Transitar por el microcentro de la ciudad de Santa Fe suele ser un caos, al punto que muchos extrañan la calma que reinaba en plena pandemia. Nada aprendimos de estos tiempos de paz vehicular, y hoy volvieron con más ímpetu que nunca los bocinazos, los insultos y una congestión que complica todo.
En medio de esta difícil convivencia de autos, motos, bicicletas, colectivos y peatones, encontrar un lugar para estacionar puede llevar varios minutos. Más cuando algunos vecinos se apropian de estos espacios comunes, sin ninguna autorización previa, y de modo casero improvisan un vallado personal para quedarse con una dársena.
Esta costumbre de reservar estacionamiento en la zona céntrica pero también en los barrios más alejados, que se realiza mediante señalizaciones particulares, ya sea con baldes, caballetes o pallets, se está convirtiendo en una situación habitual.
25 de Mayo entre Hipólito Irigoyen y Crespo
Dos ejemplos que este jueves a la mañana detectó uno de los cronistas de El Litoral ilustran el problema: uno se observó en 25 de Mayo, entre Hipólito Irigoyen y Crespo, y el otro en Eva Perón, entre 25 de Mayo y Rivadavia.
En la ciudad hay una fuerte demanda de espacios de estacionamiento y un sistema medido que pretende la rotación de los lugares disponibles en zonas donde hay mayor circulación por la presencia de numerosos bancos, comercios, jardines de infantes y escuelas, dependencias que provocan un gran movimiento vehicular y de peatones.
Eva Perón entre 25 de Mayo y Rivadavia
Esta actitud no sólo genera inconvenientes para quien busca estacionar, porque es un espacio escaso en muchas zonas de la ciudad, sino que además puede producir incidentes ya que no hay inspectores en el lugar que controlen el tránsito.
La falta de lugares para estacionar en el centro de Santa Fe es realmente un problema, que se agrava con este tipo de actitudes de particulares que reservan espacios de modo informal y sin ninguna autorización.