Luciano Andreychuk | landreychuk@ellitoral.com | @landreychuk
“Ya los encontramos y ahora lo que resta es pedir justicia; saber lo que pasó, qué fue lo que hundió el Ara San Juan. Porque nuestros muertos se lo merecen”, dijo María Itatí Leguizamón a este medio. Consternación y la obligación de seguir, pese al dolor.
Luciano Andreychuk | landreychuk@ellitoral.com | @landreychuk
Atiende el teléfono llorando, con ese llanto lento que es de la angustia más honda de ser humano y que presiona el pecho. Se había enterado por la televisión hacía unas pocas horas del encuentro del Submarino Ara San Juan, desaparecido en las aguas del Atlántico Sur hace un año. Era María Itatí Leguizamón, la esposa del tripulante santafesino Germán Suárez, uno de los 44 submarinistas de la nave marítima que mantuvo en vilo al país.
“Ya los encontramos y ahora lo que resta es pedir justicia; saber lo que pasó por la vía judicial, qué fue lo que hundió el Ara San Juan. Porque nuestros muertos se lo merecen”, declaró Leguizamón en diálogo con El Litoral.
Fue un año de sobrellevar su vida a duras penas, como se puede. Leguizamón se mudó a Capital Federal (vivía en Formosa), siguió trabajando. Lo hizo sola: no tuvo asistencia terapéutica ni medicaciones prescriptas para la depresión. Como se pudo, sobreponiéndose al drama de cuerpo muerto pero ausente.
“Aparte del dolor que siento, estoy sorprendida. Nunca creí que lo iban a encontrar. Para mí era como un sueño imposible. Siempre pensé que no encontrarían más al submarino. Cuando pasaron los meses sentía eso simplemente: nunca más aparecerá. Y ahora que lo encontraron no puedo creelo. Por un lado me alegra pero, por otro, me sorprende”.
Criticó el trato por parte de las Fuerzas Armadas para con los familiares de los tripulantes. “Nunca nadie me habló, fue un abandono total. Desde que llegué a Capital nunca recibí un llamado, ni un ofrecimiento de ayuda, de asistencia, nada”.
Como sigue el proceso es una incertidumbre. “Los restos, según tengo entendido, no se podrán encontrar. Porque estaba abierto el casco del submarino y los cuerpos (de los tripulantes) se deterioraron. Deberé esperar qué nos dicen respecto del protocolo en estos casos”.
En paz
“Yo estoy en paz desde hace un año. El 23 de noviembre fui la primera que asumió que ellos (los tripulantes) estaban muertos, y casi me ‘crucifican’ porque salí a decirlo públicamente. Era una verdad obvia. Desde ese entonces empecé mi duelo; le hice a mi marido (Germán Suárez) un velorio simbólico, con una foto de él. No me modifica en mi parte emocional. En mi caso lo tengo asumido hace mucho tiempo”, dijo Leguizamón.
“Sí me duele por los otros familiares que nunca aceptaron esto, que aún mandan mensajes a los celulares de los tripulantes muertos esperando una respuesta: para ellos creo que será traumático, y con ellos mi dolor‘, agregó.
María Itatí leguizamón es formoseña, Licenciada en Comunicación Social y Abogada. Es esposa de Germán Suárez, uno de los submarinistas fallecidos en el Ara San Juan, nacido y criado en barrio María Selva de la ciudad. Eran un matrimonio joven, muy creyentes ambos, sin hijos, con todo un camino de vida en común por recorrer. “La vida sigue: hay que seguir, pese al dolor”, cerró la joven.