Hay una correcta atención médica. Pero abundan mosquitos y hormigas. Piden una fumigación "urgente".
Luciano Andreychuk
landreychuk@ellitoral.com
Twitter: @landreychuk
Pareció una eternidad, pero sólo pasaron 20 días desde la crecida del río Paraná y la relocalización de las familias inundadas en los centros de evacuación. A la fecha, hay unas 670 personas en esa condición de emergencia: son cerca de 190 familias que sobreviven en los módulos habitacionales que armó el municipio en la ciudad y su área metropolitana. Y esperan que baje el río.
Cómo viven esas familias hoy en esas precarias casillas hechas con placas de contrachapado, con el anhelo de volver a casa pronto, fue el disparador. El Litoral relevó las condiciones sanitarias en tres de los nueve centros de evacuados municipales -mañana este medio dará a conocer la situación en Colastiné Sur-. Sus formas de organización en la emergencia, las medidas de higiene adoptadas, y la asistencia de profesionales de la salud que reciben.
Todas las fuentes consultadas, desde los propios evacuados hasta los coordinadores de los centros y los funcionarios municipales, coincidieron en que la atención médica “es buena”. Hay un trabajo articulado entre la Secretaría de Salud local y el Gobierno provincial, donde se ha cuantificado cada persona en situación de evacuado.
Pero un relevamiento de El Litoral constató que faltan baños químicos y duchas, y elementos de limpieza y para desinfectar. Es que con el agua alta, los pastos altos, los bañados al límite, apareció una invasión de mosquitos, moscas e insectos de todo tipo y calaña. También se encontraron alacranes y ratas. Sólo se fumigó una vez. Los evacuados piden con urgencia que se vuelva a fumigar.
Qué se está haciendo
La asistencia en materia médico-sanitaria durante la emergencia hídrica es un trabajo coordinado entre los equipos técnicos de Municipio y Provincia. “Es un trabajo articulado”, dijo a El Litoral Leonardo Martínez, subsecretario de Salud de la Municipalidad.
A la fecha se entrevistaron y censaron 772 evacuados, autoevacuados y personas que seguían en sus casas inundadas. De ese total 398 son mayores y 374 menores.
La población censada se clasificó en tres grupos: en el primero, las que necesitaban atención frecuente y diaria (pacientes de riesgo); en el segundo, las que requerían un cuidado intermedio, y el tercero las de un cuidado relativo
“Inicialmente, en el marco de crisis hídrica, la atención prevalente era el control de la presión arterial: encontramos que la gente salía de sus casas muy angustiada, con una carga emocional muy fuerte. Y a las personas mayores se les subía la presión, y teníamos que ajustar o sumar más medicación”, explicó Martínez.
En este sentido, “dentro de la atención de salud, incorporamos profesionales de salud mental del Municipio y de Provincia. Necesitábamos contención psicológica para la gente inundada que salía de sus casas después de perder muchas de sus pertenencias”.
Los casos más graves
En un primer nivel, se detectaron unas 80 personas que tenían patologías crónicas (VIH, pacientes cardíacos, hipertensos, diabéticos, oncológicos, etc.) que hacía mucho tiempo que no hacían una consulta médica.
“A través del Cobem empezamos a hacer derivaciones según cada caso. Luego, volvíamos a contactarlos y pedíamos un turno para control en hospitales públicos. Con los que tenían obra social, gestionábamos con éstas para activar a sus afiliados que necesitaban atención”, explicó el funcionario.
En los casos más graves se trabajó coordinadamente con los hospitales públicos de la ciudad, para que los médicos que atendían a esas personas evacuadas supieran que éstos estaban en determinado centro de refugio. Esto se hizo para no perder el control sobre el estado de salud del paciente.
Casos intermedios
En un segundo nivel, se detectó la atención de curaciones por muchas heridas punzo cortantes. Se realizaron y realizan derivaciones coordinadas con el sistema de traslados y emergencias provincial Sies 107.
“A todas las urgencias de los centros de evacuados el Sies las evalúa como situación prioritaria, y manda la ambulancia para traslado y derivación. El médico evaluador luego determina si el caso es grave o no”, precisó el secretario.
También, a los empleados municipales que están en los centros de evacuados se los vacunó y se les hizo preventivamente el bloqueo de leptospirosis. Y a los evacuados, el antibiótico contra esa enfermedad -la más común durante y después de una inundación- lo suministra la provincia.
Pero el riesgo latente de la leptospirosis es para quienes vuelven a sus viviendas, tras dejar un centro de evacuados. Para Martínez, llegado el momento del retorno a los hogares, “habrá que estar muy alertas”.
Recorrida en territorio
El Litoral relevó dos centros de evacuados -los más importantes por la cantidad de familias que residen- y un sector crítico: el ingreso a Colastiné Sur, cuyo relevamiento se dará a conocer mañana. El primero fue Vuelta del Paraguayo I, donde hay unas 130 familias.
Allí, fuentes municipales aseguraron que profesionales médicos asisten todos los días para controles. Los pacientes de riesgo tienen prioridad. Recordaron que el centro de salud Nº 2 de Alto Verde está muy próximo. “Se hizo una vacunación preventiva contra hepatitis 2, antitetánica y antigripal, entre otras”, afirmaron.
Hay seis duchas disponibles. Y la cantidad de baños químicos “alcanza para cubrir la demanda”. El Litoral constató que hay muchos baños disponibles. “Se realizan desagotes de líquidos cloacales todos los días”, aseguraron.
Hay un sector de 10 canillas dobles que dan agua potable, y que sirve para consumo e higienización. Pero el problema es que las canillas quedan perdiendo, se forman charcos sucios por el agua estancada donde juegan los niños, y eso podría generar focos infecciosos.
Pero hay algo más preocupante que ocurre muy cerca del predio: en la curva, frente al Yacht Club, hay una válvula de ventilación de Assa que despide a borbotones efluentes cloacales. Se ha formado un “bañado” cloacal: “Es un charco de cagadero”, se quejó de pasada un vecino afuera del predio. El olor es nauseabundo. Fuentes de Assa habían asegurado a este medio que ese problema se iba a solucionar a la brevedad. Aún eso no ocurrió.
Moscas y alacranes
También hay una invasión de moscas y mosquitos. Todos los evacuados que fueron consultados pidieron una “urgente fumigación”. Además, han aparecido alacranes: “No se entregó Sectisol (insecticida de base acuosa)”, coincidió la mayoría de las personas consultadas. Pese a estas dificultades, “en lo que respecta a la atención médica estamos bien. Nos asisten”, reconoció Noelia Villarruel, una joven mamá que mecía la cuna de su bebé.
En la misma línea se expresaron Aldo Alarcón y Agueda Valenzuela, que es diabética y está por cumplir 80 años. Los celebrará como evacuada. “Los médicos vienen todos los días. Sólo extrañamos nuestro hogar, nuestro lugar”, fue la frase más repetida. Y pidieron por favor que fumiguen. “No se aguanta la cantidad de insectos”.
A la vera de la 168
En el predio de evacuados ubicado frente a la Ruta 168, la situación sanitaria está más descuidada. Cruzando la calle que llevaba a los boliches, se ve el bañado cargado de agua y los pastos altos, por lo que no sorprende la invasión de todo tipo de insectos voladores.
Allí residen 28 familias, según el último reporte municipal. Hay sólo dos duchas y 4 baños: 4 baños para 28 familias. No obstante, El Litoral constató, adentro de dos baños químicos, que hay una higiene aceptable.
Los consultados coincidieron en que la atención médica llega, si no a diario, cada dos días. Pero reclaman una fumigación de la zona aledaña, porque se torna insoportable la presencia de tantas moscas, mosquitos, jejenes y hormigas. No han aparecido alacranes”, dijeron Érica Vegas y Emanuel Pérez, dos personas evacuadas.
“No fumigaron. Pedimos por favor una solución a este problema. Y más baños, porque se arman colas interminables”, aseguraron en este centro de evacuados.
“No tiene sentido fumigar”
Consultado por este medio sobre este pedido masivo de los evacuados, Martínez confirmó que se ha hecho una sola fumigación al inicio: “Sabemos que hay una invasión de insectos, que es propio de las crecidas”.
“Pero habiendo presencia de agua, nos parece que no tiene sentido fumigar. Hoy sería en vano, porque los insectos volverán, ya que el agua está alta. La fumigación se debería hacer al regreso de las familias a sus hogares, cuando baje el río. Ahí sí se hará una exhaustiva fumigación”, planteó el funcionario.
De todos modos, consideró que, en base al pedido masivo de los evacuados, podría hacerse una fumigación. “Primero, tendríamos que ver en qué lugares conviene hacerla, para que el efecto dure”, explicó.
Los desafíos que vienen
Para el secretario de Salud municipal, los desafíos más difíciles vendrán en el después, es decir, cuando baje el río y las familias evacuadas vuelvan a sus casas.
“La preocupación es el retorno. Allí aparecen como amenazas el dengue y la leptospirosis. Lamentablemente no sabemos cuándo bajará, y se estiman que el pico de crecida aún no llegó. La incertidumbre nos juega en contra”, dijo Leonardo Martínez.
De todos modos, se activaron acciones preventivas. “Con respecto al dengue, ya se mantuvo una reunión con investigadores de la UNL y gente del área de Zoonosis. En breve se empieza una campaña de prevención y concientización muy fuerte para toda la ciudad”, adelantó.
Por último consideró a tener en cuenta un registro cualitativo: “La inundación, con todo el drama que implica, se transformó en una oportunidad para que la gente se vuelva a conectar con el sistema de salud. Nos dimos cuenta de que había muchas personas que no se hacían consultas médicas preventivas desde hacía mucho tiempo. Eso es bueno”, cerró Martínez. Nunca está mal mirar también la mitad del vaso lleno.
6,32 metros midió el río en el Puerto de Santa Fe esta mañana, según Prefectura Naval. El nivel está estacionario, pero el último pronóstico del INA anticipa una altura de 6,47 metros para el 24 de enero.