Gastón Neffen
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Los estudiantes van a poder entrenar partos y urgencias con pacientes robóticos y equipos reales. Ocupa el segundo piso del nuevo edificio de la facultad, que también cuenta con un moderno auditorio y un área de anatomía con programas digitales interactivos e impresiones 3D de huesos, cráneos y órganos.
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Este miércoles es un día importante para el sistema de salud de la ciudad y la región. La Facultad de Ciencias Médicas (FCM) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) inauguró un nuevo edificio que incluye un Centro de Simulación Médica —en todo el segundo piso—. Es un espacio con tecnología de punta, pacientes robóticos y los mismos equipos que hay en los hospitales y sanatorios para que los estudiantes puedan entrenar, con distintos niveles de complejidad, durante el cursado.
“Es una herramienta poderosa para que los alumnos desarrollen las habilidades y destrezas que van a necesitar como médicos”, destacó la Dra. Larisa Carrera, decana de la FCM, en una entrevista con El Litoral.
El proyecto del nuevo edificio se comenzó a planificar en el 2010, con fondos nacionales del Ministerio de Educación. Una vez diseñadas las instalaciones —con especialistas de la universidad—, la UNL invirtió $ 25.700.000 para construirlo en un espacio privilegiado: las ventanas dan a los árboles, camalotes y cortaderas de la reserva ecológica. El acto de inauguración será presidido esta tarde, a partir de las 19, por Enrique Mammarella, rector de la UNL.
El Litoral recorrió el nuevo edificio. A la derecha del ingreso está el auditorio, que tiene capacidad para 280 personas y va a ser importante para contar con un espacio en el que realizar clases y conferencias para los alumnos de primer año (ingresan unos 600 estudiantes cada año y hay unos 3.000 jóvenes que siguen la carrera en la facultad). También para conferencias de posgrado, cursos y eventos académicos.
Hacia la izquierda están las salas de anatomía e impresión 3D. En la primera, los docentes cuentan con una enorme pantalla táctil para mostrar los huesos, tejidos y órganos del cuerpo. Los pueden mover y rotar con los dedos, hacer “zoom”, mirarlos por capa y observar “con lupa digital” distintas patologías. Es una tecnología muy superior al viejo esqueleto que acompañaba las clases de anatomía.
Las imágenes digitales se complementan con las impresiones 3D, que se realizan en otra sala. Se pueden “fabricar” cráneos y huesos de plástico, secciones del cerebro y de otros órganos, entre muchas otras posibilidades. Y se utilizan aplicaciones de realidad aumentada para que los estudiantes escaneen con sus celular los códigos QR y sumen más información sobre esa parte del cuerpo. Además, hay una sala con una colección ósea.
Los robots
Al subir al segundo piso, se ingresa al Centro de Simulación Médica. Allí hay cuatro salas: alta complejidad —como un shock room—, niños, parto y baja complejidad. La diferencia con un hospital es que los pacientes son robots avanzados.
A la mamá que va “a parir”, la bautizaron “Simona” y dentro de su panza hay un “bebe”, con bolsa y todo. En los entrenamientos —que otros alumnos siguen desde una sala cercana, como una cámara Gesell, para analizarlos—, Simona habla —según la programación del operador— y también se simulan los fluidos (el líquido amniótico y la sangre). A su lado hay un bebé —Mateo—, conectado a un respirador (en la sala también hay un cardiodesfibrilador, bombas de infusión y dispositivos de monitoreo, entre otros equipos).
Los robots se pueden programar para que muestren los síntomas de distintos cuadros médicos. “Lo interesante es que nos permite enseñar a partir del error, que deja una marca cognitiva muy fuerte en el estudiante, al punto que no suelen volver a cometerlo luego de una simulación”, contó Hugo Casafú, coordinador técnico del centro de simulación. Hay muy pocas universidades que cuentan con esta tecnología en el interior del país. Es que solo el “combo” Simona y Mateo cuesta unos 100.000 dólares.
“Es importante que los robots hablen porque nos permite capacitar a los futuros médicos o obstetras en la relación y en la empatía con el paciente, que también es muy importante, y entrenarlos antes de que entren en contacto con pacientes reales”, indicó Carrera.
El nivel de realismo es “superlativo”, según la decana. Los robots hablan, transpiran, tienen ruidos cardíacos, abdominales y respiratorios. Se les pueden ajustar los parámetros clínicos según el caso y extraer sangre o infundir líquidos.
La puesta a punto del centro de simulación también implicó capacitar a los docentes —en algunos casos con el asesoramiento de expertos internacionales— para que puedan incorporar esta tecnología en sus clases.
En el desarrollo del proyecto, que también va ser estratégico para llevar adelante estudios e investigaciones de los docentes, se analizaron centros de simulación de universidades extranjeras y algunas del país (por ejemplo la de Corrientes, que utiliza estas tecnologías).
► 25,7 millones de pesos invirtió la Universidad Nacional del Litoral para construir y equipar el nuevo edificio de la Facultad de Ciencias Médicas. El edificio cuenta con una superficie cubierta de 1.500 metros cuadrados distribuidos en planta baja y primer piso.
"El centro de simulación es una herramienta poderosa para que los alumnos desarrollen las habilidades y destrezas que van a necesitar como médicos”.
Dra. Larisa Carrera. Decana de la Facultad de Ciencias Médicas UNL.