Por Cintia Roland
Corresponsal El Litoral
Desde que la sociedad esperancina tomó conocimiento del alejamiento del padre Luis Brizzio de la Basílica de la Natividad, la sensación de tristeza invadió a muchos. Un sacerdote querido, simpático, que recorría los barrios más alejados del templo. Una vez más, la gente iba a despedir a un cura para prepararse a la bienvenida de otro presbítero.
Pero, ante el comunicado de prensa emitido por el propio Arzobispado, la sensación de estupor y desconcierto invadió el quehacer de esta comunidad tradicional y fuertemente religiosa. Sobre todo, teniendo en cuenta que por primera vez, en sus casi 160 años de vida, Esperanza se convertía en noticia por un supuesto hecho de mala conducta sacerdotal que espera ser esclarecido. Por supuesto que hay opiniones divididas en cuanto a lo que realmente pasó y piensan del sacerdote, de ese párroco sencillo y amigable, y entre quienes toman distancia del tema conflictivo y prefieren reflexionar sobre ese puntual cambio de destino.
Para los vecinos de esta comunidad, la Basílica es un orgullo. Su imponente construcción, frente a la plaza principal, sumada a la belleza artística de sus murales, vitrales, altares, son motivo de recorridas de los visitantes que llegan a esta localidad. Por ello, la preocupación se apoderó de la mayoría de los habitantes.
Cuando Esperanza celebró la declaración de Basílica de la Natividad de la Santísima Virgen al templo de la sede parroquial, se mencionó una condición particular: “Que se conceda a los fieles que visiten esta Basílica la gracia de ganar la indulgencia plenaria, en las fiestas de San Pedro y San Pablo, en la Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen cada 8 de septiembre, en la celebración de Santa María de la Porciúncula cada 2 de agosto y en el día escogido libremente una vez al año.
En esa declaración papal también se decía: “Nuestra Madre nos pide por su hijo. Te pregunta dónde está Jesucristo en tu corazón. Él es el camino, la verdad y la vida”. Hoy esta comunidad necesita eso: la verdad.
Sin embargo y pese a todo, los fieles de Esperanza celebraron la designación del padre Axel en la Basílica Natividad de la Santísima Virgen.