a analizar los organismos vivos. En esa etapa estamos, es decir que es muy primaria, pero así lo requiere la investigación”, aclaró y destacó que su interés en estudiar esta zona del Paraná surgió a partir de navegar estas aguas en su kayak, “es observación directa lo que primero enciende las luces”.
Medidas que no sirven
La contaminación del río en inmediaciones al balneario Thompson de Paraná es un problema que viene de hace años, de tal manera que la playa no es habilitada como balneario hace varios veranos, ya que las pruebas del agua no son aprobadas por el alto nivel de polución. “Es una realidad de cada año, a veces le dan una lavada de cara porque vuelcan arena encima con lo cual entierran toda la contaminación”, comentó. Por si fuera poco, el municipio paranaense construyó un espigón entre la desembocadura del arroyo Las Viejas y la playa, algo que no soluciona el problema y lejos de ello, lo empeora, debido a que la misma basura recircula en el remanso del Paraná. “En términos hidráulicos ocurre lo que se llama backwater. En ese sector puntual la corriente cambia de dirección dado el obstáculo impuesto, en este caso el espigón. No se puede eliminar el problema haciendo como que el río lave todo”.
"Nuestra misión es encender luces de alerta y que este conocimiento se difunda y con ello se cree una presión social" Martín Bletter, investigador del Conicet
En una investigación previa sobre la laguna Setúbal durante el 2016 y 2017, dio como resultado una alarmante cantidad de residuos plásticos de casi 100 botellas por kilómetro cuadrado. Estos residuos provienen no sólo de la desidia de los navegantes sino también de los basurales a cielo abierto que hay en el valle de inundación de la Setúbal, como el de la ciudad de Rincón, entre el kilómetro 7,5 y 8.