Bala perdida en el Lourdes: al chico lo rozó pero a la tranquilidad escolar le dio de lleno
En la institución educativa de barrio Schneider aún no salen de la conmoción. Personal policial custodia el establecimiento donde un proyectil cayó sobre un alumno, aunque sin provocarle daños. Los directivos determinaron suspender la formación de entrada. Madres, todavía asustadas, decidieron buscar a sus hijos en la puerta de la escuela.
Bala perdida en el Lourdes: al chico lo rozó pero a la tranquilidad escolar le dio de lleno
A veces suceden situaciones inexplicables que desgarran la armonía que tanto cuesta construir. Y eso fue lo que aconteció este último lunes en el colegio "Nuestra Señora de Lourdes" de la ciudad de Santa Fe, cuando imprevistamente, un alumno de tan solo 14 año fue blanco de una bala perdida mientras se encontraba rezando en el patio con sus compañeros de curso. Afortunadamente, no le produjo más que una herida superficial, aunque la marca auténtica quedó más allá de la piel.
Con el correr de las horas, las consecuencias desagradables quedaron atrás, pero las acciones cotidianas proyectan aún resabios de lo vivido. Hoy, la escuela tiene custodia policial en la puerta y muchas madres preocupadas decidieron buscar personalmente a sus hijos adolescentes a la salida de clases. Además, se decidió suspender la tradicional formación en el horario de entrada para evitar exponer a los chicos.
El Litoral visitó este miércoles la institución para conocer las secuelas del lamentable suceso. Las autoridades confirmaron que el chico se encuentra en buen estado y que incluso ya asiste a clases. Comentaron también que la psicóloga de la escuela brinda contención emocional y que planean incorporar un consultor que trabaje con los jóvenes para que puedan hablar y contar las emociones que les genera la situación que les tocó atravesar.
Sobre calle Pbro. Dusso -ex Santiago de Chile- al 5100 se aprestaban dos policías. Se trata de una custodia rotativa que la Justicia ordenó en la escuela mientras se investiga el hecho.
En la puerta también aguardaba un grupo de madres para retirar a sus hijos al terminar la jornada. Si bien son adolescentes y se suelen manejar por su cuenta, decidieron que esta semana iban a buscarlos ante la conmoción que todavía las atraviesa.
"Todavía estamos demasiado asustadas", confesaron Constanza, Roxana, Carina y María ante la consulta de este medio. "Los chicos están recibiendo atención de la psicóloga de la escuela, pero seguimos con miedo por lo que pasó", agregaron.
Se mostraron de acuerdo con la presencia policial alrededor de la escuela, aunque reconocieron que no es suficiente. "Queremos que sigan estando y no sea solo por esta semana, aunque por más buena voluntad, no alcanza, porque la zona está peligrosa, nos hemos enterado de muchos robos en el barrio", dijeron.
Constanza es mamá de Leonardo, compañero en el segundo año del joven al que le cayó la bala y que estaba junto a él en el momento en que todo sucedió. "Cuando me avisaron de la escuela se me hizo un nudo en el estómago. Agarré mis cosas y me vine lo más rápido que pude a buscar a mi hijo", contó todavía algo asustada.
"Hace días veíamos en las noticias algunas escuelas de Rosario que son amenazadas y hasta las balearon. Que ahora toque esta situación en nuestra escuela es tremendo y vivirlo en carne propia es horrible. Sabemos que es algo que le escapa a la escuela, porque la inseguridad está en todos lados. Todos queremos que vivir en paz", agregó la madre del joven.
Patio reducido
A la institución educativa "Nuestra Señora de Lourdes" asiste una gran cantidad de niños, niñas y adolescentes de distintos barrios de la ciudad. Funcionan juntas una secundaria orientada y una técnica con una matrícula de 1.000, que se reparten en tuno mañana y tarde, y en frente también se encuentra la primaria que tiene unos 1.200 estudiantes. A la cuenta hay que sumarle todo el plantel docente, preceptores, asistentes y directivos.
Ante la conmoción del hecho, en la escuela se decidió suspender momentáneamente la formación en el horario de entrada. "Cuando pasan estas cosas entra en juego la resiliencia de la que tanto se habla. Ahora es el momento de ponerla en práctica e ir reconstruyendo esa tranquilidad interna que se vio alterada", explicaron los directivos en diálogo con El Litoral.
Fabián Jerkovich, apoderado legal, y Andrés Rivera, director del secundario, lamentaron el hecho: "Tenemos que reconstruir la tranquilidad interna que se vio alterada".
Crédito: Flavio Raina
Fabián Jerkovich, representante legal del establecimiento, explicó que "se ha decidido continuar la actividad educativa, pero lógicamente tomando ciertos recaudos, al menos hasta que la policía que está investigando pueda dar más claridad sobre el suceso".
Andrés Rivera, director de la escuela, señaló que "la medida es simbólica, pero decidimos no tener expuestos a los chicos a estar parados y quietos en el patio por un tiempo, hasta que todos recuperemos la confianza".
Recuperar la normalidad
-¿Cómo impactó el suceso en la comunidad educativa? Es de imaginar el susto de los chicos, de las familias y también de los propios docentes
Jerkovich: Es algo que no tendría que haber pasado, pero que lamentablemente sucedió. Hubo un primer momento de lógica preocupación y, luego, de conmoción por lo más grave que pudo haber sucedido y que gracias a Dios y a la Virgen no pasó.
Rivera: Entendemos la preocupación de todos. Es algo que genera mucha inquietud porque es algo que nunca había sucedido y cuesta entender cómo pasó. Nuestra tarea en el día a día es ir construyendo las relaciones de confianza que son necesarias para poder vivir normalmente la vida, que los padres confíen en la escuela, en los profes, los preceptores, los directivos, en la seguridad de las instalaciones. El trabajo en comunidad exige confiar en el otro, y cuando pasan cosas así entra en duda la tranquilidad y la seguridad de algo tan normal como es estar en el patio de una escuela.
-¿Cómo retomar la normalidad frente a un hecho extraordinario? Hay custodia policial en la entrada, algo que no es habitual para chicos que asisten a una escuela...
Jerkovich: Sabemos que la violencia es una situación repetida en muchos barrios, donde el hecho de escuchar disparos durante la noche se lo cuenta como algo habitual. Nosotros no hemos tenido situaciones traumáticas salvo hace unos años, que robaron a un docente que traía un equipo de música para un acto y le dispararon. Pero no es algo habitual en nuestro entorno un hecho de esta magnitud. Lamentablemente, sí han ocurrido arrebatos a algunos de nuestros alumnos. En los últimos diez años hemos llegado a hacer un cordón de seguridad con la policía comunitaria, pero que luego se disolvió. Ahora, a partir del suceso, nos ofrecieron el refuerzo policial y nosotros lo aceptamos. Esperamos que se queden durante un tiempo. No creo que hubiesen podido evitar lo que sucedió, pero sí nos ayuda a que las familias puedan sentir más tranquilidad al venir a la escuela.
Rivera: La guardia policial en el entorno de la escuela es lo mínimo que podemos hacer para dar más tranquilidad y que hace menos probable que alguien ande a los tiros en la zona. De todas maneras, al otro día de lo que nos pasó, nos enteramos que a unas cuadras a un vecino le entraron a la casa para robarle. Entonces, es como que hay todo un entorno complicado, sobre todo a la mañana temprano y a la siesta que hay mucho movimiento con los adultos que van y vienen al trabajo y los chicos que entran o salen de la escuela. Aunque sabemos que no es una garantía, nosotros les aconsejamos que se organicen para ir en grupos y que no se queden deambulando para evitar cualquier tipo de incidente.
-¿Cómo continúa la contención de los estudiantes? ¿Recibieron asistencia psicológica?
Rivera: La psicóloga de la escuela está trabajando con todos los cursos charlando sobre el hecho y recogiendo sus inquietudes para que puedan expresar sus emociones y a partir de eso diseñar otros trabajos para que puedan elaborar lo que pasó. Se están realizando ruedas de convivencia y distintos ejercicios de intercambio, y cuando vemos que hace falta se hacen entrevistas con los alumnos que necesitan profundizar sobre lo que sienten. El curso más afectado es el de sus compañeros, con quien comparte todos los días y que muchos de ellos además estaban sentados todos alrededor de él cuando sucedió. Ellos han expresado que pueden entender lo que pasó y hemos recogido inquietudes como para seguir trabajándolo. Después también es algo que nos afecta a todos los que trabajamos en la escuela, cuando se toma conciencia de lo que le pasó a este niño podía pasar a cualquier persona y en cualquier momento. Eso lleva al replanteo existencial, porque no puede ser que una escuela tenga que seguir encerrándose, poniendo más barreras, rejas, cámaras, alarmas. Entonces, la reflexión es que tenemos que empezar a construir otro camino como sociedad.
Jerkovich: También, el director provincial de enseñanza privada se puso en contacto inmediatamente ofreciéndonos ayuda y le dijimos que estamos abiertos a un profesional que nos ayude. Y también estamos buscando algún especialista frente a un suceso comunitario y de catástrofes para trabajar el tema en particular y en general. Estamos convencidos de que la violencia no se repele con más violencia y que la paz viene de la mano de la educación. Por eso nuestra tarea como institución educativa y religiosa busca seguir los caminos que el Papa Francisco nos propone en el pacto global educativo para salir de esta situación que estamos viviendo de violencia en la Argentina y en el mundo.
Herido mientras rezaba
El lugar del patio donde cayó la bala perdida.
Crédito: Flavio Raina
Era media mañana de un lunes en el colegio. Los chicos estaban rezando el rosario como suelen hacer una vez por mes, por el día de la Virgen de Lourdes. Durante media hora escuchan la oración que es transmitida desde la radio de la propia escuela, por lo que todos salen del aula para compartir el momento de reflexión en comunidad. Como las jornadas vienen siendo muy calurosas, los lugares más requeridos son lo más los más frescos, donde da la sombra de los árboles. Abajo de uno de ellos, recostado sobre un cantero que está a metros de la puerta de entrada, se encontraba el joven de segundo año. Estaba en ronda con sus compañeros cuando, de repente, sintió un soplido y un roce sobre su pecho. Pensó que lo llamaba un amigo que estaba sentado arriba suyo. No fue así, por lo que instintivamente miró hacia donde sintió el golpe. Descubrió un agujero en su chomba blanca, bordeado por un pigmento verde. El sobresalto apareció cuando decidió inspeccionar el hueco en la tela: unas gotitas de sangre cubrían una lastimadura fresca en el pectoral. El susto fue mayúsculo cuando decidió seguir la trayectoria por su cuerpo y ver que una bala se encontraba sobre su regazo. Algo aturdido y con el proyectil en mano fue a dar aviso a su preceptor. "Inmediatamente nos comunicamos con la policía y su familia, luego llegó la ambulancia, el servicio médico y la policía. Ahora el MPA está a cargo de la investigación. Por respeto al secreto de sumario no podemos dar mayores detalles, pero los investigadores dieron a entender que el proyectil ingresó al patio de la Escuela proveniente del exterior, desde una distancia a determinar por las pericias", indicaron los directivos.