Fabrica canilleras y las dona a clubes barriales: "Son los sueños los que motivan a los chicos"
El creador de Fenikks, un emprendimiento que produce canilleras con plástico reciclado, pasó por Santa Fe y contó su historia.
Tomás Machuca (22), creador de Fenikks, ofrece charlas para incentivar a los jóvenes que buscan emprender. Estuvo el miércoles en Santa Fe. Crédito: Gentileza
"Cuando se ponen una camiseta que está en condiciones o unos botines o canilleras, se sienten profesionales. Son los sueños los que motivan a los chicos a estar en el club todos los días y no en la calle". El que dice esto a El Litoral es Tomás Machuca, que tiene 22 años y desde los 17 -cuando terminó la escuela secundaria- decidió que su futuro iba por el lado del emprendimiento. Hoy, produce canilleras hechas de plástico reciclado, una idea rentable y en crecimiento, mientras dona parte de su producción a los chicos de los clubes barriales.
En cada charla motivacional o nota que ofrece, Tomás cuenta que estuvo en una situación similar a la de muchos pibes que juegan en los potreros de su Rosario natal. Un día, en un picadito de fútbol, una fuerte patada le rompió la canillera. "Como en mi casa no sobraba dinero como para decirle a mi padre que me compre otras, decidí buscar la forma de hacerme unas yo mismo. Corté un balde que estaba tirado en el patio de mi casa con una sierra, le saqué un secador de pelo a mi abuela que lo usé para moldearlo con calor. Fui al ciber, tomé imágenes de mi familia que abrí en Paint para hacer un diseño, lo imprimí y se los pegué a ese pedazo de balde que había cortado", contó Machuca.
Ese hecho fortuito fue la semilla de lo que más tarde sería Fenikks, su marca, que no sólo escaló a nivel nacional sino que ya traspasó las fronteras del país. "Fui al club al día siguiente, medio escondiendo las canilleras, pero mis compañeros las notaron y me empezaron a preguntar de dónde las saqué, que estaban buenísimas. Les dije que las vendía un tío mío en Buenos Aires porque tenía vergüenza de confesar que me las hice yo con un balde viejo, porque no tenía plata para unas nuevas", relató.
Tomás es un pibe de barrio. Nació y creció en República de la Sexta, de Rosario, que él lo describe como "un barrio marginado entre lo que es la Ciudad Universitaria y la elegancia de barrio Martin". Allí viven familias de trabajadores como su papá, verdulero, y su mamá, empleada en relación de dependencia. Para la familia Machuca la educación siempre fue importante y por eso, su hijo fue a un colegio privado.
"El convivir entre dos mundos: el de mis compañeros del colegio y el de mis amigos del barrio, me generaron un montón de curiosidades e ideas, siempre con el sueño del pibe de mejorar la calidad de vida", dijo el joven que esta semana estuvo en Santa Fe para participar de la feria "Santa Fe circular" organizada por la Secretaría de Producción y Empleo municipal.
Su marca Fenikks escaló a nivel nacional y su creador fue seleccionado por Unesco, entre los jóvenes que transforman sus ideas en proyectos sostenibles. Crédito: Gentileza
De aquel balde viejo…
-¿Cómo fue el proceso de transformar un pedazo de balde en un producto comercializable?
-Cuando estaba en el último año de la secundaria, empiezo a pensar qué era lo que iba a hacer cuando terminara. Me empieza a dar vueltas la palabra "emprender", que para mí significaba "fabricar algo". Y la única persona que conocía que fabricaba algo era mi mejor amigo Dylan, que hacía muebles con pallets que recuperaba de obras de construcción y los vendía en una de las avenidas de mi ciudad. Un día le fui a golpear la puerta de la casa. Él me esperaba para ir a jugar al fútbol y yo le salí con otro plan: quería hacer las canilleras para vender, quería que me ayudara a armar una empresa. Y empezamos a hacerlas yendo a pedir baldes a las obras de construcción.
-¿También tenías en mente esta idea de reciclar?
-En realidad reciclábamos sin saber que lo estábamos haciendo. Recuperábamos esos baldes y le dábamos una nueva vida útil. En la esquina de nuestro barrio veíamos todos los días que los tachos estaban desbordados y que la mayoría de los residuos eran plásticos. Y nos empezamos a dar cuenta de eso cuando surge nuestro primer cuello de botella: las obras de construcción nos empezaron a decir que ya no tenían más baldes porque, claro, íbamos día por medio. El siguiente paso fue buscar en Google cómo hacer unas máquinas para fabricar a partir de plástico reciclado, pero resultó complicadísimo. Nosotros no sabíamos soldar ni atar algo con un alambre.
-Como todo emprendedor, comenzaron a encontrar problemas a resolver...
-Sí, presentamos nuestra idea en una incubadora para poder comprar esas máquinas y nos dijeron que no. Salimos enojados de esa reunión diciendo que íbamos a ser Nike el día de mañana. Entonces, empezamos a buscar quién tenía esas máquinas y encontramos un video en Instagram de unos cordobeses que hacían medallas a partir de tapitas. Me volví loco escribiéndoles para que nos dieran una mano. Ellos ni sabían qué era una canillera, pero nos abrieron las puertas y nos ayudaron a hacer el primer proceso de ingeniería inversa, que llevó ocho meses.
Una idea surgida a partir de un hecho fortuito se convirtió en empresa. Crédito: Gentileza
-¿Cuánto te había llevado en su momento hacer el "modelo cero" para tu pierna?
-Cinco minutos. De cinco minutos a ocho meses. Y yo antes pensaba que no debía ser tan difícil ser diseñador industrial (se ríe).
-¿No se te ocurrió estudiar alguna carrera universitaria como, justamente, diseño industrial o alguna otra?
-Con una carrera tradicional no me sentía identificado. Sentía que el ámbito universitario no era para mí; quizás más adelante sí lo sea. Pero siempre fui formándome por mis propios medios. La primera formación que tuve en el mundo del emprendimiento fue con relación al marketing, porque yo quería vender más. Y ahí fui descubriendo un montón de conceptos: desarrollo de empresa, escalar, armado de equipo. También siempre alimentado por mi entorno, porque mi familia siempre me había motivado a seguir mi curiosidad y a buscar recursos. Hoy, con un teléfono e internet se puede descubrir un mundo completo.
A producir y escalar
-¿Cómo hicieron para que el emprendimiento creciera?
-Después de esos 8 meses, tuvimos la posibilidad de producir los primeros 500 pares de canilleras a partir de tapitas en un día. Eso para nosotros significaba la producción de un año con el proceso anterior. A partir de ahí empezamos a trabajar en los puntos de recolección de tapitas de plástico con los clubes de barrio. Compartimos la importancia de la separación en origen, del reciclaje, y por cada par de canilleras que vendemos con esas tapitas, donamos otro en estos clubes para que los chicos puedan jugar en igualdad de condiciones. El primer club al que fuimos fue el de Villa La Lata, donde yo jugaba al futsal, y que trabaja en pos de la inclusión social, tiene un merendero y apoyo escolar. En los clubes de barrio puede haber un montón de "Tomis" que no tengan para comprarse unas canilleras. Son lugares muy importantes porque ahí se genera sentido de pertenencia, de comunidad.
-¿Cuándo fue que empezaron a ser conocidos a nivel nacional?
-En diciembre de 2022, hicimos nuestro primer lanzamiento y subimos un video contando nuestra historia. Se hizo súper viral y la gente nos arrancó las canilleras de las manos. En dos días, vendimos esos primeros 500 pares. Y nos empezaron a escribir de todos lados queriendo formar parte de esta iniciativa. Más clubes y más gente quería comprar, tuvimos un crecimiento exponencial en la demanda, así que sumamos gente. Hoy somos 8 personas en Fenikks. El primer colaborador fue Santiago Díaz, que es nuestro diseñador industrial hasta el día de hoy. Y nos ayudó a escalar la producción. De ese modelo inicial de canilleras hecha con ingeniería inversa, pasamos a otro de canilleras más flexibles, que se adaptan al tamaño de la pierna. Y ahora podemos producir 500 pares no por día, sino por hora.
-¿Qué le dirías a un adolescente que quiere volcarse a emprender?
- Primero, que se anime a darle lugar a la curiosidad, a conocer muchas personas que ya estén en el ámbito de su interés, porque hay mucha gente abierta hacia lo colaborativo que te abre las puertas de su conocimiento, de sus lugares. Después, también que busquen mucho apoyo en la formación que tenemos al alcance de un celular. Somos muy afortunados de poder tener una conexión a internet y un dispositivo tecnológico que nos permita acceder a cualquier información en el mundo. Y también que busquen honrar las posibilidades que tienen. A mí nunca me faltó un plato de comida arriba de la mesa, siempre tuve un techo sobre mi cabeza y un lugar en el que dormir, y pude ir a la escuela.
To be continued…
Fenikks es hoy una empresa con presencia en todo el país y trabaja directamente con 11 clubes de fútbol profesionales. En su sitio web se lo puede ver con futbolistas como el Kun Agüero o Leandro Paredes. También se encuentran videos de los clubes de barrio a los que les llevan las canilleras.
Recientemente, Tomás Machuca fue seleccionado por la Unesco entre 20 jóvenes emprendedores de 11 países de América Latina. Todo le brindó mayor visibilidad internacional, y el próximo desafío es llegar a otros países y empezar a darle forma a una nueva idea: fabricar botines.
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