“Ni agresores ni agredidos”: construir mejores convivencias
Espacios Educativos y una nueva propuesta que se desarrolla en su Casa. Se trata de talleres dirigidos a personas desde los 7 y hasta los 17 años, divididos en distintos grupos etarios. En el año 2022 se trabajó en el desarrollo de la propuesta, que comenzó a llevarse adelante a partir del último trimestre. Su propósito central es reconocer los roles en las situaciones de violencia para poder decidir cómo actuar estimulando los espacios de protección.
Espacios Educativos trabajó sobre la elaboración de recursos y dinámicas destinadas a fomentar la creatividad, ejercitar la empatía, trabajar sobre los roles y fomentar el rol de la protección.
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El equipo de Espacios Educativos elaboró talleres destinados al trabajo con las infancias y adolescencias, sobre las violencias cotidianas y las posibilidades que se tienen para intentar detenerlas o transformarlas, desde una perspectiva de la protección.
“Esta propuesta está generada desde el convencimiento de que la violencia no es innata sino aprendida, y que con nuestras infancias podemos trabajar, desde el juego y la expresión, sobre herramientas y recursos que den respuesta a la premisa central de esta iniciativa, que es: cómo no ser ni agresores ni agredidos”, afirmó Leonardo Simoniello, coordinador de Espacios Educativos.
Se trabajó de forma diferente con tres grupos etarios: de 7 a 10 años, de 11 a 13 años y de 14 a 17 años
Se trabajó de forma diferente con tres grupos etarios: de 7 a 10 años, de 11 a 13 años y de 14 a 17 años. Para cada uno de ellos, se elaboraron recorridos y recursos específicos, que permiten potencializar las habilidades y necesidades propias de cada rango etario.
La propuesta consistió en dos talleres para cada uno de los grupos. En un primer encuentro se aborda la vida de Ana Frank y el contexto del nazismo, focalizando sobre la construcción de otros negativos (tanto en la historia como en la actualidad, mediante etiquetas, burlas y estereotipos) y la libertad de ser, pensar y hacer. “La vida de Ana Frank también nos permite trabajar sobre los roles en las situaciones de violencia que viven nuestras infancias y adolescencias”, comentó Simoniello.
El segundo encuentro está destinado al abordaje de los roles en situaciones de violencia (agresores, agredidos, observadores, protectores) que se dan en la cotidianeidad, fomentando la posibilidad de accionar y participar para generar instancias y espacios de protección, de colaboración y de ayuda.
“Busca impulsar espacios educativos no formales para infancias, con la finalidad de desnaturalizar violencias y procurar herramientas y recursos individuales y grupales para afrontar estas temáticas”, aseguró Simoniello.
En los talleres se trabaja mediante recursos y actividades lúdicas, reflexivas e interactivas, para sensibilizarse y comprender cómo se construyeron (y construyen) a ciertos grupos de forma negativa, e indagar sobre la posibilidad de accionar. Para el desarrollo, Espacios Educativos trabajó sobre la elaboración de recursos y dinámicas destinadas a fomentar la creatividad, ejercitar la empatía, trabajar sobre los roles y fomentar el rol de la protección.
“Desde el equipo sostenemos que las infancias son el presente y que, como tales, tenemos la responsabilidad de cuidarlas y brindarles un espacio para su mejor desarrollo. Hoy, como en la sociedad toda, también advertimos un crecimiento de las violencias, y no podemos mirar para el costado. Por este motivo, promovemos la internalización de saberes que propicien convivencias pacíficas y la adquisición de habilidades sociales tempranas. Lo logramos a través de la generación de situaciones de juego en las que niñas, niños y adolescentes puedan intervenir, decidir y comunicarse desde la pluralidad y la democracia, y a través de un aprendizaje colaborativo y experiencial. Son interpelados a involucrarse en las actividades ofrecidas, acompañados por un facilitador capacitado que guía los trayectos”, comentó Simoniello.
El espacio habilita el encuentro, facilita la relación social entre pares así como la posibilidad de la expresión de sentimientos y necesidades. Este trabajo en grupo termina construyendo un lugar cuidado, para que estas cosas puedan fluir de manera espontánea, sin estigmatizar el rol con el que cada niño o joven se acerca a la Casa.
“Ni agresores ni agredidos” comenzó a realizarse en octubre de este año. En esta oportunidad, trabajamos junto a Jorgelina Edreira del Centro de Educación Emocional. El año que viene se retomarán los talleres, con aquellas personas interesadas en formar parte de esta propuesta. “Pensamos difundir y trabajar los objetivos con profesionales de la Salud, de la Educación, formadores, así como padres y todo adulto que pretenda involucrarse con nuestra forma de transmitir estos recursos y perspectivas”, afirmó Simoniello.
Datos de la propuesta “Ni agresores ni agredidos”:
-Consiste en dos talleres por grupo etario. El primero aborda la vida de Ana Frank y el contexto en el cual vivió, y el segundo trabaja sobre los roles en situaciones de violencia.
-Se trabaja con tres grupos etarios: de 7 a 10 años, de 11 a 13 años y de 14 a 17 años.
-Destinatarios: niñas, niños y adolescentes que quieran participar.
-Cuándo se realiza: los talleres se retomarán el año que viene.
-Con quiénes trabajamos: Educadores, formadores, profesionales de la Salud; personas interesadas y preocupadas por las temáticas.
-En los talleres se pretende el involucramiento de los adultos responsables de los niños mediante talleres de sensibilización.
Talleres de sensibilización para adultos
Los adultos ocupan un rol fundamental en las infancias y adolescencias. Son los que colaboran o conforman el contexto de acompañamiento, de cuidados, pero también de construcciones tanto positivas como negativas. Muchas de las actitudes en las infancias son aprendidas a partir de la repetición o imitación, y el adulto no puede desentenderse de esta situación.
"Nos llegan casos de adultos preocupados por el actuar de niños en las escuelas, a veces de muy corta edad, con violencias construidas. Nos llama la atención que en muchos casos no haya una mirada introspectiva de estos adultos en torno a lo que están haciendo o lo que está pasando alrededor del niño, sin consultarse de dónde nace o surge esta violencia", comentó Simoniello, y agregó: “Por eso la propuesta se complementa con un taller dirigido a adultos vinculados con infancias y adolescencias, cuyo propósito central es sensibilizar sobre las conductas y actitudes de los adultos y su incidencia en las infancias, para pensar alternativas de cuidado y protección para que no sean ni agresores ni agredidos”.
La propuesta apunta al tratamiento de la problemática de las violencias a través de herramientas propias y gestando una mirada basada en la comunicación no violenta, la cultura de paz, y la resolución pacífica de los conflictos con herramientas de prevención como estrategia para pensar y accionar.
“La invitación es también a que, como adultos, nos podamos repensar como infancias, desde una perspectiva emocional. Poder, a través de una propuesta de introspección, recordar qué se vivía, qué se sentía, y también cuánto daño y dolor se generaba con las violencias en esa edad temprana. Es decir, partimos de sensibilizarnos como adultos, para comprometernos en la búsqueda de herramientas y abordajes para que las infancias de hoy puedan crecer con más libertad, con más protección”, afirmó Simoniello.
Estos talleres ofrecen espacios de formación para adultos responsables del cuidado y atención de las infancias (familias, educadores, personas interesadas) con la finalidad de desnaturalizar violencias cotidianas y procurar recursos personales y grupales para afrontar estas temáticas.
Próximamente habrá nuevas convocatorias para participar de esta propuesta, así como la destinada a las infancias y adolescencias como destinatarios directos. Esta última también incorpora instancias en la cual el adulto pueda involucrarse y participar junto con el niño.
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