La 123° Peregrinación Arquidiocesana a Guadalupe, que este año volvió a realizarse de forma presencial y masiva tras la pandemia, contó -durante la siesta de este domingo- con la peregrinación por las calles del barrio homónimo y la misa principal en la Plazoleta Padre Trucco, aledaña a la Basílica. Los servicios religiosos centrales fueron presididos por el arzobispo de Santa Fe, monseñor Sergio Fenoy y la participación de gran cantidad de fieles.
Fiesta de Guadalupe: la peregrinación y la misa central
A un costado del altar, estaba emplazada la imagen original de la Virgen Nuestra Señora de Guadalupe, que salió del templo por primera vez después de 42 años, tanto el sábado a la noche -donde se bendijo a todos los trabajadores que pusieron su esfuerzo durante la pandemia-, como para los actos religiosos de este domingo.
Cabe destacar que durante este fin de semana, miles de personas participaron de la tradicional fiesta de la grey santafesina que llegará a su fin en horas de la noche, con la última misa de las 21 horas.
En su homilía, Fenoy habló del fracaso, tras la lectura del evangelio. “Forma parte de la vida de todos, ante algo fallido, que no salió, nos sentimos desanimados, defraudados, desahuciados; es la red vacía en las manos de Pedro, que son de la traición que había hecho antes. Al amanecer, aparece un joven (Jesús resucitado) y les da la orden: vuelvan a tirar la red, confían en esa orden, la tiran. En estos días le pedimos a la Virgen que renueve nuestra confianza; miren el valor de confiar”, dijo Fenoy.
En otra parte del sermón, el arzobispo llevó un mensaje de esperanza: “Queridos hermanos, el fracaso no tiene por qué ser la última palabra en nuestra vida, podemos recomenzar, reiniciarla, si con confianza -como los discípulos, como Pedro-, dejamos que Jesús entre en el fracaso, y nos ayude a transformarlo”.
Cansancio de las comunidades cristianas
Fenoy agregó que “ayer escuché una frase de alguien de las comunidades cristianas, creyentes, que decía: ‘Trabajamos sobre un fracaso, porque todo lo que hacemos no alcanza, porque tenemos buena voluntad y queremos ayudar’. Hay que ayudar también a los que ayudan, para que no se cansen, porque todo parece poco, no duran las cosas; se vuelven a caer. Queremos levantar a alguien, ponemos todo nuestro esfuerzo en levantarlo y al día siguiente cae”.
El arzobispo ejemplificó: “Abrimos una obra de bien y nos roban, nos ridiculizan, nos tratan como ingenuos porque pensamos que con el bien podemos cambiar este mundo”. Y seguidamente adujo que “es verdad, nosotros trabajamos sobre el fracaso, empecinadamente. Y lo hacemos a pesar de que quienes tienen que hacerlo, no lo hacen”.
Sobre el final, convocó a que “no nos cansemos, aunque sea por uno, aunque cueste, aunque se rían, aunque otros deberían hacerlo. Que María nos regale una nueva confianza en su hijo: aprender a levantarse de los fracasos”.
Al finalizar la misa, el arzobispo hizo una consagración de la arquidiócesis a la Virgen, al cumplirse 125 años como diócesis.
Las misas que prosiguen en la Basílica en el día de la fecha son en los siguientes horarios: 17.30 hs, 18.30 hs., 19.30 hs. y 21.00 hs.